A la espera de desencallar las negociaciones diplomáticas o de enfrentarse a nuevas sanciones, la Rusia de Vladímir Putin sigue con su feroz campaña de bombardeos sobre Ucrania. El último, registrado sobre una aldea en la región de Donetsk, a muy pocos kilómetros del frente, ha matado a más de una veintena de personas, según ha denunciado a través de las redes sociales el presidente Volodímir Zelenski.
El mandatario ucraniano ha acompañado la publicación con un escalofriante vídeo en el que se ven varios cadáveres entre restos de árboles y de una furgoneta calcinada. Y ha asegurado que el bombardeo tuvo lugar cuando se estaba repartiendo el dinero de las pensiones. Las autoridades locales han confirmado 23 víctimas mortales.
"Estos ataques no deben quedar sin una respuesta internacional adecuada", ha exigido Zelenski. "Los rusos siguen destruyendo vidas mientras evitan nuevas sanciones. El mundo no debe permanecer callado. Se necesita una reacción de Estados Unidos, de Europa y del G20. Se necesitan medidas contundentes para que Rusia deje de sembrar la muerte".
El gobernador de Donetsk ha detallado que el ataque se registró en la pequeña aldea de Yarova, a unos diez kilómetros al norte de la ciudad de Sloviansk y a unos nueve de la línea del frente, hacia las 12:30 hora local. "Esto no es una operación militar, es puro terrorismo", sentenció, añadiendo que también hay una veintena de heridos, varios de ellos de gravedad.
El jefe de la administración militar de la ciudad de Limán, a la que pertenece administrativamente el pueblo atacado, confirmó que el lugar del impacto fue justo donde la empresa pública ucraniana de correos Ukrposhta repartía a los vecinos las pensiones. Según las autoridades regionales, entre los muertos hay tanto pensionistas como trabajadores de la compañía.
El "salvaje" ataque, según Zelenski, se produce horas antes de que comience en Londres una nueva reunión de coordinación de los países que ofrecen ayuda militar a Ucrania. Kiev espera obtener de la reunión más defensas aéreas para proteger a su población, sus infraestructuras y su Ejército de los bombardeos rusos contra su territorio.
El pasado domingo, el Ejército de Putin lanzó el ataque aéreo más masivo en los más de tres años de guerra con 805 drones de tipo Shahed y 13 misiles. Las explosiones de los proyectiles mataron a tres personas en Kiev, la capital, y a dos más en otras regiones del país, y alcanzaron por primera vez el edificio más importante del Gobierno ucraniano.
A lo largo de la guerra a gran escala, Rusia ha bombardeado de forma implacable zonas civiles, atacando tanto grandes ciudades como Kiev, donde a finales de julio murieron 31 personas en una madrugada de terror, como localidades en primera línea, lo que ha causado miles de víctimas civiles.
Al menos seis civiles murieron y otros diez resultaron heridos este lunes por las bombas rusas en Donetsk, una región oriental parcialmente ocupada por las tropas de Putin desde 2014.
