El smartphone. El ordenador. El cajero. La consola de videojuegos. El reloj inteligente. El televisor. Todo, absolutamente todos los dispositivos que te rodean se basan en lo mismo: chips de silicio. Mejores que los que fueron diseñados hace décadas, por supuesto, pero al fin y al cabo, es lo mismo.

Eso también implica que todos los fabricantes tienen los mismos límites. Incluso los superordenadores más potentes del planeta los tienen. Pero eso puede cambiar, y todo gracias a la computación cuántica.

Como su nombre indica, la computación cuántica se basa en la mecánica cuántica, y por lo tanto funciona de manera completamente diferente a la computación convencional, basándose en la manera en la que las partículas se comportan a nivel subatómico.

El ordenador cuántico de Google da un paso de gigante

Para comprender mejor porqué esto es importante, recordemos cómo funciona un chip normal: con "bits", unidades que pueden estar en dos estados: "apagado" o "encendido", o como seguramente habrás leído más de una vez, 0 y 1 respectivamente.

Un chip cuántico no usa bits, sino "cúbits", o bits cuánticos, que no tienen necesariamente que estar asociados a un bit "físico". Lo interesante es que los cúbits no solo pueden tomar valores de 0 y 1, sino que también pueden permanecer en un estado de superposición cuántica, el resultado de esos dos valores al mismo tiempo.

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Recordemos al famoso gato de Schrödinger; no sabemos si está vivo o muerto hasta que abrimos la caja, pero esa misma acción puede provocar que viva o muera. En el caso de un cúbit, es algo similar: puede contar con ambos valores al mismo tiempo, hasta que "miramos" el valor y lo comprobamos.

La cantidad de posibilidades que abre un sistema cuántico es inmensa, y seguramente no las comprenderemos del todo hasta dentro de muchos años. De hecho, todos los proyectos de ordenadores cuánticos están en su infancia, pese a llevar tantos años en desarrollo.

Y es que todos los ordenadores cuánticos desarrollados hasta ahora eran inferiores a los ordenadores convencionales. Eso demuestra hasta qué punto es difícil desarrollar y experimentar con estos sistemas. Hasta ahora.

Después de algunos rumores, finalmente hoy la revista Nature ha publicado los resultados del estudio de Google, que afirma que ha obtenido la buscada supremacía cuántica.

Qué es la supremacía cuántica

La supremacía cuántica se produce cuando un ordenador cuántico es capaz de hacer algo que un ordenador convencional no puede. Es decir, el mismo momento en el que un programa o cálculo esté fuera del alcance de un chip normal, y que pueda ser ejecutado por un ordenador cuántico.

Google afirma que ha conseguido eso con Sycamore, un nuevo chip cuántico que consiguió realizar una computación en 200 segundos; un cálculo que tardaría 10.000 años con el superordenador más rápido del mundo.

Google considera que eso es suficiente para considerar que se ha alcanzado la supremacía cuántica; aunque tiene sus detractores. Su gran rival en el desarrollo de chips cuánticos, IBM, criticó antes de la publicación oficial del estudio que el cálculo que realizó el chip de Google fue diseñado específicamente para que fuera difícil para un chip convencional, y por lo tanto tiene poca utilidad real.

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Aún así, este estudio ha servido para reavivar la conversación sobre la supremacía cuántica; y la sensación es que estamos a las puertas de una nueva era en la historia de la informática.

Los ordenadores cuánticos pueden suponer un salto de varios órdenes de magnitud en computación; de repente, sería posible realizar cálculos que hoy en día son imposibles. Es cierto que aún quedan muchos desafíos, como la necesidad de programar pensando en este tipo de ordenadores, así como las exigencias que tienen (los cúbits tienen que estar a temperaturas cercanas al cero absoluto). Los secretos del universo pueden estar a nuestro alcance con semejante capacidad de computación, y todo empezó aquí.

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