2025 ha sido el año en el que España se quedó a oscuras. El 28 de abril fue un día de fiesta y descanso para muchos, mientras que para otros supuso una pesadilla ante la falta de comunicación y servicios básicos.
Esta fecha histórica ha sido un buen ejemplo del caos que puede generarse cuando algo falla en un mundo hiperconectado, pero no ha sido el único problema. Según Cloudflare, este año se han registrado 174 importantes caídas de internet a nivel mundial.
Por suerte, estas interrupciones no han sido tan significativas como el fallo en el servicio de CrowdStrike que tumbó los sistemas de Microsoft en 2024 y paralizó el mundo, desde aeropuertos hasta hospitales y toda clase de empresas.
Sin embargo, su elevado número vuelve a reflejar una realidad que ya entonces los expertos apuntaron: la gravedad de estas caídas reside en el hecho de que cientos de compañías de todo el mundo dependen de los mismos proveedores.
Este problema sigue vivo y creciendo. En los últimos 12 meses se han bloqueado servicios tan esenciales y populares como Spotify, X, ChatGPT o WhatsApp. Downdetector, la plataforma online que registra estos fallos de servicio, señala como el incidente más grande de 2025 la interrupción de AWS, el servicio en la nube de Amazon que recibió más de 17 millones de reportes. La segunda fue en febrero, cuando PlayStation Network acumuló más de 3,9 millones de informes de fallo en Downdetector.
La última fue el pasado 5 de diciembre, cuando un fallo en el servicio de Cloudflare dejó bloqueadas plataformas como Claude, Fortnite o LinkedIn en todo el mundo durante casi una hora.
Es la muestra más evidente de que la concentración del tráfico de internet en unos pocos proveedores ofrece una mayor eficiencia, pero también implica riesgos. La pregunta ya no es si volverá a ocurrir, sino cuándo sucederá y qué repercusiones tendrá o cuánto tiempo tardará en arreglarse.
En cualquier momento
Una búsqueda rápida de los últimos meses revela algunas de las caídas más importantes, como la que sucedió el 12 de junio. Un fallo en Google Cloud provocó que numerosas plataformas dejasen de funcionar, desde Spotify y Snapchat hasta Discord, pero sobre todo los servicios propios de Google como Gmail. Pocos días después, el 14 de julio, el servicio DNS público de Cloudflare se vio interrumpido durante aproximadamente una hora.
Otra de las fechas clave fue el pasado 16 de octubre, Youtube e Instagram experimentaron una caída global. Menos de una semana después, el 20 de octubre se produce otra fecha señalada, un problema en Amazon Web Services (AWS), más concretamente en su servicio DynamoDB (donde los clientes de AWS almacenan sus datos) provocó la caída de cientos de páginas web.
Esta interrupción duró más de 15 horas y paralizó servicios como la venta de entradas para conciertos y operaciones bancarias. Miles de gamers no podían acceder a juegos tan populares como Fortnite, mientras otros trataban de utilizar herramientas de inteligencia artificial como Perplexity sin éxito.
Entre los afectados por la caída de AWS está la aplicación de mensajería Signal, rival directo de WhatsApp y Telegram. En plena polémica por el fallo, la presidenta de la compañía, Meredith Whittaker afirmó que no tienen otra opción que confiar sus plataformas a AWS: "La concentración de poder en la infraestructura significa que no hay otra opción; prácticamente todo el stock pertenece a tres o cuatro empresas", asegura la directiva.
Whittaker señala que AWS, Microsoft Azure y los servicios en la nube de Google son las únicas opciones viables que Signal puede utilizar para brindar un servicio confiable a escala global, sin invertir miles de millones de dólares en la creación de uno propio.
Los descalabros de la red continúan marcándose en el calendario. Microsoft Azure, el servicio de computación en la nube del gigante tecnológico experimentó una grave interrupción tan solo una semana después de que problemas con AWS afectaran a extensas áreas de internet.
Estantes de servidores en un centro de datos moderno
El 18 de noviembre fue la siguiente, de nuevo causada por la infraestructura de Cloudflare, la misma que pocas semanas después volvía a hacer estragos en la red. El 5 de diciembre, este servidor de internet sufrió otra caída masiva en todo el mundo.
