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Una oleada de drones ucranianos alcanzó en la madrugada del 17 de julio varias regiones del oeste de Rusia, incluidas Moscú y San Petersburgo, en lo que parece ser uno de los mayores ataques aéreos a gran escala del conflicto hasta la fecha.

Aunque el Ejército ucraniano no ha confirmado oficialmente su implicación, las autoridades rusas aseguran haber interceptado más de un centenar de aparatos no tripulados en distintos puntos del país.

En Moscú, el alcalde Sergei Sobyanin informó de que tres drones fueron abatidos entre las 2 y las 3 de la madrugada.

Según dijo, los servicios de emergencia se desplegaron rápidamente, aunque no mencionó daños materiales ni víctimas.

Al norte, en San Petersburgo, el aeropuerto de Pulkovo suspendió temporalmente sus operaciones a las 5 am, lo que provocó retrasos en al menos diez vuelos, según la agencia Rosaviatsiya.

Este tipo de cierres temporales se ha vuelto recurrente en los últimos meses, a medida que los ataques ucranianos con drones han ampliado su alcance.

Las autoridades rusas también informaron de ataques en regiones cercanas a la frontera ucraniana. En Bélgorod, un dron supuestamente mató a una persona e hirió a otras seis, según el gobernador Vyacheslav Gladkov.

En Vorónezh, un aparato impactó contra un edificio residencial y dejó tres menores heridos. Otras regiones afectadas fueron Smolensk, donde se reportaron 14 drones derribados y un herido, y Kaluga, donde una niña de 14 años resultó herida, según fuentes oficiales.

En el caso de San Petersburgo, la agencia estatal TASS afirmó que algunos drones fueron neutralizados mediante sistemas de guerra electrónica antes de alcanzar su objetivo.

Balance oficial ruso

El Ministerio de Defensa ruso aseguró haber interceptado un total de 122 drones ucranianos a lo largo de la noche.

Aunque esta cifra no ha podido ser verificada de forma independiente, medios como The Kyiv Independent señalan que este tipo de acciones encajan con la estrategia de Kiev de extender la presión más allá del frente oriental.

El ataque se produce en un contexto de creciente intercambio de golpes entre ambos países. Horas antes, Rusia había bombardeado la ciudad ucraniana de Nikopol con una táctica conocida como "doble impacto", dejando cinco heridos, entre ellos tres trabajadores de emergencias.

También lanzó una bomba aérea de 500 kilos sobre un centro comercial en Donetsk, matando a dos personas e hiriendo a otras 28.

Los ataques rusos se han intensificado en las últimas semanas. El 9 de julio, Moscú lanzó un récord de 728 drones tipo Shahed, muchos de ellos señuelos, como parte de una ofensiva masiva que ha afectado incluso a regiones alejadas del frente.

En ese contexto, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski denunció que Rusia había disparado más de 1.800 drones en apenas una semana, lo que ha provocado apagones generalizados y un repunte de víctimas civiles en el oeste del país.

Advertencia desde Washington

Desde Washington, Donald Trump volvió a lanzar una advertencia a Vladímir Putin: tiene 50 días para negociar un acuerdo de paz o se enfrentará a severos aranceles estadounidenses.

El presidente norteamericano también confirmó el envío inminente de misiles Patriot a Ucrania, en el marco de un nuevo esquema de cooperación armamentística coordinado por la OTAN.

Fuentes estadounidenses indicaron que la decisión se tomó tras una cumbre bilateral con Países Bajos en la que Trump buscó reforzar el respaldo europeo a Kiev.

Kiev, por ahora, guarda silencio sobre su posible responsabilidad en el ataque aéreo más ambicioso de los últimos meses.