Á. Escalonilla
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Las claves

Mientras el enviado especial de Donald Trump, Steve Witkoff, y su yerno, Jared Kushner, hacían tiempo este martes dando vueltas por el centro de Moscú, en compañía de Kirill Dmitriev, director ejecutivo del fondo soberano ruso y estrecho aliado de Vladímir Putin, el presidente ruso —que los había citado en el Kremlin sobre las 15:00 horas en la España peninsular, es decir, un par de horas antes— comparecía ante la prensa después de intervenir —a varios kilómetros de la capital— en el foro de inversiones ¡Rusia llama! para acusar a los países europeos de adoptar "la tesis de infligir a Rusia una derrota estratégica". Una "ilusión" que, lamentó, los líderes continentales "todavía mantienen viva".

"No tienen una agenda de paz [sobre Ucrania]. Están del lado de la guerra", insistió este martes el presidente ruso, que reiteró que su país "no tiene intención de ir a la guerra con los países europeos, pero si Europa inicia un conflicto, estamos preparados". En este escenario, Moscú "no tendrá con quién negociar", comentó Putin, confiado en una "pronta" victoria sobre los europeos.

De paso, el presidente ruso acusó a los líderes continentales de sabotear con propuestas "absolutamente inaceptables" para Moscú el acuerdo de paz para Ucrania. Un acuerdo de paz que el Kremlin negocia mano a mano con Witkoff, un inversor inmobiliario neoyorquino reconvertido en enviado especial de Trump para resolver el conflicto.

Putin estaba haciendo referencia al plan de paz original de 28 puntos que el citado Dmitriev diseñó en Florida con Witkoff y que la diplomacia ucraniana —lastrada por el escándalo de corrupción que forzó la renuncia de Andriy Yermak, mano derecha de Volodímir Zelenski— consiguió suavizar y rebajar a 19.

El presidente ruso también estaba preparando el terreno para su cita con Witkoff y Kushner, dos de los muñidores del acuerdo para la posguerra en Gaza que quieren repetir la jugada en Ucrania. Witkoff es la figura de la Administración Trump más próxima a los intereses del Kremlin. Tanto, que aconsejó a Yuri Ushakov, uno de los consejeros áulicos de Putin, sobre la manera más eficaz para ganarse la confianza de Trump.

El pasado mes de marzo, de hecho, el propio Witkoff aseguró en una entrevista con el comentarista ultraconservador Tucker Carlson que no consideraba que el presidente ruso fuera "una mala persona", y que además mostraba un interés genuino en negociar la resolución del conflicto con Trump.

Putin quiere que prevalezca esa impresión en la Casa Blanca, y no las posiciones del presidente francés Emmanuel Macron, del primer ministro británico Keir Starmer o de otros líderes europeos, que advierten desde hace meses a Trump del interés de Putin en someter a Ucrania en la mesa de negociación.