No todas las caídas son producto de un fallo en algunos de estos pilares de la red. El error de PlayStation Network del 7 de febrero de 2025, considerado como la segunda mayor interrupción del año, duró más de 24 horas y la causa habría sido interna, según informa Downdetector.
Cómo funciona internet
Las causas de estos cortes y apagones de servicios pueden ser múltiples y parecer insignificantes, pero las consecuencias son casi siempre el bloqueo de buena parte de la red. Cada uno de estos casos demuestra que internet necesita un plan de respaldo.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo de que internet se ha creado y se sigue desarrollando poniendo todos sus recursos en unas pocas canastas, de las que depende la mayor parte de la red. Cloudflare es uno de ellos.
Esta empresa mantiene las páginas web y el tráfico de usuarios a través de ellas gracias a su extensa red de distribución de contenido (CDR). También ofrece otros servicios como protección contra ataques DDoS y DNS. La rapidez y nivel de seguridad de sus servicios lo han convertido en uno de los más populares, pero a su vez esa omnipresencia implica un riesgo de concentración muy alto.
Informe anual de caídas en 2025
Por ejemplo, Microsoft y AWS vincularon sus interrupciones a problemas relacionados con el DNS, sistema de nombres de dominio, que actúa como la guía telefónica de Internet. Traduce los nombres de dominio (por ejemplo, esespanol.com) en direcciones numéricas de Protocolo de Internet (IP) (por ejemplo, 103.21.244.0).
La dirección IP es como la dirección de casa donde se encuentra un sitio web, y el nombre de dominio es el nombre legible para las personas.
Así, una consulta DNS es como pedir indicaciones para llegar a un lugar, y los registros DNS son la fuente de información veraz sobre lo que existe y dónde. Los registros DNS residen en servidores DNS autorizados y proporcionan información sobre un dominio, como las direcciones IP de los servidores que alojan el contenido y los servicios web en ese dominio. Con esta información, los navegadores de internet saben dónde encontrar un sitio web o una aplicación, para poder mostrarlo a los visitantes mediante HTTP.
Por su parte, Cloudflare rastreó la interrupción del 18 de noviembre hasta un solo archivo. "La causa principal de la interrupción fue un archivo de configuración que se genera automáticamente para gestionar el tráfico de amenazas", declaró Jackie Dutton, portavoz de Cloudflare. "El archivo superó el tamaño esperado de entradas y provocó un fallo en el sistema de software que gestiona el tráfico de varios servicios de Cloudflare".
En otra de las caídas de Cloudflare, la empresa informó 24 horas después de la causa de la que describe como "su peor interrupción desde 2019": un problema en el sistema de gestión de bots. Su función principal es controlar qué rastreadores automatizados tiene permiso para escanear sitios web específicos que utilizan su CDN.
Todos en la misma cesta
El año pasado, Cloudflare informó de que alrededor del 20% de internet opera a través de su red. Además, presta servicio al 35% de las empresas de la lista Fortune 500 y millones de clientes más. Este año, Cloudflare presume de gestionar una media de más de 81 millones de solicitudes HTTP por segundo, cifra que se eleva a más de 129 millones en los momentos de mayor actividad.
Esta dinámica refuerza aún más su posición dominante, ya que cada vez es más difícil y costoso para nuevos competidores entrar en el mercado y ofrecer niveles de protección similares.
Downdetector
Algunos expertos abogan por estrategias de multi-nube, donde las empresas no dependen de un único proveedor para su seguridad y distribución de contenidos, sino que mantienen sistemas redundantes que pueden entrar en funcionamiento si el principal falla.
Sin embargo, la complejidad técnica y el coste económico de mantener estas estructuras duplicadas hacen que esta solución sea inviable para la gran mayoría de los actores de la red.
Todo está conectado en internet y, aún así, todo depende de unos pocos gigantes. Servidores y centros de datos son el pilar de esta gran red digital, pero las consecuencias de un pequeño fallo en estos sistemas se traducen en la caída de cientos de servicios que usan a diario millones de personas en todo el mundo.
