A la carrera por fabricar misiles hipersónicos capaces de viajar y maniobrar más rápido que nunca le sigue otra competición todavía más ajustada: crear sistemas capaces de repeler estos ataques. Varias empresas de España participan en proyectos a nivel internacional que poco a poco van revelando capacidades mientras que en Estados Unidos el impulso a este tipo de tecnología forma parte de sus planes de defensa a muy corto plazo.

De esta forma, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa —más conocido como DARPA— acaba de respaldarse en la compañía estadounidense Boeing para liderar la prueba de vuelo del interceptor hipersónico Glide Breaker. Este último desarrollo es uno de los más prometedores de cuantos el Departamento de Defensa del país norteamericano tiene en su poder y todo apunta a que será un pilar clave en su estrategia antihipersónica.

Boeing, por tanto, se encargará de desarrollar y probar las tecnologías del citado Glide Breaker como parte de un proyecto de 4 años de duración. "Realizará análisis computacional de dinámica de fluidos, pruebas en túnel de viento y evaluación de los efectos de la interacción aerodinámica del sistema durante las pruebas de vuelo".

Interceptor hipersónico Aquila MBDA

"Los vehículos hipersónicos se encuentran entre las amenazas más peligrosas y de rápida evolución que enfrenta la seguridad nacional", ha declarado Gil Griffin, director ejecutivo de Boeing Phantom Works Advanced Weapons, un departamento de la compañía dedicado a los trabajos más avanzados. "Nos estamos centrando en la comprensión tecnológica necesaria para desarrollar aún más las capacidades contrahipersónicas de nuestra nación y defendernos de futuras amenazas".

Interceptando hipersónicos

La tecnología antiaérea actualmente disponible se centra en una serie de amenazas muy conocidas que apenas esconden secretos para las cúpulas en servicio. Pero la llegada del nuevo armamento hipersónico ha producido una auténtica revolución que necesita de contramedidas efectivas.

El programa Glide Breaker (algo así como Rompe-planeo, en español) se enfoca en crear tecnologías críticas y un prototipo que pueda interceptar vehículos hipersónicos antes de que comiencen a realizar las maniobras evasivas y se conviertan en una amenaza prácticamente imposible de detener. Y es que, la capacidad para cambiar de dirección cuando el misil viaja a más de 6.000 kilómetros por hora es el principal factor diferenciador.

Tal y como comentó el mayor Nathan Greiner, director del programa en DARPA, estos interceptores están destinados a ofrecer defensa antimisiles regional en áreas donde están desplegadas tropas y recursos estadounidenses. Como el área del Indo-Pacífico, que es actualmente la principal área de desarrollo hipersónico para Estados Unidos.

Figura de misil hipersónico Raytheon

Mientras que el Glide Breaker se sumerge de lleno en esta segunda fase con 68 millones de euros de presupuesto, en la primera parte del programa los ingenieros se centraron en desarrollar y demostrar un sistema de control de actitud y desvío. Gracias a ello el interceptor puede maniobrar para derribar la amenaza. DARPA concedió a Northrop Grumman 11 millones de euros y Aerojet Rocketdyne —que también trabaja en la propulsión del cohete SLS de las misiones Artemis— 10 millones.

"La fase 1 del Glide Breaker desarrolló la tecnología de propulsión necesaria para lograr derribar amenazas hipersónicas altamente maniobrables", señaló Greiner el pasado diciembre, cuando se finalizaron los trabajos de esta primera fase. "La fase 2 del programa desarrollará la comprensión técnica de las aeronaves [interceptoras] para permitir el diseño de sistemas de control de propulsión para un futuro vehículo de destrucción".

Por el momento y de forma oficial, Rusia es el único país del mundo que ya ha probado armamento hipersónico en el campo de batalla. La invasión de Ucrania ha sido el escenario real para lanzar misiles Kinzhal (Daga, en español) lanzados desde el aire y con un rango de acción de 2.000 kilómetros. Más preocupantes son los Zircon, que el Kremlin ya dijo a finales de agosto que los tenían listos para su despliegue a bordo de submarinos y que podrían lanzarse desde prácticamente cualquier lugar del planeta.

Propuestas españolas

La Comisión Europea aprobó el pasado agosto el proyecto HYDIS (Hypersonic Defence Interceptor Study) que coordina la compañia MBDA y cuya rama española participará en el desarrollo. El objetivo de este sistema es estudiar varios conceptos de interceptores y avanzar en su tecnología. "El dominio extendido de la defensa aérea plantea desafíos cada vez mayores con amenazas complejas y de rápido crecimiento, como [la capacidad de] maniobrar misiles balísticos, misiles de crucero hipersónicos y vehículos de planeo hipersónicos", señalan desde la propia empresa paneuropea.

Misil interceptor hipersónico Aquila

Para llevar a cabo este programa, MBDA se ha basado en su misil interceptor tradicional Aster para convertirlo en Aquila, presentado en julio en el Salón Aeronáutico de París. Aquila "propone los conceptos de interceptor antihipersónico más valiosos para las naciones europeas", señalaron.

Aunque todavía sin datos oficiales, el Aster se ha consolidado como uno de los misiles interceptores más modernos y avanzados del mundo. Tiene una masa de 450 kilogramos en el momento de lanzamiento, 5 metros de longitud, 100 km de autonomía y una velocidad máxima subhipersónica de 4,5 veces la del sonido (5.555 km/h).

El pasado mayo, eligió a la empresa española SMS —formada por Escribano, Sener Aeroespacial, Instalaza y GMV— para coordinar el proyecto HYDEF, el otro gran pilar de los sistemas antihipersónicos europeos. Este proyecto es el que más ADN español tiene y presentaron su propuesta en mayo de un sistema antiaéreo completo capaz de repeler ataques con armas hipersónicas.

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