Publicada
Actualizada

Las necesidades de monitorización del espacio aéreo desde el punto de vista de la defensa pasan por el despliegue y sostenimiento de radares, algunos como parte de los Escuadrones de Vigilancia Aérea (EVA) y otros encuadrados en grupos móviles.

Este último es el caso del radar Lanza-T que el Ejército del Aire y del Espacio integró hace unos días dentro del Sistema de Defensa Aérea español como parte del Grupo Móvil de Control Aéreo (GRUMOCA).

El Lanza-T es un sistema de vigilancia aérea tridimensional de última generación fabricado por Indra y está diseñado para proporcionar "una cobertura de largo alcance y alta precisión en la detección de aeronaves", según recogen desde el Ejército del Aire y del Espacio.

Detalle del radar Lanza-T Ejército del Aire y del Espacio

La integración se realizó desde las instalaciones del Escuadrón de Vigilancia Aérea (EVA) número 3, situado en la localidad de Constantina (Sevilla), donde se encuentra actualmente desplegado y funcionando.

Por otro lado, el centro de control aéreo donde se envía la información obtenida por el nuevo radar Lanza-T es el Grupo Central de Mando y Control (GRUCEMAC), en sus instalaciones dentro de la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid).

El despliegue del radar se realizó el 31 de enero en las mismas instalaciones sevillanas, donde ha permanecido hasta ahora en una fase de pruebas hasta que, el pasado 25 de junio, se integró finalmente con el Sistema de Defensa Aérea.

Radar para aviones furtivos

En el despliegue inicial junto al Escuadrón de Vigilancia Aérea sevillano participaron técnicos de distintas especialidades del GRUMOCA, responsables de la operación y mantenimiento: técnicos en radar, telecomunicaciones, informática, energía y climatización, automóviles, y operadores de alerta y control. Además de contar con el apoyo de la Jefatura del Sistema de Vigilancia y Control Aéreo.

Según recogen desde el Ejército del Aire y del Espacio, este nuevo sistema radar supone un salto cualitativo tecnológico muy importante respecto al radar del que dispone la unidad, el AN/TPS-43M.

Este último sistema se encuentra desplegado en el Destacamento Aerotáctico Tigru, dentro de la Operación Enhanced Air Policing Radar (eAP-RDR) de la OTAN, en Schitu (Rumanía). Allí está desde octubre de 2022, sólo unos meses después de la invasión rusa de Ucrania, contribuyendo a la defensa del flanco este de la Alianza.

Montaje del radar Iris-T Ejército del Aire y del Espacio

 "El Lanza-T mejora considerablemente la capacidad de vigilancia aérea desplegable, ya que es un radar tridimensional móvil de última generación, diseñado para proporcionar una cobertura de largo alcance y alta precisión en la detección de aeronaves", explican desde el Ejército del Aire y del Espacio.

El sistema incorpora "un barrido electrónico activo y un procesamiento digital avanzado, lo que le dota de mejores características de detectabilidad, eficiencia, resistencia y alcance".

En esta misma línea, la rama aérea de las Fuerzas Armadas españolas señalan la capacidad de "detección de aviones con tecnología stealth". Se trata de una de las características más representativas de los cazas de quinta generación, como el F-35, que consiste en una importante reducción de la firma radar con el fin de dificultar su detección.

Asimismo, el Lanza-T también puede detectar drones y cuenta con la "capacidad de despliegue táctico en zonas de alta exigencia electromagnética". Este último caso responde a poder funcionar en escenarios donde se está llevando a cabo algunos tipos de guerra electrónica que se especializan en dejar fuera de juego a radares enemigos o inducirles a lecturas erróneas.

Puesto de mando del radar Lanza-T Ejército del Aire y del Espacio

Desde el Ejército del Aire también destacan al nuevo radar por su característica de "despliegue rápido y por ser transportable por carretera, tren, barco o aeronave".

El Lanza-T será "en breve" trasladado a las instalaciones de Indra en Madrid, "para que le sea implementada una modernización de equipos y sistemas". Con este "retrofit mejorará aún más sus capacidades", aseguran.

Por su parte, el GRUMOCA es una unidad expedicionaria clave para el Ejército del Aire y del Espacio, establecida en el Acuartelamiento Aéreo de Tablada (Sevilla). "Su alta movilidad, disponibilidad y rapidez de reacción lo convierten en una unidad fundamental para el despliegue de puestos de mando aéreo, medios de vigilancia y control de espacio aéreo".

También participa en la parte de sistemas de comunicaciones e información y servicios de tránsito aéreo. Tanto en territorio nacional como en el extranjero, cuando se encuentran desplegados.

Cúpula antimisiles

Junto con los sistemas de vigilancia aérea del Ejército del Aire y del Espacio, dentro de las capacidades del ramo que tiene España, el Ejército de Tierra cuenta con el COAAAS (Centro de Operaciones de Artillería Antiaérea Semiautomático) encargado de gestionar las amenazas aéreas que pretendan traspasar a dominios nacionales.

Indra se encarga de la parte de detección, seguimiento y monitorización empleando radares; así como de proporcionar el sistema de mando y control donde los militares se posicionan para decidir cómo actuar en un proceso que, con suerte, dura unos pocos segundos.

Radar MTR 10 de Indra que participa en el COAAAS Izan González París (Francia)

Dentro del COAAAS, "Indra lo que tiene es el vigilante y el cerebro del sistema antiaéreo", ha explicado Jorge García, director de desarrollo de negocio de defensa y seguridad en la compañía, a EL ESPAÑOL, haciendo una comparación con los mencionados radar y centro de mando y control.

La diferencia de este radar frente a los convencionales es que es AESA (Active Electronically Scanned Array), proporciona información en las 3 dimensiones y no tiene que esperar a girar para poder apuntar el haz contra el objetivo en cualquier azimut o elevación.

"Es un radar totalmente digital de barrido electrónico", ha indicado en este caso Francisco Jiménez, director de desarrollo de negocio de sistemas de defensa aérea de Indra. "Normalmente se suele localizar en emplazamientos altos y avanzados para maximizar su alcance" contra amenazas de baja cota, que viajan a poca altitud.

"Hay configuraciones de radares que permiten funciones de alerta temprana, lo que significa que podemos detectar las amenazas mucho antes, incluso se pueden poner en barcos", explica Francisco Jiménez.