Jorge Raya Pons
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido recibido este lunes con una ovación en el Parlamento israelí, donde ha proclamado "el amanecer histórico de un nuevo Oriente Próximo" tras la liberación de los últimos 20 rehenes israelíes retenidos en Gaza.

El presidente de la Knéset ha reiterado en un largo discurso que "nadie merece más el Nobel de la Paz" que Trump. Y que lo nominarán para el galardón del próximo año tras acabar el último en el despacho de María Corina Machado, líder de la oposición venezolana.

El mandamás republicano, que medió en el acuerdo de alto el fuego con Egipto, Catar y Turquía, ha defendido que Israel "ha ganado todo lo que puede ganarse por la fuerza".

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"Este es el momento para un nuevo Oriente Medio", ha exclamado Trump, apenas interrumpido unos segundos por dos parlamentarios rápidamente expulsados de la sala. "Es un momento emocionante para Israel y el resto de la región".

El presidente ha aprovechado la tribuna para repetir que resolver este conflicto ha sido más sencillo que sacar a los rusos de Ucrania, y para destacar las contribuciones de su amigo y empresario inmobiliario Steve Witkoff y su yerno Jared Kushner, uno de los artífices de los Acuerdos de Abraham, para traer a los rehenes de vuelta a casa.

Trump ha felicitado al primer ministro Benjamín Netanyahu por su "gran trabajo" en Gaza. Uno que le ha proporcionado la ovación de buena parte de la Knéset y una orden de detención desde la Corte Penal Internacional. Y también ha sacado pecho del Ejército estadounidense, "el más poderoso de la historia".

En alguna ocasión, ha contado, Netanyahu le pidió "armas que nunca había oído antes".

Ante la Knéset, Trump ha celebrado que espantaron "una nube negra" en Oriente Medio al atacar Irán. "Os digo, chicos, que no van a desarrollar el programa nuclear porque sólo piensan en sobrevivir", ha enfatizado, y que la prioridad de su equipo debe ser cerrar la paz en Ucrania: "Lo haremos".

Sólo después pedirá a su equipo que busque un acuerdo entre el régimen de los ayatolás y los israelíes.

Trump, sobre la reconstrucción de Gaza, ha resaltado que la factura correrá a cuenta, fundamentalmente, de los países del Golfo. "Es poco dinero para ellos", ha bromeado, "pero será mucho" para los palestinos y procurará a los árabes "lo que realmente buscan: estabilidad".

En un momento de euforia, hasta ha demandado que se "indulte" a Netanyahu de todos los casos de corrupción que le persiguen, como aceptar regalos de grandes empresarios.

El dirigente estadounidense viaja a continuación a Egipto, donde más de veinte jefes de gobierno —entre ellos el presidente español, Pedro Sánchez— debaten los próximos pasos del plan de 20 puntos impulsado por Washington para garantizar una paz duradera tras más de dos años de combates en Gaza.

El primer ministro israelí ha felicitado a Trump y su equipo por "unir a todo el mundo", por el "liderazgo global" que "trajo a los rehenes de vuelta a casa", y por hacer honor al nombre de la operación Martillo de Medianoche cuando golpeó las bases atómicas de Teherán, especialmente Fordó, con bombas rompebúnkeres.

Incluso lo ha reconocido como "el mejor amigo que el Estado de Israel ha tenido jamás en la Casa Blanca", razón por la que Trump será el primer hombre no judío en recibir la máxima distinción del Estado. Y ha anticipado que, "con suerte", "los próximos años serán de paz dentro y fuera de Israel".

"Estoy comprometido con esta paz", ha rematado Netanyahu, y "juntos lo lograremos".

Su discurso no ha sido muy distinto al del jefe de la oposición, Yair Lapid. Trump ha sido igual de halagado. Lapid ha señalado a los occidentales que "han caído en la propaganda pagada con terror" al manifestarse por las víctimas palestinas. "No existe tal genocidio y no ha habido hambruna provocada", ha proclamado. "Si te pones del lado de Hamás, estás en el lado del mal".

Netanyahu, en cualquier caso, ha comunicado que no participará en la cumbre egipcia. El motivo oficial es que coincide con la festividad de Simjat Torá. Pero es probable que no quiera aparecer en la misma foto que los representantes de la Autoridad Palestina ni de líderes europeos incómodos.

El alto el fuego, alcanzado la semana pasada en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, ha permitido también la excarcelación de cerca de 2.000 prisioneros palestinos. En Tel Aviv, miles de personas se han concentrado en la llamada plaza de los Rehenes para acompañar los reencuentros familiares.

En Gaza, devastada tras dos años de bombardeos que han dejado más de 67.000 muertos según fuentes sanitarias locales, la población ha acogido a los liberados entre el escepticismo y el deseo de que el intercambio marque el fin de la violencia.