El nombre de Chris Young seguramente no les suene de nada, pero es el hombre que puede hacer ganar más poder, inmunidad y millones a Elon Musk. Poco conocido fuera de los círculos políticos y empresariales, está jugando un papel clave en una maniobra que podría transformar la regulación financiera en Estados Unidos. Aunque su figura ha permanecido en gran medida oculta, la relevancia de su influencia es ahora innegable.
Asesor político de Musk y miembro activo del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Young tiene la misión de debilitar una de las agencias reguladoras más importantes del país: la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), que es precisamente el organismo encargado de vigilar las actividades de empresas como Tesla y X, dos de los mayores activos del multimillonario.
Lo que más llama la atención es el salario que Young recibe por su trabajo: un millón de dólares anuales, una remuneración que supera con creces lo que cualquier empleado público gana en el país. Esta situación ha desatado fuertes críticas sobre los conflictos de interés que podrían estar en juego y quién saldría perdiendo. Con la sombra de la corrupción sobrevolando la figura de Musk, la polémica está servida.
Un estratega político con vínculos profundos
Chris Young no es un extraño en los pasillos del poder. Con 36 años, ha sido parte activa de la maquinaria política republicana y cuenta con un extenso historial en la industria farmacéutica. Antes de ser reclutado por Musk, fue vicepresidente de la Asociación de Investigación y Fabricantes Farmacéuticos, y también trabajó en el Comité Nacional Republicano. En los últimos años, Young se ha involucrado en la campaña de Musk, desempeñando el cargo de tesorero del comité de acción política, el cual recaudó más de 250 millones de dólares para apoyar la candidatura de Donald Trump.
El vínculo de Young con Musk es tan cercano que ha trabajado en diversas entidades ligadas al magnate. Una de ellas es Europa 100 LLC, una empresa de Musk que se ha utilizado para una variedad de operaciones, incluyendo el pago de servicios personales para la familia y la financiación de campañas políticas.
La sombra del conflicto de intereses
La tarea que Young desempeña en DOGE tiene implicaciones directas para la supervivencia de la CFPB. Esta agencia, creada tras la crisis de 2008, ha sido fundamental en la protección de los consumidores frente a prácticas abusivas de las instituciones financieras. Pero en los últimos meses, tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, se ha convertido en un objetivo claro para los intereses políticos y empresariales de figuras como Musk, que consideran a la agencia un obstáculo para sus modelos de negocio.
El propio Elon ha pedido abiertamente la eliminación de la misma, calificándola de "duplicada" y obsoleta. En febrero de este año, cuando la administración Trump intentó dar un golpe súbito a la agencia, Young fue asignado para trabajar en su sede. Apenas dos días después, él y otros asesores de DOGE tuvieron acceso a todos los sistemas internos de la agencia. En ese momento, Musk publicó un mensaje en X que decía "CFPB RIP", con un emoji de una lápida, dejando claro su deseo de ver desaparecer la institución.
El 11 y 12 de febrero, según varias filtraciones de Propublica, Young fue incluido en comunicaciones internas que discutían despidos masivos, cancelación de contratos clave y posibles transferencias de fondos del Tesoro. La relación entre Young y los eventos que ocurrieron en esos días se ha tachado de violación ética y sin precedentes a la imparcialidad que deberían tener todos los empleados gubernamentales.
La regulación de Tesla y X en manos del gobierno
Son precisamente dos compañías de Musk, Tesla y X, las que estaban siendo vigiladas más de cerca por la CFPB. Tesla, como fabricante de vehículos eléctricos, ofrece diferentes tipos de préstamos para la compra de coches a través de su propia red de financiación. Esto coloca a la compañía bajo el escrutinio de agencia para garantizar que los consumidores no sean engañados ni explotados en el proceso de adquisición del crédito.
Por otro lado, X, anteriormente Twitter, que Musk adquirió en 2022, ha comenzado a expandir sus operaciones más allá de las redes sociales.
Recientemente, la compañía anunció una colaboración con Visa para ofrecer pagos móviles, lo que la coloca dentro del ámbito de regulación de la CFPB. Esto es especialmente relevante, ya que la agencia supervisa las empresas que proporcionan servicios financieros y, al involucrarse en el manejo de pagos electrónicos, X entra en una nueva categoría de servicios que cae bajo su jurisdicción.
Musk, al centrar todos sus esfuerzos en disminuir el poder de la CFPB, vio una oportunidad clave al colocar a Young en una posición estratégica. Los intereses de Tesla y X se verían beneficiados de manera directa si se implementan cambios legislativos o administrativos que debiliten la agencia.
Sin embargo, la presencia de Young en este proceso plantea serias dudas sobre la validez de las reformas, ya que el gobierno parece estar favoreciendo a las grandes corporaciones tecnológicas en detrimento de los intereses de los ciudadanos.
La ética en la administración pública
No han sido pocas las críticas que han rodeado a la figura de Young y a su papel en el engranaje gubernamental. Miembros del Partido Demócrata en la Cámara de Representantes han expresado su alarma por la incursión del DOGE en la CFPB. El congresista Brendan Boyle calificó la situación como “una amenaza para los consumidores estadounidenses”, señalando que la CFPB ha ahorrado a los usuarios más de 20.000 millones de dólares.
Por otro lado, el exsecretario de Trabajo Robert Reich también ha criticado las acciones del DOGE, indicando que “la llegada de Young a la CFPB pone en riesgo la privacidad y seguridad financiera de los estadounidenses”.
Más allá de la política, también los expertos en ética han puesto el grito en el cielo. Claire Finkelstein, directora del Centro de Ética y Estado de Derecho de la Universidad de Pensilvania, no tiene dudas al respecto: "Musk claramente tiene un conflicto de intereses y debería desestimarse la presencia de Young en su puesto".
Además, algunas organizaciones de defensa del consumidor, como la Consumer Federation of America, también han advertido que estas acciones podrían desproteger a los usuarios y beneficiar a las grandes corporaciones financieras.
El caso de Chris Young pone una pregunta sobre la mesa: ¿quién defiende los intereses del ciudadano cuando el poder empresarial y político se entrelazan de manera tan evidente, y cuando son los magnates los que, de facto, toman las riendas del gobierno?
Mientras Elon Musk avanza con su estrategia para consolidar aún más su influencia en las estructuras del poder -pero intentando cada vez parecerlo menos-, el papel de Young, con su sueldo millonario y su capacidad para moldear decisiones cruciales para las empresas de su jefe, se convierte en un símbolo del creciente dominio de las grandes corporaciones sobre las instituciones públicas en Estados Unidos.