La imagen de la Vía Lactea que se enseña en colegios e institutos es fácilmente reconocible: un disco plano con un centro en el que hay un agujero negro sobre el que orbitan sistemas solares como el nuestro.

Pero como suele ocurrir, esa imagen simplificada no cuenta toda la historia. El universo es tridimensional, y como tal también tenemos que tener en cuenta lo que hay "arriba" y "abajo". Ahora, un equipo de investigadores ha conseguido crear un modelo tridimensional de la Vía Láctea, y de paso ha revelado la verdadera complejidad de nuestra galaxia.

Porque en realidad, la Vía Láctea no es un simple disco plano, sino que está algo retorcida y deformada, especialmente cerca de los bordes del disco. Es algo que ya se había elucubrado antes, pero hasta ahora esta es la mejor prueba de ello.

Cómo se creó el mapa 3D de la Vía Láctea

Para demostrar que la Vía Láctea es algo más que un "disco", los investigadores de la Universidad de Varsovia, Polonia, tuvieron que completar el trabajo de mapeado más ambicioso, representando distancias de cientos de años luz.

Para ello, en vez de analizar la posición de cada sistema solar, se fijaron en un tipo de estrella concreta, las llamadas "cefeidas". Estas estrellas producen una luz pulsante en un periodo concreto; y además, es una luz muy potente, pueden ser entre 100 a 100.000 veces más luminosas que nuestro Sol. Es por eso que suelen ser usadas para medir distancias en el espacio.

El equipo se aprovechó de esto para determinar la posición de 2.431 estrellas cefeidas, situadas a lo largo de toda la galaxia. Algo que no hubiera sido posible sin el OGLE (Optical Gravitational Lensing Experiment), un proyecto y telescopio que han conseguido mapear la mayor cantidad de estrellas cefeidas hasta ahora.

La posición de estos puntos es lo que les dio la imagen que buscaban, la de un disco algo retorcido en tres dimensiones, pero ¿por qué es así? La verdad es que este no es un fenómeno raro en el universo: conforme pasa el tiempo, es normal que las estrellas más viejas pierdan la órbita, sobre todo si están en las capas más externas del disco.

Lo llamativo en el caso de la Vía Láctea es que esta deformación está afectando a estrellas jóvenes. Eso supone un quebradero de cabeza, aunque ya hay algunas teorías, como la que indica que el disco exterior de la galaxia podría estar retrasándose un poco en su órbita, pero que la atracción gravitacional del disco interno sea los suficientemente grande como para seguir afectándole. Eso puede provocar esa extraña forma de "S", pero probablemente sabremos más conforme se obtengan más datos.