Bruselas

En el primer aniversario de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, la Unión Europea y Reino Unido escenifican su reconciliación tras el Brexit, una muestra más de la unidad de la alianza occidental frente al Kremlin. Ursula von der Leyen, viaja este lunes a Londres con el objetivo de cerrar un acuerdo con Rishi Sunak sobre la espinosa cuestión de la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, que ha envenenado las relaciones tras el divorcio los últimos dos años.

"La presidenta de la Comisión Europea y el primer ministro del Reino Unido han acordardo proseguir en persona el trabajo en busca de soluciones prácticas compartidas para el abanico de problemas complejos que plantea el protocolo sobre Irlanda e Irlanda del Norte. Para ello, la presidenta Von der Leyen se reunirá mañana (por este lunes) con el primer ministro en Reino Unido", han anunciado las dos partes en un escueto comunicado conjunto.

"Hemos realizado avances importantes. Podemos claramente ver ya la línea de meta. Pero en este tipo de negociaciones, estar cerca no supone que esté hecho", dijo la semana pasada el vicepresidente de la Comisión responsable del Brexit, el eslovaco Maros Sefcovic.

[Varios ministros de Rishi Sunak amenazan con dimitir por el acuerdo sobre Irlanda del Norte]

Desde la caída estrepitosa de Liz Truss y la llegada al poder de Rishi Sunak, las negociaciones entre Bruselas y Londres sobre el protocolo de Irlanda del Norte han cobrado un nuevo impulso, eso sí, con secretismo máximo. En Reino Unido hace ya un par de semanas que se anunciaba un pacto inminente, una noticia que en la Unión Europea se acogía con gran escepticismo. Sobre todo porque Sunak se enfrenta a una fuerte oposición interna.

Un rechazo que viene tanto de la corriente más euroescéptica de su propio partido tory, comandada por Truss y por Boris Johnson; como por el partido unionista norirlandés DUP, que está bloqueando la formación del gobierno regional con la exigencia de que se modifique o se suprima el protocolo de Irlanda del Norte. Las dudas de Sunak ante los enemigos del acuerdo han retrasado la solución y todavía podrían hacerla naufragar, según explican fuentes europeas. Lo que sí es cierto es que el diálogo entre Londres y Bruselas ha alcanzado cotas nunca vistas.

¿Dónde está el origen del problema? El conflicto se deriva del tipo de Brexit duro que escogió Boris Johnson, que ha supuesto la salida de Reino Unido tanto de la unión aduanera como del mercado único. Para evitar una frontera física en la isla de Irlanda (que pondría en riesgo el Acuerdo de Paz del Viernes Santo), el entonces primer ministro británico aprobó un estatus especial para Irlanda del Norte, que sí que sigue vinculada a las reglas del mercado interior de la UE para mercancías.

Eso significa que, en la práctica, la frontera se ha desplazado al mar de Irlanda, con nuevos controles aduaneros y fitosanitarios a los productos que llegan a los puertos de Irlanda del Norte procedentes de la isla de Gran Bretaña. La nueva frontera ha enfurecido en particular a los unionistas norirlandeses, que denuncian que esto pone en peligro la integridad territorial de Reino Unido.

¿Cuál es la solución que han encontrado Von der Leyen y Sunak? En Bruselas, el nivel de secretismo es máximo, pero en Londres sí se han filtrado los pilares centrales del acuerdo, que serían tres: la reducción e incluso supresión de los controles aduaneros y fitosanitarios; la dilución del papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea como árbitro de las disputas; y más voz y voto a Irlanda del Norte a la hora de decidir las reglas comunitarias que se le aplican.

Los británicos sostienen que este acuerdo significa en la práctica una reescritura del protocolo sobre Irlanda del Norte, que forma parte del acuerdo de divorcio que firmaron Bruselas y Londres en noviembre de 2018. La UE siempre ha dicho que este protocolo no está abierto a la negociación, y que de lo que se trata es de mejorar su aplicación práctica.

En cuanto a los controles, el pacto consiste en crear dos carriles separados, uno rojo y otro verde. Los productos de Gran Bretaña destinados únicamente a Irlanda del Norte viajarán por el carril verde, con menos controles fitosanitarios y burocracia aduanera. Unos controles que sí se aplicarían en el carril rojo a aquellos productos susceptibles de entrar en Irlanda y por tanto en el mercado único europeo. 

Bruselas sostiene que el acuerdo alcanzado con Londres para tener acceso a la base de datos británica que hace seguimiento en tiempo real del tránsito de mercancías entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte facilita la vigilancia y reduce los riesgos de entradas ilegales en el mercado interior.

El acuerdo entre Sunak y Von der Leyen diluye el papel del Tribunal de Justicia de Luxemburgo en la resolución de conflictos sobre el protocolo de Irlanda del Norte, tal y como exigen los británicos. En primera instancia, serán los tribunales norirlandeses los responsables de dirimir las disputas concernientes a la aplicación de las reglas. No obstante, el TJUE conserva el papel de máximo órgano decisor en última instancia, como siempre ha defendido la UE.

Los británicos han filtrado además que Irlanda del Norte podrá aplicar las reglas británicas sobre el IVA y sobre ayudas públicas, y no las europeas. Un extremo que el Ejecutivo comunitario ha eludido confirmar.

En todo caso, el acuerdo entre Von der Leyen y Sunak todavía podría irse a pique, sobre todo en la parte británica. Al mismo tiempo, la unidad entre los aliados occidentales que exige la guerra de Putin empuja a Reino Unido y la UE hacia el pacto. El frente anti-Kremlin no puede permitirse ahora un conflicto comercial entre Bruselas y Londres. La solución se verá en los próximos días.