El calor se ha hecho esperar este año, pero ha irrumpido con fuerza en toda España en esta última semana. Para combatirlo el aire acondicionado es el recurso más habitual y eficaz, pero conlleva un importante gasto en energía y en muchos casos genera gases contaminantes. Por eso, en los últimos años ingenieros, diseñadores y arquitectos buscan materiales y alternativas constructivas que ayuden a aislar los edificios de forma pasiva. Con el objetivo de reducir el consumo energético, han llegado innovaciones como la pintura que aísla tu casa hasta 15 grados o el sistema que ahorra un 40% en aire acondicionado haciendo circular agua por piezas de terracota.

A veces las mejores soluciones tienen las raíces más insospechadas. El de este material se remonta a hace más de 2.000 años, cuando empezaron a utilizarse redes de pequeños anillos metálicos entrelazados para proteger a los guerreros en las cruentas guerras de la época. La cota de malla se convirtió en un complemento indispensable para evitar el filo de las espadas y la punta de las flechas, pero hay quien le ha encontrado otros usos, como Kayne Horsham, el hombre detrás de Kaynemaile: una malla ligera que bloquea eficazmente el 70% del sol y permite que el 80% del aire fluya a través de la cubierta de los edificios, reduciendo la temperatura hasta 12 grados.

Lo más curioso es el origen del invento: Horsham fue el director artístico de Criaturas, Armaduras y Armas de la trilogía de El Señor de los Anillos, y durante el rodaje creó y patentó un proceso de moldeo por inyección para producir en masa cota de malla ligera de policarbonato. Ahora, más de 20 años después, su creación se ha convertido en un elemento habitual en fachadas e interiores gracias a sus propiedades, algo que pretenden reforzar con RE/8. Esta nueva malla, químicamente idéntica a la original y con las mismas propiedades, está fabricada con un polímero de biomasa con un 88% de componentes no basados en combustibles fósiles, lo que reduce significativamente su huella de carbono. 

De dónde viene

Todas las cotas de malla que lucían los enanos, elfos, caballeros y orcos en El Señor de los Anillos fueron fabricadas a mano uniendo 80.000 anillos de polipropileno galvánico recubierto de plata pura. Eso implicó 1.000 horas de trabajo por cada una de ellas, pero permitió que los actores las utilizaran a lo largo del rodaje de toda la trilogía, sin tener que soportar el peso de una auténtica cota de malla, que podía alcanzar más de 10 kilos. El propio Viggo Mortensen, intérprete de Aragorn en las películas, fue el encargado de bautizarla como Kaynemaile en honor a su creador, el diseñador neozelandés Kayne Horsham.

Horsham pasó los seis años posteriores investigando para crear y patentar en 2017 un proceso de moldeo por inyección que le permitía producir en masa esta cota de malla ligera, pero su objetivo no era el mundo del cine y la moda: su cliente iban a ser arquitectos, ingenieros y diseñadores de interiores, ya que el innovador material, disponible en varios colores, tenía numerosas cualidades y podía servir tanto para dividir espacios interiores como para 'aligerar' el exterior de los edificios.

Fachada de un edificio con el sistema de mallas de Kaynemaile Kaynemaile Omicrono

"Comprendí el proceso de diseño y el hecho de que los arquitectos se encuentran en una posición única en la que miran al futuro y quieren entender las tecnologías que pueden ayudarles a llegar hasta allí", ha dicho recientemente Horsham en una entrevista publicada en Fast Company.

En primer lugar, Kaynemaile sorprendió por su ligereza, lo que ha permitido que se use en lugar de chapas o mallas de acero, reduciendo significativamente el coste de los proyectos y el tiempo de instalación de la cubierta. Además, la malla está preparada para resistir los rayos ultravioleta, por lo que no se derrite ni se vuelve quebradiza con el tiempo. Por si fuera poco, es resistente al fuego y, según los análisis de laboratorio, más fuerte que el vidrio. Al ser tan ligero, el material también tiene propiedades cinéticas, y se mueve con el viento produciendo curiosos efectos.

