En la madrugada del miércoles 30 de julio en España, un terremoto de magnitud 8,8 frente a las costas del sur de la península rusa de Kamchatka desató la activación de alertas por tsunami en varias zonas del océano Pacífico, como Japón, Estados Unidos, Chile, México o Perú.
Un seísmo con una magnitud de 8,8 y a una profundidad de 18,2 kilómetros sobre el lecho marino, siendo el octavo de mayor magnitud que se ha registrado en el mundo, superado este siglo por el ocurrido en Tohoku (Japón) en el año 2011, que alcanzó los 9,1.
Los servicios de emergencias rusos registraron olas de hasta cuatro metros de altura en las costas del sureste de la península de Kamchatka, una de las zonas de mayor actividad del planeta. Y las olas del tsunami tras el terremoto han llegado a impactar en las costas de Hawái y California (EEUU) o Japón, entre otros.
Una situación que ha provocado evacuaciones masivas en los diferentes países, inundaciones, daños en edificios y hasta víctimas mortales, como fue el caso de una mujer en Japón que cayó por un acantilado con su vehículo.
En la actualidad existe una gran variedad de tecnologías para alertar de estos terremotos, que cuando son potentes y profundos, como el ocurrido en Rusia, pueden provocar un desplazamiento del fondo marino, es decir, tsunamis.
Sensores e IA
Un tsunami es una serie de olas de gran tamaño que se producen por un desplazamiento repentino de una gran masa de agua, llegando a alcanzar una velocidad de miles de kilómetros. Unas olas que pueden superar los 10 metros de altura y provocar destrucción, inundaciones y pérdidas humanas.
Para medirlos y estar prevenidos ante cualquier desastre natural se usan diversas tecnologías, como los sistemas de alerta temprana (SAT), que se componen de protocolos de respuesta y herramientas tecnológicas —como sensores y software especializado— y analizan la climatología en tiempo real.
Centro de vigilancia de terremotos y tsunamis
Una herramienta que sirve para anticiparse, analizar la gravedad de la amenaza y emitir alertas a tiempo para activar una respuesta eficaz, ya sea en forma de mensajes de texto, radio, televisión o de sirenas, como se han podido escuchar en varios de los vídeos surgidos en las últimas horas en redes sociales.
El objetivo de este sistema no es evitar que los tsunamis se produzcan, sino reducir los daños y salvar vidas, pudiendo prepararse y responder de la mejor manera en estas situaciones. Una tecnología que se ha utilizado en esta ocasión en los países que se encuentran en alerta.
Este mismo año se ha presentado y puesto en marcha el sistema de Evaluación Temprana Global en Tiempo Real de Tsunamis (GREAT v1.0), que utiliza algoritmos de inteligencia artificial (IA) y señales acústicas para evaluar en tiempo real el nivel de peligro de tsunami o de un terremoto.
Un sistema que usa ondas sonoras que viajan a través del océano mucho más rápido que los tsunamis y pueden ser detectadas por micrófonos submarinos, denominados hidrófonos. Esta innovación permite analizar el epicentro, la magnitud y la tipología del movimiento para saber si habrá un tsunami y en solo unos segundos.
El sistema de Google para detectar terremotos con smartphones
Los teléfonos inteligentes también se han convertido en una pieza clave de las redes de alerta sísmica distribuidas. En ese sentido, Google ha implementado un sistema para móviles Android que hace que estos teléfonos — que contienen acelerómetros pequeños— funcionen como "mini-sismógrafos" que detectan temblores; y recientemente se ha demostrado su eficacia.
Si el smartphone detecta algo que considere que puede ser un terremoto, envía una señal a los servidores de Google junto con la ubicación aproximada en la que se produjo el temblor. De esta manera, el servidor combina la información de muchos teléfonos para averiguar si se está produciendo un seísmo.
Aviso de terremoto cercano en Android
En caso afirmativo, el usuario recibe una notificación en su móvil en el que se le avisa de un "Terremoto cercano" y al pulsar sobre ella se le muestran consejos sobre los pasos a seguir y se les proporciona información útil.
En el caso del iPhone, el teléfono de Apple cuenta con alertas de emergencia, gubernamentales y de seguridad pública, como avisos sobre condiciones meteorológicas extremas; que se pueden activar a través de los ajustes, en el apartado 'Notificaciones'.
Asimismo, se han ideado diferentes herramientas de inteligencia artificial para el análisis en tiempo real del riesgo y daños, y para paliar los efectos de los terremotos. Una tecnología que se utilizó en labores de rescate en tierra en el terremoto que sacudió a Turquía en 2023.
La IA también puede procesar de forma unificada información de satélites, hidrófonos, boyas, fibra óptica, móviles, drones y bases de datos históricas. Esto permite simular con gran precisión el impacto potencial de un tsunami o terremoto según variables locales, calcular trayectorias y tiempos de llegada de las olas.
Boyas y drones
Desde hace años también se usan tecnologías como los sismógrafos para alertar de tsunamis. Unos instrumentos muy presentes en España que están formados por sensores que se usan para medir los movimientos de la Tierra y, si la magnitud es suficiente para generar un tsunami, emite una alerta.
Los mareógrafos son otra herramienta que se ha utilizado tradicionalmente para medir los cambios en el nivel del mar y son cruciales para calcular los tsunamis. Estos dispositivos pueden registrar la altura de los niveles del agua a lo largo del tiempo y detectar cambios repentinos.
Imagen aérea de las inundaciones provocadas en la región rusa de Sakhalin tras el terremoto
Con los datos recopilados, los científicos pueden determinar el tiempo de llegada, la altura y el período del tsunami. Otra tecnología conocida es el sistema DART, que consiste en unas boyas capaces de detectar cambios de presión en el fondo marino y enviar datos en tiempo real y vía satélite a los centros de emergencia.
Los sistemas DART pueden detectar tsunamis en áreas del océano profundo donde no se pueden instalar mareógrafos tradicionales. En la actualidad también se cuenta con tecnología global de satélite, incluido GPS.
Esta tecnología sirve para medir el desplazamiento del terreno causado por la actividad sísmica y estimar el potencial de generación de tsunamis. Otra innovación es la instalación de sensores de presión, temperatura y aceleración sísmica en cables submarinos.
También son clave los satélites de nueva generación capaces de monitorizar variaciones marinas en tiempo real, y los métodos de detección atmosférica que identifican las perturbaciones creadas por tsunamis antes incluso de que lleguen a tierra.
En Japón, por su parte, también están realizando despliegues piloto con drones autónomos dotados de cámaras y sensores, que patrullan el litoral, emiten advertencias y recogen información en tiempo real para ajustar la alerta y la evacuación.