Muchas de las soluciones para un futuro mejor proceden de nuestros ancestros. De hecho, las civilizaciones antiguas alcanzaron algunos conocimientos que todavía hoy siguen resultando sorprendentes. Es conocida, por ejemplo, la gran resistencia y durabilidad del hormigón romano, que lo hace incluso más fuerte que el actual. Edificios como el Coliseo de Roma o el Teatro Romano de Mérida, en España, tienen dos milenios de antigüedad y todavía están en pie para demostrar las propiedades de un material que sigue siendo una referencia para la construcción contemporánea.

El descubrimiento en los años 70 del siglo pasado de unas ruinas en Dadiwan, China, demostró que una versión inicial y ligera del hormigón era muy anterior. En este yacimiento arqueológico, un equipo de investigadores utilizó las tecnologías más punteras, como la datación por carbono-14, la difracción de rayos X o el microscopio electrónico de barrido (SEM), para concluir que los restos de aquellas casas tenían más de 5.000 años.

También se reveló la composición de este hormigón primigenio, considerado como el más antiguo del mundo: una mezcla de áridos de nuez de jengibre calcinada, arcilla roja y kunkur, un tipo de piedra caliza. El silicato dicálcico (C2S) localizado en los suelos es además uno de los principales elementos del cemento moderno. Basándose en lo encontrado en Dadiwan, ingenieros de Kajima Corporation, una de las empresas más importantes del sector de la construcción en Japón, plantearon desarrollar con técnicas y componentes actuales un hormigón con una vida útil de hasta 10.000 años.

Uno de los muros de bloques de hormigón de la Block Wall House Nendo / Takumi Ota Omicrono

La investigación, en la que participaron instituciones públicas y otras empresas privadas además de Kajima, coincidió con los primeros intentos por producir materiales de construcción negativos en carbono. El resultado final de todo el proceso es CO2-SUICOM, un nuevo tipo de hormigón con el que el estudio japonés de diseño y arquitectura Nendo acaba de construir una de las primeras casas con producción negativa en carbono del mundo.

Hormigón que captura CO2

La idea de buscar nuevas mezclas que conviertan el hormigón en un material sostenible viene de lejos. La segunda sustancia más consumida del planeta después del agua es responsable directo del 8% de los gases de efecto invernadero, y empresas como Partanna o CarbiCrete ya han demostrado que es posible la fabricación de bloques de hormigón capaces de captar CO2 con desechos de otras industrias para ofrecer un producto más resistente y, sobre todo, ecológico. 

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En el caso de CO2-SUICOM, siglas en inglés de "uso de almacenamiento de CO2 para infraestructura mediante materiales de hormigón" y muy similar a la palabra japonesa suikomu, que significa "absorber", es parecido pero tiene su propia composición. En este caso, se añade un aditivo en forma de polvo basado en el silicato dicálcico que ellos llaman γ-C2S, mientras la mitad del cemento se sustituye por subproductos industriales, como las cenizas de carbón o la escoria de alto horno.

Este resultado, en vez de reaccionar con el agua, lo hace con el CO2 del aire para endurecerse. Tras la mezcla, los técnicos de Kajima proponen que el material se sitúe en lugares con altos niveles de dióxido de carbono, desde carreteras hasta centrales térmicas, para que los bloques atrapen el gas en su interior y se endurezcan. 

Piezas de hormigón CO2-SUICOM Kajima Construction Omicrono

 

Sometido a todo tipo de pruebas de laboratorio, el CO2-SUICOM ha demostrado sus insólitas capacidades. Frente a los 288 kg por metro cúbico de emisiones que implica el proceso de fabricación estándar del hormigón, este revolucionario material lo reduce en hasta 197 kg/m3, gracias a los subproductos industriales usados en lugar del cemento. Pero lo mejor son sus propiedades únicas gracias al aditivo, que le permiten capturar unos 109 kg/m3, por lo que el total de emisiones es de -18 kg/m3.

Su primer uso en la construcción, en este caso como encofrado, fue para la fabricación in situ de pilares de puentes de un tramo de la autopista Hanshin (en la prefectura de Osaka, cerca de la ciudad de Fukushima). Además de reducir el 100% del CO2 que habría emitido el hormigón ordinario durante su producción, el resultado final fue de -59 kg de dióxido de carbono por metro cúbico. 

Block Wall House

Con las lecciones aprendidas en las infraestructuras, la primera aplicación residencial del CO2-SUICOM es de hace apenas una semana. Su responsable es el arquitecto Oki Sato, del estudio Nendo, que ha proyectado la Block Wall House como una residencia privada en Karuizawa, una zona rural a unas 3 horas en coche desde Tokio.

Al estar situada junto a una carretera, Sato buscaba "una solución creativa para proteger la intimidad del tráfico y los peatones, al tiempo que se disfrutaba del entorno natural", según su propia página web. Por eso apostó por instalar varios muros de bloques de hormigón para que sirvieran como pantallas filtrantes

Block Wall House, la primera casa construida con hormigón negativo en carbono

Estos bloques, más de 2.000, se fabricaron con CO2-SUICOM, y están escalonados en filas paralelas formando un total de cinco muros de 3 metros de altura. La distribución de la casa está supeditada a esas zonas exteriores, con un espacio habitable diseñado para "rellenar los huecos" entre los muros.

Lo curioso es cómo los arquitectos han calibrado el ángulo de cada bloque para adaptarlo a cada habitación y para garantizar la intimidad en estancias como el dormitorio o el cuarto de baño. Dispuestos en forma de gradiente, estos singulares ladrillos también están situados para ofrecer un ambiente espacioso tanto en el salón como el comedor. El resultado supone un paso decisivo hacia la descarbonización del sector de la construcción.