Las criptomonedas, a pesar de que no tienen una regulación específica para ellas en España, tributan, por lo que hay que declararlas como y, en caso de estar en números negros (es decir, siempre y cuando hayamos ganado algo), tendremos que pagar los impuestos correspondientes. Pero ahora Hacienda ha aclarado una cuestión y, además, tendremos que pagar también impuestos como si se tratase de beneficios.

Normalmente, las ganancias de criptomonedas no tributan hasta que vendes. Es decir, si tu has comprado 1 Bitcoin a 10 000 euros y sube a 20 000, no tendrás que pagar los impuestos hasta que decidas cambiar ese Bitcoin por dinero fiduciario (es decir, dinero real).

En el momento en el que tu vendas las criptomonedas, es cuando tendrás que sumar esa ganancia al año fiscal en el que te encuentras (es decir, en la renta del año siguiente). Por supuesto, si la venta produce pérdidas, no tendrás que pagar nada (de hecho, si tienes pérdidas y ganancias, a esas ganancias tendrás que pagarle las pérdidas, por lo que pagarás menos impuestos).

Tendrás que pagar impuestos si intercambias criptomonedas

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No obstante, lo que ha aclarado Hacienda ahora es que, si compramos una criptomoneda con otra en vez de con dinero fiduciario, tendremos que pagar impuestos. Vamos a poner un ejemplo donde lo vemos muy claro: compramos 1 Bitcoin a 100 euros, sube a 200 y con ese Bitcoin compramos una ICO, pero no con dinero real, sino con la criptomoneda que ya tenemos. En el momento de la venta, para Hacienda es como si estuviesemos cambiando ese Bitcoin de 200 euros por dinero real, y luego ese dinero de nuevo por la otra criptomoneda. Por lo tanto, tenemos que registrar esas ganancias de 200 euros.

El intercambio de critomonedas se considera ‘permuta’ y tiene que tributar como renta positiva o negativa

Y es totalmente injusto, pues podemos tributar las ganancias en 2017 y luego en 2018 resulta que la ICO da pérdidas. No solo habremos perdido los 200 euros, sino que además habremos perdido los impuestos pagados por una ganancia que nunca hemos percibido. Es decir, perdemos más dinero del invertido. Imagina ahora si en vez de 200 euros pierdes 20 000, ya no es solo el palo de pérdida, sino de los impuestos. Esta tributación se debería realizar cuando realmente hayamos transformado las criptomonedas a dinero real, y no antes.

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