En 2015, después de que Rusia anexionase ilegalmente la península ucraniana de Crimea a su territorio, Reino Unido puso en marcha la Operación Orbital, un proyecto destinado a instruir en Ucrania a las Fuerzas Armadas de Kiev.
En 2022, en los primeros compases de la invasión a gran escala de Rusia, el Gobierno británico decidió trasladar el entrenamiento a su propio territorio y adiestrar, lejos de las bombas, a los soldados ucranianos con un programa exprés de 120 días.
Ahora, sin embargo, las autoridades de Reino Unido han decidido reducir el número de entrenamientos que se realizan en la base militar de Lydd Ranges, en Kent, al sudeste de la isla, después de que los vecinos se hayan quejado del ruido que producen las prácticas de tiro.
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En concreto, según avanzan algunos medios de comunicación locales, el Ministerio de Defensa británico ha decidido recortar los ejercicios militares un 30% después de que los residentes de la zona presentaran una serie de quejas al Ayuntamiento. Fue el propio teniente coronel de la base, Mark Powell, quien aseguró que la decisión se debe a que quiere mantener "una relación sólida con la buena gente de Lydd".
"Quiero que lo cierren. Las explosiones son muy ruidosas y hacen vibrar las ventanas. Es un asesintao. Odio vivir aquí, pero pago el alquiler", explicó al rotativo The Times, Alan Smart, un vecino de 63 años que pide la clausura de una base militar que lleva ni más ni menos que 150 años en activo.
"Cuando se escuchan las explosiones, la casa vibra. Un día estaba escribiendo una carta y se me cayó el bolígrafo", detalló por su parte otra vecina, Vivian Ford, al periódico británico. Matiza, eso sí, que los ruidos no son constantes y que ya se ha acostumbrado. "No quiero convertir mi vida en una miseria", declaró a The Times.
Desde el comienzo de la guerra se calcula que Reino Unido ha formado a 17.000 miembros del ejército ucraniano, según los últimos datos oficiales disponibles. Muchos de esos reclutas son voluntarios que nunca han estado en el frente de combate y que durante el programa en el Reino Unido han aprendido "a manejar armas, primeros auxilios en el campo de batalla, habilidades de campo, tácticas de patrulla y las leyes de la guerra", de acuerdo con el plan de Londres.
Otros, en cambio, han realizado -si no en Kent en alguno de los otros tres campos militares británicos-, entrenamientos específicos para aprender a utilizar el armamento que Occidente lleva meses enviando a Ucrania, como los carros de combate Challenger 2.