¿Odias la alta resolución? ¿Quieres un formato difícil de usar y de reproducir pero con encanto? ¿Quieres saber cómo era la tecnología puntera de la década de los 1920? Buenas noticias para ti, entonces, porque VinylVideo ha vuelto.

Los discos de vinilo están viviendo una segunda juventud, décadas después de su mejor momento; los entusiastas han levantado un mercado muerto, buscando nuevos y viejos lanzamientos al estilo más clásico. Hay quien lo hace porque prefiere el tipo de sonido que sale de un tocadiscos; para otras personas es un simple amor por el formato y por lo que representaba en su momento.

Si los vinilos sirven para el sonido, ¿por qué no para el vídeo?

En la era digital, un formato consistente en un gran disco negro por el que circula una aguja es deliciosamente analógico. Pero, ¿y si pudiésemos disfrutar de este formato para algo más que escuchar canciones? Eso es lo que se le ocurrió a John Logie Baird a finales de los 20; el resultado fue el formato Phonovision que, por si no os habéis enterado, no usó nadie.

Pero la idea nunca llegó a morir; a finales de los 90 nació el sistema VinylVideo, inspirado en esa tecnología para guardar vídeo en discos de vinilo. Como bien sabéis, en un disco de vinilo se graban surcos en forma de ondas, que la aguja registra y el tocadiscos interpreta.

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El sistema VinylVideo funciona de manera similar, pero interpretando vídeo en vez de sonido; en los surcos se graba una señal en estéreo. Por lo tanto, la gran diferencia radica más en el decodificador que interpreta esa señal que en el disco o el tocadiscos en sí. De hecho, para reproducir un vídeo en vinilo nos basta con tener un tocadiscos (es recomendable que sea bueno y con aguja de diamante) y un televisor con entradas de vídeo.

Cómo se ve un vídeo en vinilo

El resto del trabajo lo hace el convertidor, como el que el fabricante vienés Supersense ofrece en su tienda, especializada en todo lo relacionado con el sonido retro. Se llama simplemente “VinylVideo Converter”, y hace exactamente eso por unos 178 €.

Cuenta con una entrada jack de audio de 3,5 mm, por la que conectamos el tocadiscos; las salidas pueden ser de vídeo compuesto o incluso HDMI, por lo que podemos conectarlo a un televisor moderno si queremos. Aunque claro, la gracia sería completarlo con un televisor de tubo.

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El resultado, como ha publicado el canal de Youtube Techmoan, no te dejará con la boca abierta precisamente, al menos no por su calidad. Podríamos pensar que, como los discos de vinilo ofrecen un sonido diferente, más profundo, esas características también pasarían al vídeo.

Pero no. A diferencia del sonido analógico, el vídeo analógico tiene pocas ventajas respecto a los formatos digitales que disfrutamos hoy en día; y mucho menos con la calidad que es capaz de almacenar un disco cualquiera. Sin embargo, no deja de ser una curiosidad que no nos extrañaría ver en ciertos círculos.

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