El primer ministro de Grecia y líder de la conservadora Nueva Democracia (ND), Kyriakos Mitsotakis, ha ganado con holgura las legislativas celebradas este domingo, superando ampliamente a su principal rival, el opositor de izquierda Syriza, de Alexis Tsipras, según los primeros resultados parciales. Sin embargo, solo podrá gobernar si alcanza una coalición. En caso contrario, habrá una nueva vuelta electoral que dirimirá el futuro del país gracias a su peculiar sistema electoral.
Tras el escrutinio del 95% de los votos, ND obtuvo más del 40% de las papeletas por lo que contaría con 145 escaños y saca más de 20 puntos de ventaja a Syriza, que obtendría el 20% y 72 escaños, informó el ministerio heleno de Interior.
En tercer lugar se encuentran los socialdemócratas de Pasok-Kinal con un 11,5% y 41 asientos, seguidos por el Partido Comunista de Grecia (7% y 26 escaños) y la ultraderechista Solución Griega (4,5% y 16 representantes).
Con un 2,5%, el partido izquierdista MeRA25, del exministro de Finanzas Yanis Varoufakis, quedaría fuera del Parlamento al no superar el umbral del 3% requerido para entrar en la Cámara de 300 escaños.
Estos comicios se celebraron con un nuevo sistema proporcional, que sitúa en torno al 45% el porcentaje mínimo necesario para hacerse con la mayoría absoluta en el Parlamento, un límite que no ha logrado alcanzar ningún partido.
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El ministro de Estado, el conservador Yorgos Yerapetritis, señaló que los resultados constituyen "una orden clara" del pueblo para que ND gobierno en solitario.
Ello augura que los griegos probablemente tendrán que acudir nuevamente a las urnas, previsiblemente en julio, cuando el partido más votado obtendría un premio de hasta 50 escaños.
Colegio electoral en Grecia para sus elecciones parlamentarias
Pero antes de convocarse los nuevos comicios deberán fracasar los tres intentos de formar gobierno de los líderes de los partidos más votados, que obtendrán en los próximos días, de forma consecutiva, el correspondiente encargo de la presidenta del país.
Estas elecciones, las primeras que celebra Grecia en los últimos trece años de crisis económica sin estar bajo la estricta supervisión económica de la Unión Europea (UE), estuvieron marcadas por el encarecimiento del coste de la vida que preocupa a la población helena.