Fanfarria, desfile militar, lenguaje muy formal, juramentos, salvas de cañón y hasta nuevo himno. Tras décadas esperando su turno, llegó el 'día D' de Carlos III de Inglaterra que, tras la muerte de su madre Isabel II este jueves, fue proclamado rey este sábado, a los 73 años.

Se trata del primer acto oficial de Carlos III como jefe de Estado, aunque no será el más importante, ya que en unos meses -la fecha aún no está fijada- tendrá lugar su coronación, una ceremonia que tendrá aún más pompa y boato, ya que requiere más preparación.

El acto de este sábado estuvo a cargo del Consejo de Ascensión, que solo se convoca cuando hay nuevo monarca. Esta institución ceremonial pronunció dentro del palacio de St James la proclamación, en la que se constata formalmente la muerte de Isabel II y su sucesión por Carlos III, aunque en realidad el heredero la sustituyó automáticamente tras su defunción el pasado jueves.

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El Consejo, formado por autoridades políticas y sociales, constata en lenguaje muy formal y antiguo que, tras el fallecimiento de la soberana, la corona pasa a su primogénito.

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"Los señores espirituales y temporales de este reino, y miembros de la Cámara de los Comunes junto con otros miembros del consejo privado de su difunta majestad y representantes de los reinos y territorios, concejales, ciudadanos de Londres y otros, con una sola voz y consentimiento de lengua y corazón publicamos y proclamamos que el príncipe Carlos Felipe Arturo Jorge se ha convertido ahora por la muerte de nuestra soberana de feliz recuerdo en nuestro único señor legítimo y feliz, Carlos III", dice el texto.

Discurso del rey

Ante un nutrido grupo de autoridades políticas y sociales, Carlos III, ya rey formal y oficialmente, pronunció su primer discurso, en el que afirmó que seguirá "el ejemplo" sentado por su madre en su reinado, comprometiéndose a respetar los principios constitucionales y servir a los ciudadanos con dedicación. 

"Para llevar a cabo la pesada tarea que se me ha encomendado, a la cual dedico lo que me queda de vida, ruego por la guía y ayuda de Dios todopoderoso".

Tras sus palabras, fue el momento de los juramentos. Por un lado, el nuevo jefe de Estado juró garantizar la protección de la Iglesia de Escocia (él es cabeza de la Iglesia Anglicana) y autorizó distribuir su declaración para que sea leída en Escocia, Gales e Irlanda del Norte, así como en los países de la Commonwealth.

Posteriormente, se sentó a firmar un documento que certifica que ha realizado el juramento, en presencia de la reina consorte, Camila, y el príncipe de Gales, Guillermo.

Desconcierto en el balcón

Y tras el acto dentro del palacio, tuvo lugar la segunda parte de la ceremonia, que consistió en una lectura pública desde el balcón del patio de St James de la proclamación del rey, acompañada de salvas de cañón y una interpretación del himno nacional, en el que desde ahora se sustituye el "Dios salve a la reina" por "Dios salve al rey".

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La jornada dejó también imágenes de desconcierto. Después de que el rey de armas se encargara de leer "la primera y principal Proclamación" de Carlos III, culminada por una fanfarria y desfile militar, los simpatizantes congregados bajo el balcón daban por hecho que el nuevo monarca saldría a saludarles.

"¿Dónde está el rey, por qué no sale?", se preguntaban ansiosos. La espera fue en vano, ya que Carlos III no llegó a asomarse. Lo cierto es que el protocolo indicaba que  la proclamación pública se realizaría desde el balcón, pero sin detallar que el hijo de Isabel II hiciera acto de presencia.

Funeral

Mientras Carlos III asume sus nuevas funciones, siguen los preparativos para el funeral de Estado de la reina, que se prevé que sea el 19 de septiembre, aunque el calendario oficial no se ha anunciado.

Lo que sí se ha comunicado ya es que ese día, cuando mandatarios de todo el mundo vendrán a Londres a despedir a Isabel II, será declarado jornada festiva en el Reino Unido.