La guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto una nueva realidad en los conflictos modernos: la amenaza omnipresente de los drones. Este cambio de paradigma ha provocado una carrera en la industria de la defensa para desarrollar sistemas capaces de neutralizarlos.
En este contexto, la empresa española Escribano Mechanical & Engineering (EM&E Group) se ha posicionado como un actor clave, desarrollando soluciones integrales que ya operan en escenarios complejos.
Nicolás Garnica de Juan, jefe del proyecto de sistemas antidrones de la compañía, explica a EL ESPAÑOL las claves de su tecnología, el auge del sector y los futuros desarrollos que marcarán la diferencia en el campo de batalla. “Los sistemas antidrones (C-UAS) son toda una prioridad en ámbitos militares y civiles”, reconoce.
En España, EM&E Group trabaja en UTE con Indra, y con la colaboración con la industria nacional, en el sistema ARACNE, una solución completa que combina sensores (radar, radiofrecuencia y electroópticos) y neutralizadores (inhibidores y estaciones de armas) integrados en un sistema de mando y control.
"Esta solución puede desplegarse en sistemas fijos o móviles y ha sido elegida por las Fuerzas Armadas españolas, quienes recibirán 14 unidades de estos sistemas antidrones (7 estáticos y 7 móviles)", puntualiza Garnica de Juan.
El responsable explica que "llevan el liderazgo del proyecto", que tiene dos configuraciones: una táctica y una móvil. "Es una colaboración entre la industria nacional para sacar lo mejor de cada casa”.
En este marco, EM&E aporta "productos nuestros como la estación de armas Guardian 2.0 y la cámara electroóptica OTEOS HD", mientras que empresas como Indra, TRC o ART contribuyen “en el ámbito de los radares, sistemas RF o guerra electrónica”.
Estación de armas Guardian 2.0
Asimismo, destaca además que "fuera de ARACNE, tenemos otros proyectos en los que implementamos, además de nuestras estaciones y electroóptica, nuestra experiencia en integración de vehículos y nuestro software de mando y control, colaborando con otros proveedores, preferiblemente nacionales”.
Las capacidades de EM&E en materia C-UAS son totalmente flexibles y pueden integrarse con distintas soluciones para dar lugar a un sistema antidrón completo.
En este sentido, asegura que ““Mucha gente ofrece productos antidrones, pero pocos ofrecen un producto completo". "Creo que ahí es donde nos diferenciamos, al menos en el ámbito europeo”.
“Nuestra solución es la más completa porque cubrimos tanto lo que llaman soft-kill (guerra electrónica, efectores no cinéticos) como hard-kill (estaciones de armas, munición guiada). Esta capacidad dual nos permite ofrecer un producto altamente configurable que se puede adaptar a cualquier requerimiento que haga un país o un ejército”, subraya el jefe del proyecto de sistemas antidrones de EM&E Group.
"Asimetría de costes"
Actualmente, uno de los grandes problemas que afronta la industria es la "asimetría de costes", usar un misil de 100.000 euros como el Mistral para derribar un dron que cuesta poco más de unos cientos de euros, es todo un desafío.
"Nuestro sistema permite no solo detectar, sino también identificar qué tipo de amenaza es y, en base a eso, valorar cómo enfrentarse a ella. Puedes empezar irradiando con un inhibidor y, si no consigues derribarlo, pasar a la siguiente capa defensiva, que sería una estación de armas o incluso otro dron kamikaze. Nosotros lo que ofrecemos son todas esas capas defensivas en una misma solución", afirma.
La compañía también está desarrollando otros muchos proyectos como la integración de Inteligencia Artificial en nuestras cámaras para la clasificación automática de amenazas. “Estamos con lo último en tecnología de cálculo balístico para mejorar la eficacia y combatir esa asimetría de costes".
Además, "con nuestra unidad de robótica y vehículos terrestres no tripulados (UGV), que se llama Aunav, estamos integrando sensórica móvil. La idea es alejar los sensores, como un radar, del personal, porque un sensor que emite radiación es un objetivo muy fácil. Alejar el peligro de la gente es la prioridad número uno”, asegura Garnica de Juan.
En el ámbito civil
En el ámbito civil sí que implementamos nuestra electroóptica y nuestros sistemas de mando y control (C2). "Aunque nuestro foco es militar, ahora con la modernización del SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior) sí que se pide una parte de capacidad antidron. Se ha visto que se estaban usando muchos drones para el tema del narcotráfico y otras actividades ilícitas, así que sí estamos trabajando en ese ámbito", indica este experto antidrones.
EM&E Group trabaja en soluciones que combinan inhibidores y detección avanzada para contrarrestar drones en espacios donde el derribo físico no es viable, como en las ciudades. La tecnología dual (militar y civil) amplía el mercado potencial y su relevancia.
Más allá del ámbito militar, los sistemas antidrones tienen usos civiles de calado: protección de infraestructuras críticas (centrales, aeropuertos) y vigilancia en entornos urbanos sensibles (por ejemplo, La Moncloa o La Zarzuela).
El E-CUAS
A nivel internacional, EM&E Group refuerza su posición en el sector de defensa participando en el gran proyecto europeo antidrones E-CUAS, una iniciativa destinada a desarrollar capacidades avanzadas para la detección y neutralización de aeronaves no tripuladas.
La compañía también ha tomado parte en los ejercicios de interoperabilidad C-UAS TIE (Technical Interoperability Exercise) organizados por la OTAN en los Países Bajos, donde ha demostrado la eficacia de sus sistemas.
"Hemos estado presentes en las dos últimas ediciones con nuestra estación Guardian 2.0 y con el APOLO, uno de nuestros sistemas electroópticos, demostrando la interoperabilidad y rendimiento de nuestras soluciones", destaca Nicolás Garnica de Juan.
El mercado de sistemas antidrones
El mercado de sistemas antidrones (C-UAS) mantiene un crecimiento estable tanto en España como en el resto del mundo. En el ámbito nacional, se estima que este sector alcanzará unos 49,5 millones de dólares (unos 46,5 millones de euros) en 2035, con una tasa de crecimiento anual compuesta del 5,25% entre 2025 y 2035.
El impulso regulatorio europeo, con normativas que promueven el desarrollo de capacidades tecnológicas defensivas, ha favorecido la consolidación de empresas especializadas y la entrada de nuevos actores en el mercado.
España, Francia, Alemania e Italia destacan entre los países con mayor inversión en investigación y despliegue de sistemas de detección y neutralización de aeronaves no tripuladas.
A escala global, la industria antidrones alcanzó los 405 millones de dólares (unos 380 millones de euros) en 2024 y mantiene una tendencia ascendente que podría situarla en torno a los 593 millones (556 millones de euros) para 2031.
Las proyecciones confirman la expansión del sector y la creciente demanda de soluciones tecnológicas para proteger infraestructuras críticas y operaciones militares.
