La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que está muy presente en la vida diaria a través de diferentes dispositivos, como altavoces inteligentes. Sin embargo, con el paso del tiempo han ido surgiendo nuevos y sorprendentes usos para la IA, como una capaz de reducir Alicia en el País de las Maravillas a un único párrafo u otra hecha en España para saber por qué llora un bebé. En esta ocasión, unos científicos han ido un paso más allá y han creado un algoritmo que traduce los gruñidos de los cerdos.

Unos investigadores de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, han desarrollado una inteligencia artificial que puede traducir los gruñidos de los cerdos para conocer sus emociones. Una tecnología que se podría utilizar principalmente para controlar de forma automática el bienestar de estos animales y mejorar sus tratamientos.

"Hemos entrenado a la inteligencia artificial para decodificar gruñidos de cerdo. Ahora sólo necesitamos a alguien que quiera desarrollar el algoritmo en una aplicación que puedan utilizar los granjeros para mejorar el bienestar de sus animales", ha señalado la doctora Elodie Briefer, experta en comunicación animal y la persona que ha dirigido el estudio de la Universidad.

Clasificar las emociones

Para entrenar a la inteligencia artificial para que pudiera aprender si los cerdos estaban experimentando emociones como la felicidad, el miedo o la angustia, los científicos utilizaron grabaciones de audio y datos de comportamientos de estos animales en diferentes situaciones. En total, el algoritmo analió 7.000 grabaciones de audio de 411 cerdos.

La inteligencia artificial puede clasificar las emociones de los cerdos. Unsplash Omicrono

La gran mayoría de las grabaciones procedían de cerdos que vivían en granjas, mientras que otras lo hacían de recintos experimentales que provocaban diferentes estímulos en los animales, como al darles juguetes, comida u objetos desconocidos para que los explorasen.

Tras analizar los audios, la inteligencia artificial clasificó las emociones en dos: positivas y negativas. Las emociones positivas estaban relacionadas con la felicidad, como ser amamantados por sus madres, correr o acurrucarse con otros cerdos; mientras que las negativas se relacionaron directamente con el miedo o el estrés.

Más estudios

Una de las claves se encuentra en la duración y frecuencia de los gruñidos, ya que los más breves y de baja frecuencia coincidieron con emociones positivas; mientras que los más largos y agudos implicaban desde peleas hasta encierros o aislamientos.

"Demostramos que los sonidos de los animales nos proveen de grandes descubrimientos sobre sus emociones y que el algoritmo puede ser utilizado para decodificar y entender mejor las emociones de los cerdos. Esto supone un paso importante para mejorar el bienestar animal", ha dicho Elodie Briefer. Aun así, han señalado que aún hacen falta más estudios para seguir conociendo más sobre el comportamiento y los estímulos que influyen directamente en las emociones que experimentan los cerdos.

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