El Panda es un dispositivo para hackear el coche y sacarle el máximo partido.

George Hotz, mejor conocido como geohot en Internet, es uno de los hackers más famosos del planeta. En su haber tiene hazañas como ser el primero en desbloquear un iPhone para saltarse las limitaciones de la plataforma de Apple.

También fue el que consiguió saltarse las duras medidas de seguridad de Sony, facilitando la ejecución de juegos piratas en la Playstation 3. Varios años y varias demandas judiciales después, George Hotz sigue buscándole las cosquillas a los poderosos.

Geohot ahora va a por los coches

Lo último que hizo fue crear comma.ai, un sistema autónomo que podía instalarse en cualquier coche; un sistema que él mismo probó en su vehículo para que fuese aprendiendo de su propia conducción. En vez de depender de las pruebas del fabricante, su sistema puede aprender de cómo conducimos para mejorar.

Eso no le hizo ninguna gracia a las autoridades. El organismo de seguridad vial de EEUU le advirtió de que su sistema podría ser legal si empezaba a venderlo como tenía previsto; así que Hotz decidió liberarlo para que cualquiera lo implementase en su coche.

Hoy George Hotz ha vuelto, esta vez con un producto que espera que no moleste a nadie: un dispositivo para hackear el coche. No cualquier coche, el nuestro, claro.

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La mayoría de los coches cuentan con un puerto OBD (diagnóstico a bordo); está pensado para que el servicio técnico pueda conectarse al coche y comprobar los problemas que pueda tener. Pero como es normal, hay gente que lo usa con otros motivos diferentes.

Panda, un dispositivo para hackear el coche

El Panda es un dispositivo que se conecta a ese puerto OBD para permitirnos sacar el máximo partido a nuestro coche. Por si solo no hace nada, sólo nos permite obtener y usar la información generada por el coche; es en conjunción con otros dispositivos y aplicaciones cuando revela su potencial. Para ello cuenta con una conexión USB y otra WiFi, y el software que usa es open-source.

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Por ejemplo, Hotz lo demostró con una app llamada Chffr (en iOS y en Android), que se encarga de registrar tu conducción. En conjunción con un móvil que coloquemos en el parabrisas, puede servir para demostrar porqué no tenemos la culpa en un accidente, por ejemplo; puede mostrar cómo de fuerte frenamos, qué movimientos de volante hicimos, y todo lo demás.

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Para interpretar esos datos, está Cabana, otra app que nos permite realmente aprovechar esos datos brutos. Por ejemplo, si queremos aprender cómo sacarle el máximo rendimiento al motor, en qué marchas cambiar, o cómo ahorrar combustible.

Los datos que consiga Panda depende mucho de cada vehículo; además no todo el mundo se pondrá a “jugar” con esos datos. El Panda cuesta 88 dólares, y probablemente será muy útil para los entusiastas de los coches.

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