El del bombardero B-21 Raider es uno de los principales programas armamentísticos de la Fuerza Aérea estadounidense. Desvelado en diciembre de 2022, desde entonces ya ha ejecutado algunos vuelos de prueba a la vista de todos y tiene previsto comenzar a rodar en 2026.
El objetivo de Northrop Grumman, el fabricante del modelo, es tener, al menos, dos unidades de preproducción realizando pruebas durante el próximo año y contar con ellas para un posible uso en un escenario de guerra real.
Cuando se adjudicó el contrato a la compañía estadounidense en 2015, se estimaba que los primeros aparatos comenzarían a volar "a mediados de los 2020". Los militares de más alto rango de la Fuerza Aérea en aquel año daban por hecho que los primeros B-21 serían "capaces de realizar operaciones de combate si así se les solicitaba".
Tras una década desde aquellas declaraciones, Air and Space Forces ha preguntado a la Fuerza Aérea si el planteamiento sigue en pie, y la respuesta es afirmativa.
Las aeronaves de prueba que se utilizarán en los primeros vuelos pueden modificarse de forma rápida retirando algunos sistemas y sondas para dejarlas listas para emprender una misión real.
El B-21 Raider
"El programa se basa en la producción de aeronaves de prueba robustas, con una configuración lo más parecida posible a la de las aeronaves de producción", señalan desde la Fuerza Aérea estadounidense.
Estas primeras unidades fabricadas suelen dejarse como bancos de pruebas para seguir mejorando la plataforma y, normalmente, nunca pasan a formar parte de la flota activa de aviones de guerra.
La solicitud presupuestaria de 2026 —incluyendo información, desarrollo y fabricación de aeronaves— asciende a 10.300 millones de dólares, 8.860 millones de euros. Casi tanto como el extra de presupuesto que Defensa tiene que repartir entre los 31 programas del Plan Industrial español.
Sexta generación
El Northrop Grumman B-21 Raider es el primer bombardero de sexta generación del mundo que condensa todo el conocimiento de tres décadas de tecnología de ataque y sigilo.
Está desarrollado con la última generación de tecnología furtiva, con capacidades de conexión avanzadas y una arquitectura de sistemas abiertos que le permitirá incorporar nuevas funciones y características con el paso de los años.
Cuando comience su vida operativa, "desempeñará un papel fundamental para ayudar a la Fuerza Aérea a cumplir sus misiones más complejas". Precisamente su capacidad furtiva, que le permitirá pasar desapercibido a los radares enemigos, es uno de los pilares de la aeronave.
Toda la tecnología alrededor de esta característica permanece en el más absoluto de los secretos y en las fotos que mostraron durante la presentación en 2022 no aparece la parte posterior para no dar pistas a otros países sobre cómo han solucionado la salida de gases de los motores.
En la presentación oficial, el B-21 se ha descrito como "la columna vertebral" de la futura potencia aérea de Estados Unidos. "Ofrecerá una nueva capacidad y flexibilidad a través de la integración avanzada de datos, sensores y armas", apuntan.
Tendrá la capacidad de desplegar cargas útiles —bombas— tanto convencionales como nucleares y, según indican, "será uno de los aviones más efectivos en el cielo".
El armamento específico que viajará en la bahía de carga del bombardero también es un secreto, aunque se conoce que Estados Unidos se encuentra inmerso en varios programas de desarrollo armamentístico con municiones hipersónicas y nucleares.
El desarrollo del B-21 también responde a una necesidad de renovación y ampliación de flota. Los Northrop Grumman B-2 Spirit son muy caros de mantener y tan solo se construyeron 21 unidades de las más de 100 planeadas en un inicio.
Alcance global y espionaje
Ser la espina dorsal de los bombarderos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos convierte al B-21 en fundamental para apoyar las misiones de disuasión estratégica.
"Sus avanzadas capacidades de ataque de precisión de largo alcance permitirán a los comandantes mantener en riesgo cualquier objetivo en cualquier parte del mundo", explican desde Northrop Grumman.
El avión también ha sido diseñado como el componente principal de una familia más grande de sistemas que brindarán inteligencia, capacidades de vigilancia y reconocimiento, ataque electrónico y redes multidominio. Aunque todavía no se conocen más detalles sobre esto.
Northrop Grumman B-21 Raider
"En un entorno dinámico de seguridad global, el B-21 proporcionará la flexibilidad y la disuasión fundamentales para la seguridad de Estados Unidos y nuestros aliados", recalcan.
Otro de los pilares sobre los que se asienta esta aeronave es la arquitectura abierta. Desde el día uno de desarrollo y para satisfacer las necesidades del espacio de batalla del futuro, "el B-21 ha sido diseñado para una rápida capacidad de actualización".
A diferencia de los aviones de generaciones anteriores —cuyos procesos de mejoras son largos y complejos—, las nuevas tecnologías, capacidades y armas se incorporarán "sin problemas a través de rápidas actualizaciones de software y flexibilidad de hardware integrada".
