Las aplicaciones de la inteligencia artificial nunca dejan de sorprendernos. Menos aún cuando vienen de la mano de grandes empresas como Microsoft que poseen los servicios en la nube más potentes del mundo. El último en llegar de la mano de la gigante de Redmond es un proyecto de IA aplicada al reconocimiento de animales en los lugares más recónditos del planeta.

El proyecto se impulsó gracias a Erin Moreland, una zoóloga estadounidense, que formaba parte de un equipo de científicos que estudiaban los animales en Alaska. Su único cometido, junto con el de sus colegas, fue examinar una a una las más de 90.000 fotos en busca de cualquier rastro de la presencia de focas.

Meses de trabajo después, los resultaron arrojaron la visualización de 200 focas y cuando quisieron publicar la investigación, tras el complejo tratamiento de datos, se dieron cuenta de que ya estaba desfasado. Todo esto ocurrió en 2007, cuando la inteligencia artificial todavía era un concepto de ciencia ficción para el común de los mortales.

La IA para rastrear animales

En la actualidad, Erin Moreland y su equipo de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) disponen de unos algoritmos de inteligencia artificial en la nube de Microsoft que permiten la monitorización del comportamiento de las ballenas beluga, las focas del hielo y osos polares, entre otros.

Erin Moreland, derecha, al lado de una aeronave NOAA Omicrono

"En el ámbito de la conservación de la vida silvestre, hay muchos científicos haciendo tareas aburridas, revisando imágenes y audios. El equipo en remoto nos permite recopilar todo tipo de datos, pero los científicos tienen que averiguar cómo utilizar esos datos", declaró Moreland en una conferencia sobre inteligencia artificial de Microsoft.

El reto principal reto que tuvieron que solucionar los ingenieros y desarrolladores fue el relativo al reconocimiento de animales. Si bien existen muchos algoritmos ya creados para reconocer personas, en le terreno animal no se había nada hecho. Y mucho menos uno que se pudiera aplicar al reconocimiento de fotografías aéreas.

Misma imagen con focas antes (izquierda) y después (derecha) de aplicar inteligencia artificial NOAA Omicrono

El análisis de los 20 TB de datos del estudio se trasladó a Azure, la nube de Microsoft, y desde ahí se comenzó a trabajar. De esta forma, y gracias a los cientos de miles de patrones que habían creado anteriormente otros científicos del NOAA, se pudieron entrenar prototipos de inteligencia artificial para reconocer qué fotografías y grabaciones contenían mamíferos y cuáles no.

A las fotografías que el equipo de Moreland toma desde un avión turbohélice se aplicará el algoritmo de inteligencia artificial que permite escanear, clasificar imágenes y producir un recuento poblacional de las focas de hielo y osos polares.

Foca franjeada NOAA Omicrono

En una línea muy similar está trabajando Manuel Castellote, también científico de la NOAA, con animales marinos. Su trabajo consiste en la colocación de micrófonos en lugares estratégicos para controlar la población de belugas. Empleará otro algoritmo de inteligencia artificial adaptado para distinguir entre los sonidos que hacen las belugas de otros animales o ruidos provocados por la naturaleza o por los humanos.

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