La inteligencia artificial ha progresado tanto en los dos últimos años que incluso uno de sus padrinos se muestra arrepentido por la tarea que llevó a cabo hace 40 años. Hablamos de Geoffrey Hinton (77 años), uno de los grandes críticos de su propia creación algorítmica.
Este científico computacional recibió junto a su compañero David Hopfield, precisamente, el premio Nobel de Física 2024 por ser figuras clave en el avance de la inteligencia artificial.
Sin embargo, Hinton ha dado un giro de 180 grados, ya que en 2023 dimitió como vicepresidente de ingeniería de Google, pasando a adoptar una visión apocalíptica sobre la principal tecnología del siglo XXI.
¿Desarrollarán sentimientos?
En una entrevista en The Diary of a CEO ha alertado de que en este punto de su vida prefiere "no pensar en lo que podría pasar con la superinteligencia porque podría ser horrible". Sin embargo, sí se ve en la obligación de informar de los riesgos que supone para la sociedad.
En concreto, ha afirmado que es la primera vez que "tenemos que lidiar con cosas más inteligentes que nosotros".
Sostiene que no encuentra ninguna razón que impida a las "máquinas ser conscientes y tener sentimientos", fulminando el argumento de que tiene menos creatividad que la población de carne y hueso.
El científico británico ha señalado algunos ámbitos en los que un desarrollo descontrolado de la tecnología computacional podría ser casi definitivo para la especie y acercarnos "al final".
En primer lugar, sostiene que ya es posible construir armas autónomas letales, por lo que "los países grandes invadirán a los pequeños".
Además, como también avisan otras eminencias, uno de los grandes desafíos es el encaje del empleo con la irrupción de herramientas que pueden realizar tareas históricamente humanas.
Hinton apuesta por que reemplazará el "trabajo intelectual mundano" y muchas profesiones requerirán de mucha menos gente, provocando que el sentido vital de los trabajadores se diluya, ya que "la dignidad de muchas personas está intrínsecamente ligada a su trabajo".
En otro apartado de la conversación con Steven Bartlett, ha reflexionado sobre sus inicios, expresando incluso tristeza por haber contribuido al fenómeno actual. "No teníamos idea de que esto iba a suceder tan rápido, pero siento el "deber" de hablar sobre los riesgos.
Obesión laboral
Asimismo, se arrepiente de haber destinado gran parte de su tiempo al trabajo y al desarrollo de la IA durante su juventud y no haber dedicado el tiempo suficiente a su familia.
El padrino de la inteligencia artificial, tras abrirse en canal, sentencia con una reflexión realmente inquietante sobre el futuro de la humanidad: "Hay tantas formas en las que la superinteligencia podría deshacerse de nosotros que no vale la pena especular", asegura.