Los avances en robótica sirven para algo más que para que tu pedido de Amazon llegue antes. El gran potencial está en el desarrollo de prótesis que parezcan naturales y funcionen como las extremidades reales; pero incluso aunque cumplan esas exigencias, no son aptas para el uso diario.

Porque hay algo que todas estas prótesis no pueden imitar: el tacto. Alguien que use un brazo mecánico puede volver a vivir una vida relativamente normal, pero nunca será lo mismo sin el sentido del tacto. No es una simple cuestión emocional: el tacto cumple una función muy importante en nuestras extremidades, ofreciendo información vital.

Cuando coges una botella, instintivamente sabes si tienes que seguir apretando la mano o si la fuerza que estás ejerciendo es suficiente para que no se te escape entre los dedos, por ejemplo. Es algo en lo que no pensamos en nuestro día a día, y que sólo revela su importancia cuando lo perdemos. Ahora un estudio de científicos de la Universidad de Utah puede haber dado un gran paso para recuperar el sentido del tacto, incluso aunque hayamos perdido el brazo.

Brazos protésicos que devuelven el tacto usando nuevos electrodos

Lo han conseguido con un nuevo brazo protésico, llamado LUKE, y el desarrollo de un nuevo tipo de "electrodo inclinado", que sirve como puente entre la prótesis y los nervios sensoriales y motores del brazo. Incluso aunque perdamos un brazo, estos nervios siguen funcionando hasta el muñón, y pueden dar la sensación del "miembro fantasma".

Los científicos han aprovechado esto para conectar la prótesis directamente a los nervios usando estos nuevos electrodos. Eso supone pasar por una ardua operación quirúrgica que implica unir cientos de electrodos con cada nervio.

University of Utah

Estos electrodos son capaces de registrar las corrientes provenientes de los nervios, así como estimularlos. En otras palabras, pueden recibir "órdenes" para mover la prótesis, y esta a su vez puede enviar información que registre a los nervios. Lo importante es que, gracias a esta innovación, el sistema es capaz de estimular fibras nerviosas de manera muy selectiva; gracias a esto es posible registrar y enviar señales sensoriales y motoras muy específicas. Es por eso que sus creadores han llamado LUKE a este brazo, en honor a Luke Skywalker de la Guerra de las Galaxias, que también usaba una prótesis desde el final de la segunda película.

Aunque este no es el primer proyecto que afirma haber creado un brazo protésico que "siente", sí que es la primera vez que se consigue semejante precisión, y abre la puerta a que en el futuro, un brazo protésico se sienta exactamente igual al natural.

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