Existen pocos mercados más fluctuantes que el de las memorias, con precios que suben y bajan de la noche a la mañana; y eso afecta a todos los productos basados en ellas, desde la memoria RAM de nuestros smartphones hasta los SSDs de nuestros ordenadores.

La situación es tan peliaguda, que los problemas de producción de una sola fábrica pueden tener consecuencias mundiales; en definitiva, que no es el mejor momento para sufrir un apagón, como le ha ocurrido a Samsung.

La producción de memorias NAND recibe un duro golpe

El percance ocurrió en una fábrica de Samsung en Pyeongtaek , Corea del Sur, y la verdad es que no duró mucho; Digitimes reporta que el apagón fue “breve”, de apenas media hora. Sin embargo, cuando tratamos de componentes electrónicos tan susceptibles como las memorias, no hace falta mucho tiempo para estropearlas.

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Las consecuencias de que “se vaya la luz” en la fábrica han sido desastrosas; se calcula que entre 5.000 y 60.000 obleas de chips fueron dañadas durante la media hora que duró el apagón. Estas obleas estaban destinadas a la producción de chips de memoria NAND, los usados en SSDs.

Los chips se fabrican en grandes obleas, planchas de metal semiconductor que son grabadas con los circuitos diseñados por el fabricante; de estas obleas se dividen, se prueban y se clasifican los chips. El proceso de fabricación no es 100% fiable, y suele dar lugar a una cierta cantidad de chips defectuosos; las pruebas determinan hasta qué punto se han dañado los chips, y si pueden funcionar.

Los fabricantes tienen en cuenta este proceso, y diseñan las obleas de tal manera que los chips “defectuosos” puedan venderse como modelos de gama baja, con partes desactivadas de fábrica.

¿Cómo afectará este apagón a los precios de los SSD?

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Aún no está claro hasta qué punto el apagón afectó a las miles de obleas que se estaban fabricando en ese momento, pero tiene mala pinta. Para hacernos una idea del impacto que ha tenido, la cantidad de obleas dañadas supone el 11% de toda la producción de Samsung para el mes de marzo.

En otras palabras, supone perder de golpe el 3,5% de toda la producción de chips de memoria. Y no afectará sólo a Samsung, ya que otros fabricantes también usan estos chips para sus productos. En cualquier otro sector, estas no serían cifras catastróficas; pero en uno con tanta demanda y que depende tanto de una producción constante, la cosa puede ser diferente.

En el peor de los casos, esto se puede traducir en una subida de precios en los SSDs y otros dispositivos que usan memorias NAND, como las memorias flash. Aún es pronto para elucubrar, y sin duda el mercado intentará compensar esta pérdida de otra manera.

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