El gran desgaste que están sufriendo las tropas rusas lleva consigo la toma de decisiones complicadas por parte del Kremlin. Las armas antitanque enviadas por la OTAN, con España incluida, ya han hecho de las suyas contra los carros de combate más modernos reduciendo considerablemente la capacidad armamentística de superficie. Ahora, casi a la desesperada, Moscú está vaciando sus depósitos de blindados con medio siglo a sus espaldas.

Este es el caso del tanque T-62 que se han dejado ver a bordo de vagones de tren en la estación de Melitopol, zona en el suroeste de Ucrania que actualmente está en manos de Rusia. Esta ubicación se encuentra muy cerca de uno de los frentes de batalla más importantes abiertos tras la invasión y confirma algunos rumores que llevan circulando desde hace semanas, sobre que Moscú iba a desempolvar sus viejos carros de combate y llevarlos donde hicieran falta.

Y es que, desde la época de la Unión Soviética, Rusia cuenta con uno de los arsenales almacenados más grandes de todo el mundo. Los últimos datos arrojan que en sus garajes se encuentran unos 10.000 tanques y 8.500 vehículos blindados de todo tipo, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

De ellos, aproximadamente 2.500 son del modelo T-62 como los que se han dejado ver en el tren. Aunque no se conoce realmente el estado de todos ellos y, teniendo en cuenta su longevidad, lo más probable es que tan solo un número reducido puedan volver al campo de batalla.

El tanque abuelo

El T-62 comenzó su desarrollo en los años 50 con el fin de mejorar a su predecesor, el T-55. Este último había sido el tanque de cabecera soviético durante los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y con la Guerra Fría en ciernes necesitaba de un importante empujón tecnológico.

T-62 en un vagón de tren en 2010 Glenn J. Mason vía Wikimedia

Moscú puso a trabajar a sus diferentes oficinas de diseño y terminaron integrando un nuevo cañón sin estrías internas y que miraba de tú a tú al M60 Patton estadounidense. Para terminar de crear una nueva generación respecto al T-55, el T-62 emplea un casco sensiblemente más largo y ancho y unas orugas diferentes. Debido a esto, una parte muy importante de los componentes son comunes, lo que garantiza una gran disponibilidad de repuestos todavía hoy.

Además de la protección extra del casco, otro de los cambios más importantes estuvo en la elección de motorización. El T-62 montó un propulsor sensiblemente más pequeño a la par que eficiente que sus predecesores.

La producción del tanque comenzó en 1962 y entró en servicio al mismo tiempo que las primeras unidades se iban entregando a los diferentes batallones. En los 8 años siguientes, se estiman que salieron de la cadena de montaje alrededor de 20.000 carros T-62, descendiendo notablemente su producción a partir de ese momento y cerrando la línea en 1975.

Las primeras experiencias en el campo de batalla distaban mucho de la idea original sobre plano. El T-62 original tenía una tasa de disparo baja y ciertos problemas de precisión que no gustaron en Moscú. Por ello, volvieron a revisar el diseño y en los años 80 algunas unidades se actualizaron al T-62M que incluía un motor más potente de 621 cv, un sistema de control de disparo mejorado y más blindaje. Esta variante es la que se ha podido ver a bordo de los trenes en Ucrania.

T62 afgano Davric vía Wikimedia

La munición para esta nueva versión pasó a ser de calibre 115 milímetros con misiles antitanque guiados por láser 9K118 Sheksna. Para ello, empleaba un sistema de visión nocturna que servía de apoyo para el guiado del misil que llegaba a los 4.000 metros de distancia con una energía suficiente como para penetrar 600 milímetros de acero homogéneo.

Más tarde se incluyeron municiones más avanzadas como la Arkan, que empleaba ojivas de alta explosividad con capacidad para perforar 850 milímetros de acero homogéneo entre 100 y 6.000 metros. Este tipo de misiles, además de para abatir a otros tanques, también se podían emplear para derribar helicópteros volando a baja altitud.

En cuanto a especificaciones sobre el terreno, el T-62M cuenta con una velocidad máxima de 45 kilómetros por hora con una autonomía de unos 450 kilómetros, sin contar con posibles tanques externos. Tiene un peso de casi 46 toneladas en orden de marcha y en su interior acomoda a 3 tripulantes.

Además de Rusia, actualmente estos T-62 —en cualquiera de las versiones que posteriormente han ido apareciendo— están presentes en Afganistán, Cuba, Libia, Corea del Norte o Siria, entre otros.

T-62 afganos entrenando

Sustituir a los T-72

Tras el relativo fracaso en el rendimiento del T-62, uno de los grandes éxitos soviéticos llegó de la mano del T-72. Este tanque entró en servicio en 1973 y, desde entonces, ha recibido numerosas actualizaciones y revisiones a lo largo de su dilatada vida. Aunque se ha convertido en el segundo por número de bajas en la invasión a Ucrania.

Sus 41,5 toneladas junto con una longitud de menos de 10 metros —contando cañón— y 3,59 de ancho lo convierten en uno de los más pequeños de su clase. Esto le permite operar en lugares donde otros tanques no pueden y le ha permitido servir de base a otros vehículos como los encargados de disparar bombas termobáricas.

T-72 Vitaly V. Kuzmin

Dispone de blindaje con armadura reactiva y un arma principal de 125 milímetros capaz de disparar misiles antitanque guiados así como municiones explosivas y de dardo. También dispone de ametralladoras como armas secundarias y un motor de 780 caballos que le permiten circular a 60 km/h.

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