Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania, la zona del mar Báltico se ha convertido en una de las más complejas desde el punto de vista geoestratégico. Ahí convergen Rusia, Bielorrusia y varios países de la OTAN con una elevada capacidad militar desplegada. En el escenario aéreo y desde hace unos meses, miles de tripulaciones de vuelos comerciales han ido reportando fallos provocados en sus GPS creados por sistemas que se encuadran dentro de la conocida como guerra electrónica.

El jamming —interferencia, en su traducción directa al castellano— es ya un elemento más en la región báltica para los pilotos. Según recoge el medio británico The Guardian, más de 2.300 vuelos de Ryanair, 1.400 de Wizz Air y 82 de British Airways han reportado incidencias relacionadas con "interferencias en el GPS" desde el pasado agosto.

En otro informe que recoge The Sun, unas 46.000 aeronaves han registrado problemas con el GPS en el mar Báltico y en el mismo periodo. Buena parte de la navegación aérea moderna basa sus rutas en el posicionamiento empleando el GPS, como estándar mundial con amplia cobertura y capacidad, aunque en ningún momento existe un riesgo.

"La aviación es una de las formas más seguras de viajar en avión y existen varios protocolos de seguridad para proteger los sistemas de navegación en los aviones comerciales", ha declarado Glenn Bradleym, jefe de operaciones de vuelo de la Autoridad de Aviación Civil británica a The Guardian. "La interferencia del GPS no afecta directamente a la navegación de una aeronave y, si bien es un problema conocido, esto no significa que una aeronave haya sido bloqueada deliberadamente"

El pasado mes de marzo, el Gobierno de Reino Unido confirmó que una aeronave de la Royal Air Force del país que llevaba al secretario de defensa, Grant Shapps, experimentó un bloqueo del GPS mientras volaba cerca de Kaliningrado. Un enclave ruso bañado por las aguas del mar Báltico.

Airbus A310 despegando Pedro Aragão / Wikimedia

"En los últimos años ha habido un aumento en las interferencias intermitentes del GPS que ha afectado a todas las aerolíneas", ha afirmado un portavoz de la aerolínea irlandesa Ryanair. "Los aviones de Ryanair cuentan con múltiples sistemas para identificar la ubicación del avión, incluido el GPS".

Cuando una tripulación, independientemente de la aerolínea o del modelo de avión, detecta que alguno de los sistemas de localización no funciona, existen procedimientos preestablecidos y entrenados para que rápidamente cambien el método.

Jammingspoofing

La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Agencia de Seguridad Aérea de la UE (EASA) celebraron una cumbre en enero para tratar el tema. Se centraron fundamentalmente en las interferencias y en el spoofing (suplantación), otro método de guerra electrónica que envía información falsa al sistema GPS de las aeronaves para hacerlas creer que se encuentran en otras coordenadas.

En la cumbre, la EASA informó de un fuerte incremente en el número de ataques. Este tipo de vectores de guerra electrónica suelen emplearse para confundir a algunos modelos de misiles que también cuentan con sistemas de navegación basados en GPS para llegar a su objetivo.

Más allá del geoposicionamiento satelital, las aeronaves comerciales —de pasajeros y carga— cuentan con el denominado INS (Inertial Navigation System o Sistema de Navegación Inercial) que es independiente de cualquier conexión con el exterior. Éste INS emplea una serie giróscopos, sensores de movimiento y computadores para que el avión es capaz de volar por sus propios medios.

De hecho, este sistema era el que empleaban algunas aeronaves en los vuelos transoceánicos cuando el GPS no existía o su uso estaba muy limitado. No proporciona un nivel de precisión igual que la que proporciona un geoposicionamiento satelital, pero es más que suficiente para la navegación aérea.