El Starhopper, el prototipo de SpaceX diseñado para probar el despegue y aterrizaje vertical, ha completado la última de sus pruebas. A partir de ahora, empieza lo difícil, el desarrollo de una nave usando lo aprendido, capaz de llevar a astronautas a Marte.

Desde el principio sabíamos que la vida útil del Starhopper iba a ser reducida. Al fin y al cabo, no es ni un cohete completo, sólo tiene la parte inferior; con eso no se puede hacer mucho, más allá de su misión principal: comprobar los nuevos sistemas de despegue y aterrizaje.

Y según Elon Musk, CEO de SpaceX, lo ha hecho a la perfección. Las últimas pruebas se retrasaron, pero finalmente el prototipo pudo pegar su último "salto"; de hecho, el nombre Starhopper viene de "hop", "saltar", porque es capaz de despegar, mantenerse un momento flotando en el aire, y aterrizar.

SpaceX cumple la primera parte del plan para llegar a Marte

La última prueba, realizada anoche (a las 5 de la tarde hora local), fue especial no solo por ser la última. También tenía como objetivo la mayor altura alcanzada por el Starhopper, que hasta ahora estaba limitado a un par de decenas de metros. En esta ocasión, la limitación era de 150 metros, impuesta por las autoridades estadounidenses.

El Starhopper despegó sin dificultades, se mantuvo a esa distancia de la Tierra durante unos segundos, y bajó. El aterrizaje se produjo en un lugar diferente al aterrizaje, a apenas unos metros. Todo pareció ir sobre la seda, a diferencia la ocasión anterior, en la que el cohete se vio envuelto en una bola de fuego. Además, esta última prueba fue retrasada un día, después de que el lanzamiento del 26 de agosto se cancelase literalmente en el último segundo, presumiblemente por un problema en la ignición del motor.

Se dio así fin al proyecto Starhopper. Lo aprendido en estas pruebas será usado para crear la Starship, la nave que será capaz de llevar a hasta 100 personas a Marte en cada viaje.

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