En España estamos casi acostumbrados a ver tecnologías hasta ahora reservadas a la ciencia ficción hacerse realidad, como las pantallas transparentes o incluso mascarillas con ventiladores. Pero el mejor ejemplo de ello lo ostenta esta pantalla holográfica de Sony, ya que usa la tecnología holográfica como punto de partida para venderse.

La Spatial Reality Display es una pantalla holográfica con tanta potencia que en ninguna imagen o vídeo podremos mostrarla con todo su esplendor. No obstante, Sony quiere asegurarnos a todos que sus increíbles capacidades justifican un precio no apto para mortales: 5.000 dólares.

Porque pese a que estemos hablando de tecnología holográfica, no dejamos de presenciarla en una pantalla 4K de 15.6 pulgadas que supera en precio a prácticamente todas sus 'competidoras'. Pero ¿por qué?

La pantalla holográfica de Sony

La pregunta se hace obvia. ¿Qué tan buena es esta pantalla para justificar esos 5.000 dólares de precio? Sony usa en este panel imágenes estereoscópicas en 3D que, a efectos prácticos, emula ante nuestros ojos lo que harían unas gafas de realidad virtual: mostrar contenidos en tres dimensiones.

Esta pantalla externa no está orientada a todos ni mucho menos; la promesa de mostrar esta clase de contenidos se vuelve todavía más interesante con la apuesta de Sony por creadores de contenido y diseñadores gráficos. Un sector que se vería ampliamente beneficiado por esta tecnología, y que en parte explica ese sobrecoste.

Sony explica, según The Vergeque la pantalla está equipada con una serie de algoritmos en tiempo real que ayudan a la pantalla, tal y como podemos ver en el vídeo, a mostrar la información en combinación con cámaras de seguimiento de nuestros ojos. Según nos movemos para mirar el dispositivo, el objeto mostrado en tres dimensiones girará como si fuera un modelo 3D.

¿Merece la pena?

Hololens de Microsoft.

La tecnología holográfica tiene un gran problema. Si bien su concepto está magnificado gracias en parte a la ciencia ficción, sus aplicaciones en el mundo real no se diferencian demasiado de las de unas gafas en realidad virtual. Es decir, que un equipo sustancialmente más barato podría realizar las mismas tareas que un dispositivo equipado con esta tecnología, o al menos, parecidas.

De hecho incluso en el terreno de la realidad aumentada podemos ver algo así. Las famosas HoloLens de Microsoft son un gran ejemplo de esto, y además, se pueden comprar en países como España. Si a esto le sumamos el prohibitivo coste de 5.000 dólares, la Spatial Reality Display queda algo coja frente a algunas de sus alternativas directas, incluso aunque esta sea más impresionante que sus competidoras.