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La compañía tecnológica Tesla es una de las empresas más exitosas del mundo. No solo por el dinero que genera, sino por el gran valor intrínseco de marca que ha generado en los últimos años de la mano del excéntrico y mundialmente conocido Elon Musk.

No obstante, no es oro todo lo que reluce, ya que hay trabajadores que también optan por abandonar la tecnológica para cuidar su salud mental y para alejarse del yugo del CEO de la red social X, uno de los personajes más controvertidos actualmente por sus posicionamientos políticos.

Trae Cervantes, que trabajó como técnico de ingeniería en la gigafactoría de Tesla en el estado de Nevada, renunció en marzo tras siete años en el puesto porque la figura de Musk le provocaba una gran incomodidad. "Empecé a sentir vergüenza de decir dónde trabajaba", confesó. 

"Promesas vacías"

En una entrevista publicada por el medio estadounidense Business Insider, este trabajador, que llegó a ser director de equipo dentro de la compañía, ha explicado que, cuando el magnate comenzó a invertir dinero en política, empezó a sospechar.

Previamente, Musk ya había demostrado con alguna de sus polémicas acciones que era el amo total de Tesla y que existía un culto a la personalidad del multimillonario. 

Culto a su personalidad

"Recuerdo cuando fumó marihuana en el programa de Joe Rogan, y luego vi un montón de camisetas con referencias a eso en la Gigafactoría", narra Cervantes.

"Empecé a investigar activamente su historial, y el de la empresa. El precio de las acciones y cómo estábamos generando dinero… Nada tenía sentido. Hubo promesas vacías que no se han cumplido, como la conducción autónoma total o el coche eléctrico de bajo coste", desveló en la entrevista

El punto de inflexión tuvo lugar cuando Musk, en uno de sus primeros discursos como miembro de la Ejecutiva de la Administración Trump, hizo un gesto bastante parecido al saludo nazi.

"Cuando levantó el brazo e hizo ese saludo nazi, me sentí asqueado", revela. Además, comentó la situación con sus compañeros, familia y amigos para decidir definitivamente que renunciaba en marzo de 2025.

"Muchos de mis amigos estaban entusiasmados de que dejara la empresa. Cambié mi foto de perfil en Teams por un meme de Musk y me marché". Aunque admite que estaba contento con la empresa, por la oportunidad, el trato y la experiencia adquirida en los últimos años.

De hecho, cuenta que antes de aterrizar en Tesla su vida estaba empantanada y marcada por un cúmulo de desgracias, entre ellas un arresto por conducir ebrio.

Entonces, cuando consiguió el empleo, aunque tuviera que trabajar duro, sintió que le trataban bien y que estaba ganando más dinero que nunca. Pero lo más importante para él, a la hora de tomar la decisión final, fue hacer lo que le "ayuda a dormir tranquilo por la noche".

Actualmente, Elon Musk se encuentra en uno de sus peores momentos. Hace un mes Trump y él separaron sus caminos entre un fuerte cruce de acusaciones, lo que significa que el empresario ha naufragado completamente en su efímera pero intensa aventura política.