La Luna vuelve a ser el destino de una importante misión espacial. La NASA lidera el programa Artemisa junto con la Agencia Espacial Europea (ESA), proyecto en el que participan algunas empresas de España. Pero antes de regresar a su superficie, la Estación Espacial Internacional (ISS) está siendo el campo de pruebas de muchos de los experimentos con los que los astronautas tendrán que sobrevivir allí arriba. 

La misión Artemisa es una de las más complejas hasta el momento. Pretende establecer en el satélite una estación en la puedan vivir un grupo de astronautas. Además de conseguir lo necesario para alimentarse, otro de los problemas que deben resolver los ingenieros de la NASA es cómo trasladar hasta allí todo el material necesario para el grupo de exploradores.

Lo más factible es llevar solo lo imprescindible y reducir al máximo el peso de la nave, fabricando en la Luna todo lo que se pueda. Para ello, desde la agencia espacial estadounidense proponen utilizar una impresora 3D con la que crear in situ algunos de los objetos que necesite la tripulación.

Fabricando con polvo lunar

El proyecto Redwire Regolith Print (RRP), según explican en la propia NASA, se está poniendo a prueba actualmente en la Estación Espacial Internacional donde deberán determinar si los materiales son aptos para las condiciones que presenta el espacio. Pues, esa primera impresora 3D en salir al espacio no se va a utilizar con plástico u otros materiales comunes, sino que tendrá que trabajar con regolito. 

luna 2

El regolito es el término general para designar la capa de materiales no consolidados en la superficie lunar. Se compone de fragmentos de roca, granos de minerales y todos los otros depósitos superficiales que descansan sobre roca sólida inalterada. Esa primera capa de suelo será el material con el que los astronautas pretenden fabricar sus utensilios mediante la impresión 3D.

Una vez más, la ISS sirve de laboratorio para determinar la viabilidad de esta idea. La tripulación de esta estación debe determinar si estos materiales dan como resultado una estructura resistente ante las duras condiciones que presenta el espacio fuera de la Tierra.

Si las conclusiones resultantes de este experimento son positivas, los exploradores podrán imprimir con regolito aquellos objetos que necesiten y no hayan podido transportar en el cohete. Esto supone una reducción del peso del cohete durante el viaje, pero también poder improvisar nuevas soluciones según se presentan necesidades que no han sido previstas con anterioridad.

Aún falta mucho por preparar

No es la primera vez que un equipo de científicos espaciales recurre a esta capa de suelo lunar para generar un bien necesario para la vida humana en el satélite. La ESA presentó hace un año la idea de una planta de producción de oxígeno a partir de materiales presentes en la Luna.

Base Lunar, con paneles solares y producción de comida ESA

El objetivo es aprovechar al máximo los materiales y condiciones del satélite para demostrar que es posible habitar nuevos planetas y no depender tanto de las condiciones terrestres. Al fin y al cabo Artemisa está planteada como una misión de prueba que servirá para diseñar otra misión futura que lleve a los primeros humanos a Marte.

La llegada de nuevos humanos a la Luna se había planteado en un principio para 2024, pero un reciente informe sugiere que el proyecto se retrasaría varios años por problemas en el diseño de los nuevos trajes espaciales. Pruebas como la impresión en 3D con regolito demuestran lo ambiciosa que es esta nueva misión espacial como para prepararla en tan poco tiempo.

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