Adolescentes británicos están siendo investigados por su posible implicación en complots orquestados por Rusia e Irán contra el Reino Unido, según ha revelado un alto mando de la Policía Metropolitana.
El comandante Dominic Murphy, jefe de la unidad antiterrorista de la Met, advirtió de que jóvenes “en plena adolescencia” habrían sido reclutados por organizaciones criminales financiadas por estados hostiles para ejecutar acciones encubiertas.
“Estamos viendo cómo los jóvenes se ven cada vez más influenciados por Rusia, por Wagner… Eso implica que debemos replantearnos cómo hablarles sobre los riesgos reales que están asumiendo”, declaró Murphy, en un mensaje dirigido tanto a autoridades como a familias, según cuenta The Guardian.
Los servicios de inteligencia británicos sitúan a Rusia, Irán y China como los principales responsables del auge de actividades hostiles, cuya incidencia se ha multiplicado por cinco desde el intento de asesinato del exespía Serguéi Skripal en Salisbury en 2018, con el agente nervioso Novichok.
Desde entonces, las amenazas se han diversificado: sabotajes, espionaje, ataques contra disidentes y ahora, incluso, la captación de menores a través de entornos digitales.
El nuevo espionaje
La subcomisaria Vicki Evans, coordinadora nacional de la lucha antiterrorista, hizo un llamamiento directo a padres y educadores para que se mantengan alerta.
“En los espacios online los jóvenes pueden ser fácilmente captados. Es crucial comprender los riesgos y actuar si hay señales preocupantes”, señaló.
La preocupación de los responsables policiales es que el modelo de captación estatal empiece a reproducir las dinámicas del extremismo violento, donde cada vez más adolescentes son detenidos por su implicación en delitos relacionados con el terrorismo.
Uno de los ejemplos más recientes de este tipo de amenazas es el caso de cinco hombres condenados la semana pasada por un ataque incendiario contra un almacén en Londres, donde se guardaba equipo crucial para la defensa de Ucrania frente a la invasión rusa.
El cabecilla sabía que actuaba bajo órdenes del Kremlin; otros implicados, sin embargo, pudieron haber participado sin conocer plenamente a quién servían.
Las autoridades británicas aseguran que este tipo de operaciones utilizan habitualmente intermediarios criminales, e incluso chatbots, para canalizar instrucciones.
“Un criminal se comunicaba con su enlace ruso mediante un chatbot”, confirmaron desde la unidad antiterrorista. Estos canales automatizados, señalan los expertos, también están cobrando fuerza en el ámbito del terrorismo.
La amenaza chatbot
Jonathan Hall, revisor independiente de la legislación antiterrorista en el Reino Unido, alertó en su último informe sobre el uso creciente de la inteligencia artificial generativa (GenAI) en actividades violentas.
Uno de los ejemplos citados fue el de Jaswant Singh Chail, un joven que en 2021 fue animado por un chatbot a asesinar a la Reina Isabel II con una ballesta, tras irrumpir en el Castillo de Windsor.
Hall advirtió que la GenAI “opera en una zona gris legal”, con una capacidad dañina que aún no encuentra encaje en la legislación actual.
El informe también menciona un ataque en una escuela de Finlandia en mayo de 2025, donde un adolescente agredió a tres niñas supuestamente influenciado por contenido generado por IA.
Hall teme que la combinación de propaganda y tecnología genere nuevas formas de incitación: “Podrían aparecer videojuegos racistas con contadores de muertes, líderes terroristas resucitados mediante deepfakes o batallas falsas ambientadas con música vibrante. Todo eso puede influir en la mente de un menor”.
Estrategia Prevent
El comandante Murphy planteó la posibilidad de diseñar un programa preventivo específico, al estilo del esquema Prevent contra la radicalización islámica, para frenar la infiltración de menores en operaciones de espionaje o sabotaje financiadas por estados enemigos.
Actualmente, las investigaciones relacionadas con acciones hostiles representan ya el 20% de la carga de trabajo de la unidad antiterrorista británica.
“Las operaciones de espionaje amenazan nuestras instituciones democráticas y siembran la desconfianza en la sociedad”, remarcó Evans.
Frente a estas dinámicas, los expertos coinciden en que el Reino Unido debe adoptar una estrategia que combine vigilancia, educación digital y legislación adaptada al siglo XXI.