El reconocimiento facial ha dejado de ser una tecnología futurista para convertirse en algo muy real, y ya usado por empresas y gobiernos para identificar y registrar el movimiento de personas.

En algunos casos, como en China, el uso de esta tecnología en conjunción con inmensas bases de datos ha levantado la polémica; el temor es que la expansión del reconocimiento facial permita un férreo control de la ciudadanía, como ocurre con el llamado "crédito social".

Si esto es posible es gracias a los grandes avances en Inteligencia Artificial y el uso de la nube para los cómputos necesarios, en vez de depender del hardware disponible en el sitio. Gracias a eso, cualquier cámara moderna es capaz de identificar a una persona con un alto grado de fiabilidad.

Una máscara para luchar contra el reconocimiento facial

Pero eso no significa que el reconocimiento facial sea perfecto, o que no pueda ser engañado. En ocasiones, un simple cambio es suficiente para confundir a los sistemas; además, depender en exclusiva de esta tecnología puede dar lugar a agujeros de seguridad muy simples, como han demostrado investigadores de la firma Kneron, especializada en Inteligencia Artificial.

A diferencia de otros métodos para saltarse el reconocimiento facial, el invento de estos investigadores es mucho más simple: una máscara extremadamente realista, basada en la cara de otra persona.

Máscara contra reconocimiento facial Kneron

La máscara, que fue creada en Japón, es algo más que un cartón con una foto pegada; es tridimensional e intenta imitar las facciones de la persona por la que nos queremos hacernos pasar. Aunque elementos como las arrugas son ignorados en el escáner, partes de la cara como los pómulos o el tamaño de la nariz son imitados.

Eso es suficiente para engañar a muchas de las cámaras con reconocimiento facial presentes en todo el mundo, según el equipo.

Para demostrarlo, usaron sistemas de pagos que en China usan reconocimiento facial, como AliPay o We Chat; también consiguieron engañar a los sistemas integrados en las estaciones de tren y en los aeropuertos.

Funciona en aeropuertos, pero no con Face ID

En sistemas no tan avanzados, como los del aeropuerto de Schiphol en los Países Bajos, ni siquiera les hizo falta la máscara: una simple foto en una pantalla de un móvil fue suficiente para engañar al sistema.

Curiosamente, donde no tuvieron tanto éxito es en sistemas que usamos a diario, como el reconocimiento facial de Face ID en los iPhone y los sistemas integrados en móviles Huawei. El sistema desarrollado por la propia Kneron también impidió el acceso.

En esos casos, ambos móviles se negaron a desbloquearse con la máscara, ya que no se fijan sólo en la imagen de nuestra cara, sino también en pequeños detalles de nuestras facciones gracias a los escáneres integrados.

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