Bruselas

China es para la Unión Europea al mismo tiempo un socio, un competidor y un rival sistémico. Y aunque en los últimos tiempos el régimen de Xi Jinping parece haberse decantado por la faceta de rival sistémico, los líderes europeos insisten en buscar con Pekín "relaciones constructivas y estables, ancladas en el respeto del orden internacional basado en normas, el compromiso equilibrado y la reciprocidad".

Los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 han rubricado este viernes su nueva estrategia hacia China en el contexto de la guerra en Ucrania y la "amistad sin límites" entre Jinping y Vladímir Putin. Un plan que se basa en la reducción de riesgos y dependencias, especialmente en materias primas y tecnologías críticas, pero sin llegar al desacoplamiento total. Ese es el sentido de la nueva doctrina de seguridad económica recién presentada por el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell.

"La Unión Europea continuará reduciendo las dependencias y vulnerabilidades críticas (también en sus cadenas de suministro), y reducirá el riesgo y diversificará cuando sea necesario y apropiado. Pero no tiene la intención de desacoplarse o de volverse aislacionista", rezan las conclusiones aprobadas por los jefes de Estado y de Gobierno.

[La UE se dota de una estrategia de seguridad económica para mitigar los riesgos de China]

"En ningún caso nos convendría desacoplarnos, teniendo en cuenta los desafíos globales comunes que debemos afrontar y nuestros profundos lazos económicos. Así que tenemos que reducir los riesgos, tanto económicamente como diplomáticamente. Económicamente, eso significa reducir nuestras vulnerabilidades en nuestra relación económica", ha dicho la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, al término de la cumbre.

En materia comercial, Von der Leyen reclama corregir los desequilibrios existentes. En los últimos 10 años, el déficit comercial de la UE se ha más que triplicado, hasta alcanzar los 400.000 millones de euros, un nivel "insostenible". Además, las empresas europeas se enfrentan a obstáculos y prácticas injustas para acceder al mercado chino, algo que no ocurre con las compañías asiáticas en la UE.

La presidenta de la Comisión ha citado además la "alta dependencia" que tiene la UE respecto a China en materias primas críticas o tierras raras o "los riesgos ligados a la posible fuga de tecnologías sensibles". "Todo esto debe tenerse en cuenta cuando hablamos de reducción de riesgos y no de desacoplamiento", ha señalado.

"La reducción de riesgos diplomáticos también es importante porque queremos mantener abiertas líneas de comunicación con China sobre las cuestiones en las que estamos de acuerdo pero también en los que disentimos, porque esto evita los malentendidos. En las cuestiones en las que no estamos de acuerdo, debemos ser muy claros", sostiene Von der Leyen, que ha citado el caso de la guerra de Ucrania.

¿En qué ámbitos pueden la UE y China seguir trabajando juntos? Los líderes europeos señalan que los "desafíos globales" en los que hay que colaborar con Pekín son la lucha contra el cambio climático, la salud y la preparación para pandemias, la seguridad alimentaria, el alivio de la deuda o la asistencia humanitaria. Pero reclaman a Jinping "medidas más ambiciosas" en estos ámbitos.

En el ámbito económico, los jefes de Estado y de Gobierno reclaman "garantizar la igualdad de condiciones, de modo que la relación comercial y económica (entre Bruselas y Pekín) sea equilibrada, recíproca y mutuamente beneficiosa".

"Como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, China tiene la responsabilidad especial de defender el orden internacional basado en reglas, la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Por lo tanto, el Consejo Europeo pide a China que presione a Rusia para que detenga su guerra de agresión y que retire de inmediato, completa e incondicionalmente sus tropas de Ucrania", prosiguen las conclusiones de la cumbre.

Los líderes de la UE han expresado además su "preocupación por las crecientes tensiones en el estrecho de Taiwán", una zona que tiene "una importancia estratégica para la prosperidad y la seguridad regionales y mundiales". El Consejo Europeo "se opone a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por la fuerza o la coerción", pero también confirma su política de "una sola China".

Finalmente, los jefes de Estado y de Gobierno han expresado su "inquietud por el trabajo forzoso, el tratamiento de los defensores de los derechos humanos y las personas pertenecientes a minorías, la situación en el Tíbet y Xinjiang, así como el cumplimiento de los compromisos previos de China relacionados con Hong Kong".