La modernización de las Fuerzas Armadas es una de las metas que se ha impuesto Javier Milei desde que se convirtió en presidente de Argentina. Esto ha llevado al mandatario sudamericano a fortalecer los vínculos con Washington en materia militar, sobre todo, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
El actual Gobierno argentino, dentro de las posibilidades de su maltrecha economía, ha destrabado varios proyectos armamentísticos que no encontraron desenlace en administraciones anteriores de más de un color político. Así, con tan solo cinco meses en el cargo, en abril de 2024, Milei cerró la compra de 24 cazas F-16 A/B MLU Block 15 a Dinamarca.
En la venta de estas aeronaves, que la Real Fuerza Aérea Danesa operaba desde principios de los 80, ha estado muy involucrado Estados Unidos, que siempre debe dar el visto bueno a cualquier transacción que implique tecnología militar desarrollada por su industria.
De hecho, gran parte de los 300 millones de dólares (260 millones de euros) que Argentina deberá desembolsar para hacerse con los aviones de combate -cuyo primer pago de cerca de 100 millones debe realizarse este año- estará financiada por Washington.
El arribo de los primeros seis cazas -cuatro biplaza y dos monoplaza- a Argentina está previsto para diciembre de este año. Las aeronaves volarán desde Dinamarca y tardarán entre tres y cuatro días en aterrizar en Buenos Aires.
Pese al salto tecnológico que implica la incorporación de los F-16 para la Fuerza Aérea Argentina (FAA), que carece de aviones de combate supersónicos desde la retirada, en 2015, de los Mirage 2000, su llegada también supone nuevos retos tecnológicos.
Los cazas desarrollados por Estados Unidos no pueden ser reabastecidos en pleno vuelo por los aviones C-130 Hercules que posee actualmente el país sudamericano, algo fundamental para que las aeronaves puedan volar sin interrupciones los cerca de 4.000 kilómetros de extensión que, de norte a sur, abarca el territorio argentino.
Para solucionar este inconveniente, el gobierno de Milei planea adquirir dos aviones cisterna KC-135 a Washington, según ha confirmado el jefe de la FAA, brigadier Gustavo Javier Valverde, durante una entrevista concedida a la prensa local.
"El C-130 tiene un sistema de reabastecimiento que es por canasta, pero el F-16 precisa de una lanza de reabastecimiento, como la del que dispone el KC-135", ha explicado Valverde.
Avión KC-135 de Estados Unidos
Precisamente, será uno de estos tanqueros, en este caso de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el que provea de combustible a los F-16 argentinos durante su travesía desde Europa hasta Sudamérica.
Según ha precisado el brigadier argentino, la compra de las aeronaves cisterna se llevará a cabo del programa de ventas militares al extranjero (FMS, por sus siglas en inglés), el proceso habitual que emplea Washington para traspasar armamento a países a los que considera aliados.
De hecho, este es el mismo mecanismo que planea utilizar Buenos Aires para la incorporación de una nueva flota de vehículos 8x8, tras haber tomado la decisión de adquirir unidades de segunda mano del blindado Stryker al Ejército estadounidense.
Valverde ha reconocido que tener una buena relación con Estados Unidos "facilita" este tipo de procesos. "La relación entre las fuerzas aéreas de ambos países es excelente, pero muchas veces la política hace que ciertas cosas avancen más rápido", ha afirmado.
En este sentido, Milei ha aterrizado este jueves en Los Ángeles para mantener reuniones con diversos empresarios estadounidenses, en su afán de conseguir inversiones que estimulen la economía argentina. Esta es la undécima visita a Estados Unidos que realiza el mandatario desde diciembre de 2023 y la cuarta este año.
De igual manera, varios funcionarios de Washington han volado hasta Buenos Aires en los últimos meses, incluyendo al jefe del Comando Sur, Alvin Holsey, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., y el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
Características del KC-135
Los KC-135 jugaron un importante rol, por ejemplo, durante el ataque llevado a cabo por Estados Unidos contra las principales instalaciones nucleares de Irán. En las horas previas a la denominada Operación Martillo de Medianoche, más de una decena de estos aviones aterrizaron en la base aérea de Morón (Sevilla).
Estas aeronaves cisternas fueron fundamentales para que los siete bombarderos B-2 Spirit desplegados para destruir las capacidades nucleares de Teherán pudieran volar sin escalas desde su base, en el estado de Misuri, hasta Oriente Próximo.
El KC-135 tuvo su origen en el prototipo Boeing 367-80 y comenzó a operar en la Fuerza Aérea de Estados Unidos en 1957. Su diseño respondió a una necesidad estratégica de la Guerra Fría: permitir que los bombarderos de gran alcance pudieran extender su radio de acción sin necesidad de detener operaciones.
Para cumplir con su misión principal, el KC-135 utiliza un sistema de reabastecimiento con pértiga telescópica, operada manualmente por un especialista ubicado en la parte trasera del avión. Este operador controla con precisión el contacto y flujo de combustible hacia la aeronave receptora.
Un avión KC-135 de Estados Unidos
Aunque el reabastecimiento aéreo es su rol esencial, este modelo también ofrece cierta capacidad de transporte. De hecho, puede llevar simultáneamente combustible y carga de hasta 37 toneladas, lo que lo convierte en un recurso flexible para misiones mixtas.
En lo que respecta a la tripulación, la conformación básica está integrada por tres personas: piloto, copiloto y operador de pértiga. En determinados despliegues, sobre todo aquellos que requieren mayor precisión en la navegación, se añade un cuarto miembro especializado en el sistema de abastecimiento.
Las versiones más modernas del KC-135 surgieron de programas de actualización implementados a partir de los años 80. La variante KC-135R fue la más extendida, sustituyendo los primeros motores turborreactores Pratt & Whitney J57 por turbofanes CFM56, que elevaron significativamente la eficiencia.
Estas modificaciones permitieron al aparato ofrecer más cantidad de combustible, consumir menos y operar con menores costos, además de reducir la contaminación acústica respecto a las versiones originales.
Con el tiempo, también se introdujeron mejoras electrónicas, como las incorporadas en el Bloque 45, que añadió instrumentación digital, sistema de piloto automático renovado y ayudas avanzadas de vuelo.
Paralelamente, algunos KC-135R recibieron capacidad para ser reabastecidos ellos mismos en vuelo, ampliando su utilidad en despliegues prolongados. Además, se han configurado modelos para evacuaciones médicas o transporte de pallets estándar, demostrando la adaptabilidad de la plataforma incluso más allá de su cometido inicial.