El sistema de malla de Kaynemaile también permite dividir espacios interiores Kaynemaile Omicrono

Como esta historia está llena de casualidades, no podía faltar un nuevo descubrimiento accidental. Durante la instalación de uno de los primeros proyectos que utilizaron Kaynemaile, en un caluroso día en un aparcamiento en Australia, el equipo de la empresa empezó a notar que cuando levantaban partes de la malla la zona se refrescaba notablemente. "Empezamos a tomar lecturas del hormigón y observamos un descenso significativo de la temperatura", explica Horsham. 

Así, después de realizar las pertinentes investigaciones, se descubrió el verdadero potencial de un material capaz de bloquear eficazmente el sol al tiempo que permite que el aire fluya a través de la cubierta. Así, además de cumplir con una función estética en todo tipo de edificios e infraestructuras, puede contribuir a una importante reducción en el gasto energético en climatización

Cómo enfría los edificios

El diseño único del sistema de fachada de malla Kaynemaile permite la entrada de luz natural, pero logra gestionar la ganancia solar pasiva dentro de la envolvente del edificio sin renunciar a la transparencia visual. Y lo hace proporcionando un ambiente térmico agradable incluso en los días con altas temperaturas, gracias a la reducción de la transferencia de calor radiante debida a la luz solar directa.

Los técnicos de la empresa han demostrado que su sistema desvía hasta el 70% de las ondas de luz visible e infrarroja, relacionadas con el sobrecalentamiento cuando se utilizan otros productos, como la malla de acero, que es conductora del calor. Por el contrario, Kaynemaile está fabricada con un material aislante que ofrece un sombreado muy eficaz para controlar la temperatura interior de los edificios y mucho más barato que otros métodos, como los acristalamientos instalados a posteriori.

La malla para edificios Kaynemaile

La estructura de malla tridimensional se mantiene a una temperatura reducida, incluso en pleno verano, ya que una elevada proporción de la superficie de la malla está siempre a la sombra, ayudando a moderar el ambiente térmico interior. Además, al pasar el aire, proporciona un efecto refrescante.

Para muestra, un botón. Este tipo de malla se utilizó en la fachada del aparcamiento de la Universidad de Loma Linda en San Bernardino (California). Allí, con un clima muy cálido y seco, era necesaria una gran protección solar compatible con la circulación del aire. Instalada de forma rápida y sencilla como largas tiras en forma de rejilla, la malla logró reducir la temperatura de la superficie de 40°C a 28°C sin gastar ni un solo vatio

Material reciclable

La última mejora en este sistema ha llegado de la mano de Covestro, líder mundial en la producción de polímeros avanzados. Fruto de su alianza con esta compañía, Horsham ha presentado recientemente RE/8, una malla hecha con Makrolon RE, un nuevo polímero con un 88% de contenido de biomasa que se está utilizando también en productos de la industria sanitaria.

Es una solución "que no supone ninguna interrupción del proceso ni ningún cambio en el rendimiento respecto a los materiales anteriores", según afirma la empresa en su página web." El producto a base de biomasa "es químicamente idéntico en un 100% a su equivalente de combustible fósil, conservando las mismas prestaciones en cuanto a propiedades físicas, mecánicas, térmicas, ópticas, ignífugas y de resistencia a la intemperie".

Detalle de la malla Kaynemaile RE/8 Kaynemaile Omicrono

El objetivo es contribuir a la descarbonización con esta malla reciclable gracias a su composición. Incluso los colores en los que está disponible el Kaynemaile, desde el bronce al verde jade, pueden eliminarse mediante procesos de bajo consumo energético, ya que están hechos a base de carbono. En un futuro próximo, ambas empresas confían en poder llegar a un material 100% reciclable para contribuir a una verdadera economía circular. 

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