Tras varios meses con España cerrada prácticamente a cal y canto, la necesidad de ocio con amigos y familia fuera de las paredes de casa es una tarea casi terapéutica.

Antes del confinamiento no nos dábamos cuenta de lo afortunados que éramos gozando de plena libertad de movimiento y de las actividades que cualquier gran ciudad nos proporcionaba.

Con el regreso a la 'nueva normalidad', todos los establecimientos se han tenido que adaptar a la nueva situación de seguridad sanitaria. Buenos ejemplos son  ayuda tecnológica a los hoteles, los códigos QR para mostrar la carta en restaurantes o la adaptación de estos para incluso permitir  hacer el pedido desde nuestro smartphone. Los negocios de ocio también han tenido que dar una vuelta de tuerca más a la higiene y al distanciamento social para ir abriendo las puertas poco a poco.

Adaptándose a la 'nueva normalidad'

Un buen ejemplo es el de Zero Latency, sin duda uno de los lugares más divertidos de Madrid si nos apasionan los videojuegos y experimentar con nuevas tecnologías en nuestra piel; algo que hemos podido probar en nuestras carnes con una visita reciente.

Niño con unas gafas de realidad virtual. @jeshoots en Unsplash Omicrono

Zero Latency es una empresa de entretenimiento que emplea la realidad virtual para experiencias fuera de lo común, como enrolarnos en cuerpos militares de universos futuristas o como último reducto humano en plena invasión zombie. La combinación perfecta de inmersión en una ficción sin perder de vista lo verdaderamente importante: disparar.

Este tipo de plataformas no son nuevas pero su propuesta se ha convertido en un pequeño oasis de tecnología gamer de última generación en la capital del reino. Ahora reconvertido en lugar de peregrinación para librarnos del estrés de estos últimos meses de encierro por todo lo alto. Eso sí, sin olvidarnos de las medidas de higiene.

Realidad virtual contra el estrés

"Lo primero es el gel hidroalcohólico". Nos recibe Quique, un exjugador profesional de videojuegos que ahora hace de maestro de ceremonias en Zero Latency. Nos señala el bote dispuesto justo en la entrada y, tras el frotado concienzudo, pasamos frente al mostrador. Nos registramos en el sistema en poco más de dos minutos, elegimos el juego Singularity, uno de los que hay disponibles, y pasamos a la zona de briefing.

Bote de gel en Zero Latency Izan González Omicrono

En esta sala ya podemos intuir cómo será el equipamiento: auriculares, gafas de realidad virtual y una mochila un tanto peculiar. Pero antes de nada, la obligada pregunta sobre cómo se han adaptado a estos nuevos tiempos. "Ahora ponemos mucho más empeño en la limpieza de los equipos. Somos conscientes de que los jugadores suelen sudar mucho cuando lo llevan puesto". Prácticamente todos los artilugios que requiere el juego están pegados al cuerpo del usuario y el sudor se adherirá a las superficies

La limpieza, nos cuenta, se realiza con sustancias químicas específicas y han ideado un sistema de etiquetas para que todo el staff sepa cuándo un equipo está saneado o no. "Si ponemos este indicador verde en la posición horizontal es que el equipo está listo. En cambio, si está colocado en vertical necesita una limpieza". Así de un vistazo pueden ver los que que pueden usarse y los que están todavía pendientes de un repaso higiénico.

Tras el mostrador de Zero Latency Izan González Omicrono

El segundo pilar sobre el que se sustenta la reapertura es en la reducción de grupos. Al igual que ha ocurrido con otros establecimientos, la limpieza entre tandas de usuarios debe llevarse con más mimo que hace unos meses. "Hemos reducido a la mitad el número de sesiones disponibles al día, con el fin de poder limpiar mejor los equipos".

La afluencia de público a lo largo de un día es, por tanto, un 50% en caso de llenarse las sesiones. "La gente sigue viniendo, hemos lanzado varias promociones por internet con buenos descuentos para reactivarnos". Los fines de semana, afirma Quique, suelen llenar todas las sesiones. Por lo que sería interesante reservar si queremos acudir.

Equipación de Zero Latency limpia Izan González Omicrono

"También desinfectamos todas las instalaciones con una mezcla de alcohol y agua. Por si la gente se sienta en los sillones, toca cualquier superficie...". Básicamente las mismas medidas que cualquier otra empresa está tomando para poder ofrecer sus servicios.

Distancia de seguridad

Otra de las grandes medidas que han realizado en Zero Latency es en la política de proximidad del juego. Una vez con la equipación puesta y arma en ristre, el juego vela por nuestra seguridad mostrando un pequeño radar cuando un usuario se acerca demasiado a otro. El equipo ha afinado esta alarma y ahora se encenderá un poco antes para respetar en todo momento la separación interpersonal reglamentaria.

Equipación de Zero Latency lista para utilizarse Izan González Omicrono

Finalizada la precisa explicación sobre el funcionamiento general del juego y los diferentes tipos de disparo que proporciona el arma futurista, queda la acción. El juego transcurre en una nave espacial y debemos ir pasando pruebas hasta llegar al final. El modo de juego es un clásico deatchmatch -un todos contra todos en el que podemos morir todas las veces que queramos y resucitaremos- y la máquina ajusta la dificultad al número de jugadores en la partida.

Quique en el briefing Izan González Omicrono

Llegar invicto tras el primer par de pantallas es prácticamente imposible sin olvidarnos de unos efectos visuales que nos hacen meternos de lleno en el personaje. Por ejemplo, existen varios desniveles virtuales que harán replantearnos si de verdad estamos bajando por esa rampa o no. O cuando hay que caminar sobre una pasarela muy estrecha. El miedo a caerse y la sensación de movimiento están absolutamente bien conseguidas. Una experiencia de realidad virtual muy bien lograda gracias a las gafas, los auriculares con micrófono para comunicarnos con el equipo y una mochila que es, en realidad, un ordenador de HP con especificaciones de gama alta.

Juego Singularity

Destacamos nuevamente el papel de Quique en los consejos que va dando sobre cómo afrontar el ataque enemigo y la coordinación. El juego, desde que nos enfundamos las gafas, tiene aproximadamente una duración de 30 minutos (en la modalidad elegida) que realmente parecen poco más de 10. Prueba inequívoca de lo entretenido que es. Terminado el juego y con el equipamiento descolgado, termina la aventura igual que comenzó. Con gel hidroalcóholico en las manos.

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