Enaire y el ministerio de transportes han confirmado el cierre del espacio aéreo del Aeropuerto Adolfo Suárez, debido a la posible presencia de drones en las inmediaciones. Una medida que puede parecer extrema, pero que está apoyada por estudios sobre las consecuencias de posibles impactos entre drones y aviones.

Es algo que nos puede parecer extraño, especialmente si comparamos el tamaño de un dron convencional con el de un avión; el primero lo podemos coger con una mano, y el segundo es prácticamente un edificio con alas. Y sin embargo, los drones son más peligrosos de lo que podríamos pensar.

En los últimos años los drones se han convertido en uno de los regalos (o auto-regalos) estrella, especialmente para los aficionados a las nuevas tecnologías. La velocidad con la que se han adoptado estos aparatos contrasta con la lentitud de los legisladores en reconocerlos como una posible amenaza.

El peligro de los drones

El efecto que puede tener el impacto de un dron contra un avión puede ser catastrófico. Es algo que ya han demostrado varios estudios, aunque el más influyente fue el de la Universidad de Dayton, en Ohio, que en 2018 publicó los resultados de sus experimentos, aunque fueron posteriormente puntualizados.

Los investigadores usaron uno de los drones más populares del momento, el DJI Phantom 2; uno de los modelos más vendidos y que aún es muy popular entre la afición. El dron fue lanzado contra el ala de un avión, concretamente un Mooney M20; una avioneta de uso personal, pero construida de la misma manera que aviones de pasajeros más grandes. Para simular lo que pasaría si el dron impactase contra un avión en el momento del despegue o el aterrizaje, fue lanzado a una velocidad de 383 km/h.



Aunque el estudio fue publicado, y en el vídeo a continuación se pueden ver las consecuencias, del choque entre las máquinas, DJI alegó que las condiciones no eran reales. Por un lado se forzó el dron a ir a más velocidad de la que alcanzaría normalmente y, por otro lado, el avión alcanzó una velocidad que podría llevar a una altura a la que no podría cruzarse con ese modelo de dron. La Universidad de Dayton acabó dando la razón a la empresa.

Pese a que las condiciones no son realistas, el efecto es sorprendente: el dron parece salir mejor parado que el ala del avión, que sufre serios daños en su estructura, hasta el punto de que su integridad se vería comprometida.

Multas cuantiosas

En España, no fue hasta el pasado 2019 que llegó la llamada "ley de drones", que se establecieron reglas concretas para estos aparatos, que hasta entonces seguían reglas que no estaban pensadas para ellos. Es esta ley la que impone nuevos límites para los drones en zonas cercanas a aeropuertos.

Concretamente, está prohibido volar drones a una distancia inferior a los 8 kilómetros de un aeropuerto; esto se suma a otras "zonas aéreas controladas", en las que tampoco está permitido el uso de drones. La mera presencia de un dron es suficiente para cerrar el espacio aéreo de un aeropuerto, como ha demostrado el Aeropuerto de Barajas.

Dado que el piloto del dron podría ser culpable no solo de afectar seriamente al funcionamiento normal del aeropuerto, sino también de poner en peligro la vida de cientos de personas, podría enfrentarse a multas que alcanzarían los 225.000 €. Esa es la cantidad máxima que contempla la ley, mientras que la cantidad mínima de la multa sería de 300 €.