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A las puertas del invierno, Rusia sigue intensificando su brutal campaña de bombardeos sobre Ucrania. Durante la noche del miércoles al jueves las tropas de Vladímir Putin lanzaron más de 650 drones y más de 50 misiles de varios tipos, incluyendo proyectiles balísticos, sobre distintas regiones del país que han impactado contra edificios civiles e infraestructuras energéticas, provocando apagones y restricciones.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha detallado en un mensaje publicado en su cuenta de X que uno de los peores ataques se ha registrado en la localidad de Zaporiyia, donde dos personas han muerto y más de una decena han resultado heridas, incluidos cinco niños.
"Rusia continúa su guerra terrorista contra la vida misma, y es crucial que cada ataque vil contra civiles tenga consecuencias concretas para Rusia: sanciones y presión real", ha exigido Zelenski, acusando a Moscú de intentar "destruirlo todo".
Las regiones atacadas por las fuerzas rusas han sido Vínitsia y Cherkasi (centro-oeste), Poltava y Dnipró (centro-este), Ivano-Frankivsk y Leópolis (oeste), Sumi (noreste), Kiev (norte) y Mikoláyiv (sur). Las autoridades regionales y locales han informado de cortes de luz, electricidad y calefacción en algunas zonas, y de 17 heridos. La empresa privada DTEK ha informado de daños sustanciales en algunas de sus centrales térmicas.
"Se llevarán a cabo todos los esfuerzos para restaurar lo antes posible el suministro de electricidad y agua en las zonas en las que ha sido cortado", ha prometido Zelenski. En Zaporiyia, varios edificios de viviendas y una residencia estudiantil fueron alcanzados por las bombas.
Las ciudades ucranianas dependen de una infraestructura pública centralizada para el suministro de agua potable, el alcantarillado y la calefacción, y los apagones interrumpen su funcionamiento. Meses de ataques han tenido como objetivo minar la moral ucraniana, así como perturbar la fabricación de armas y otras actividades relacionadas con la guerra, casi cuatro años después de la invasión rusa a gran escala.
"Rusia continúa su terror energético sistemático, atentando contra la vida, la dignidad y el bienestar de los ucranianos en vísperas del invierno. Su objetivo es sumir a Ucrania en la oscuridad, su propósito es mantener la luz encendida", ha denunciado la primera ministra Yulia Svyrydenko. "Para poder frenarlo, necesitamos más sistemas de defensa aérea, sanciones más duras y máxima presión".
