Roma

Que dos epidemiólogos vayan a juicio ya es sorprendente. Pero si encima el quid de la cuestión se centra en una serie de frivolidades lanzadas por Twitter, el bochorno es aún mayor. “Choque entre virólogos. Si no estuviéramos en plena tragedia, la cosa sería de risa”, escribió hace unos días, con razón, uno de los principales columnistas del prestigioso periódico italiano Corriere della Sera. Por no hablar de cómo, además, un conocido político y otro virólogo, que hasta hace poco habían colaborado codo a codo en plena epidemia del coronavirus, ahora quieren apropiarse cada uno de la “verdadera” autoría de un exitoso plan de emergencia sanitaria.

Una de las contiendas personales que más están llamando la atención en Italia es la que se está librando entre dos importantes virólogos del país, Roberto Burioni y Giulio Tarro. El primero, profesor de microbiología del hospital San Rafael de Milán, es uno de los expertos más citados de los últimos meses en la prensa del país; teniendo en cuenta además que Italia ha sido el primer territorio europeo en sufrir el coronavirus como una epidemia, hace poco más de tres meses. Giulio Tarro, por su parte, es también virólogo y exdirector del hospital Cotugno de Nápoles.

En los últimos tiempos ambos científicos no se han llevado precisamente bien, hasta el punto de que Tarro ha decidido querellarse contra Burioni y otros dos periodistas debido a “una obra de denigración constante en perjuicio de su prestigio científico profesional y personal”, tal como se ha podido leer en una nota difundida por su abogado, Carlo Taormina, uno de los más conocidos del país. En el documento se explica también que “Burioni ha entrado vulgarmente en polémica con el profesor Tarro por recónditas razones que la autoridad judicial tendrá que investigar”.  

Todo empezó el pasado mes de abril en Twitter, red social en la que ambos virólogos  arrancaron su rifirrafe. Durante la dura crisis y en pleno confinamiento, según medios transalpinos como el semanal L’Espresso, el profesor Tarro fue uno de los mayores defensores de la idea de que, en cuestión de muy poco tiempo, “el coronavirus habría desaparecido debido al calor” y que el encierro no tenía “sentido”, dado que lo mejor era “irse de vacaciones” y “curarse a base de sol y playa”, en vez de “quedarse en casa arriesgando el contagio entre familiares”.

En este clima, donde además hay medios que sospechan que podría haber irregularidades en el currículo de Tarro; Burioni, tras un comentario de un parlamentario italiano, llegó a escribir en Twitter: “Si Tarro es virólogo de Premio Nobel, entonces yo soy Miss Italia”. A partir de ahí fue un no parar entre ambos expertos epidemiólogos, llamando la atención de la opinión pública del país.

Pero la cuestión ahora ha pasado de las redes sociales a los tribunales. El abogado de Tarro, el conocido Carlo Taormina, asegura que su cliente es un “docente universitario de alto prestigio” y que está vinculado a “momentos fundamentales de la virología mundial, como en relación al descubrimiento de la vacuna para la poliomielitis”. Además, Taormina recuerda que “a pesar del encendido debate científico propio de esta época”, Tarro invita a “personas físicas, jurídicas y medios de comunicación a que no lleven a cabo obras de difamación y denigración” contra su persona. 

El autor del 'modelo véneto'

Para más inri, un exitoso modelo de emergencia sanitaria para contrastar el coronavirus está enfrentando al presidente de la región Véneto, Luca Zaia; y el prestigioso virólogo transalpino Andrea Crisanti, director de microbiología del hospital de Padua. Ambos, uno desde el ámbito político y el otro desde el contexto técnico, han promovido y ejecutado el conocido como modelo véneto, permitiendo hacer pruebas diagnósticas masivas a toda la población de dicho territorio norteño, con el objetivo de identificar rápidamente los positivos por Covid-19.

Sobre todo porque, hace poco más de tres meses, Véneto fue, junto a Lombardía, la región que padeció el primer foco de contagio en toda Europa. Sin embargo, Lombardía ha tenido mucha menos suerte, convirtiéndose en la región con un tercio de los casos totales del país y más de la mitad de los fallecidos.

Pero los buenos datos en Véneto no han impedido una lucha por la “autoría” para enfrentarse al coronavirus. En los últimos días, el presidente véneto Luca Zaia afirmaba que ha llegado el momento de establecer “roles, méritos y responsabilidades” en relación al éxito de la lucha contra la pandemia en la primera región de Europa con dos positivos por Covid-19. La contestación del virólogo Andrea Crisanti no se hizo esperar y señaló que que “se conceden méritos a personas que no deberían tenerlo”. Y fue más allá: “Hasta ahora pensaba que estábamos colaborando y que los méritos fueran reconocidos. Sin embargo, quieren reescribir la historia”.

La apuesta por unos test masivos sobre la población para aislar el coronavirus en Véneto tuvo lugar la misma noche que arrancó la epidemia en Europa, el 21 de febrero, momento en el que se detectaron en Italia dos focos de infección, a la vez: uno en Codogno (Lombardía) y otro en Vo’ Euganeo (Véneto). Tres meses después, la apuesta por el modelo véneto ha sido rentable políticamente. Atendiendo a la prensa italiana, el presidente de la región, Luca Zaia disfruta de unos muy altos índices de popularidad, “comparables sólo a los del primer ministro, Giuseppe Conte”, recuerda el Corriere della Sera