Bruselas

Bélgica iba ya camino de batir su propio récord mundial de país sin Gobierno: tras las elecciones de 2010 tardó un total de 541 días en lograrlo, un periodo en que se cuestionó incluso la propia supervivencia del país. Ahora, el Ejecutivo belga llevaba en funciones desde el 18 de diciembre de 2018 con dos primeros ministros distintos: a Charles Michel le sustituyó Sophie Wilmès cuando él fue elegido presidente del Consejo Europeo. Debido a la fractura entre flamencos y valones, no había perspectivas de formar Gobierno y se hablaba ya de repetir las elecciones.

La crisis del coronavirus lo ha cambiado todo. Wilmès ha conseguido este jueves el apoyo de nueve partidos políticos distintos para formar un Gobierno de emergencia con plenos poderes capaz de responder a la crisis del coronavirus. El Parlamento federal belga le ha ha dado su confianza por 84 votos a favor, 44 en contra y ninguna abstención. 

En el Gobierno de coalición en funciones quedaban tres partidos: los liberales valones (MR) y flamencos (Open Vld) y los democristianos flamencos (CD&V). La primera ministra belga ha sumado ahora el apoyo de socialistas valones (PS) y flamencos (Sp.a); ecologistas valones (Ecolo) y flamencos (Groen), democristianos valones (CdH), francófonos de Bruselas (DéFI) y el diputado independiente Emir Kir.

Han votado en contra los secesionistas flamencos de la N-VA, que dan cobertura política y logística a Carles Puigdemont desde que se fugó a Bélgica. Ellos habían gobernado en coalición con Charles Michel, pero le abandonaron porque no querían firmar el Pacto Migratorio de la ONU. Ahora también han rechazado sumarse al Gobierno de emergencia. También han denegado la confianza a Wilmès la extrema derecha flamenca del Vlaams Belang; y la izquierda radical del PTB-PVDA, además del diputado independiente Jean-Marie Dedecker.

La investidura del Gobierno de emergencia se ha desarrollado en condiciones muy atípicas cuyo objetivo era minimizar el riesgo de contagio de coronavirus. Los diputados han votado con papeleta en tres salas distintas del Parlamento. Los que tienen apellidos que empiezan por letras entre la A y la K han podido hacerlo en el hemiciclo, mientras que para los demás se han habilitado otras dos salas donde normalmente se celebran comisiones. Después, han vuelto a sus respectivos despachos hasta que se ha hecho público el resultado de la votación.

Confinamiento flexible

El acuerdo para el Gobierno de emergencia se cerró el pasado domingo. Poco después, Wimès anunció ya reforzar las medidas restrictivas contra el coronavirus. Se han cerrado escuelas, bares, restaurantes y tiendas y se pide a los ciudadanos que no se muevan de sus casas salvo para ir a trabajar si no tienen la alternativa del trabajo o para desplazamientos indispensables.

No obstante, el régimen es más flexible que el de España, ya que se permite por ejemplo la actividad física al aire libre. Según los últimos datos de este jueves, en Bélgica hay ya 1.795 personas infectadas por covid-19 y 21 fallecidos. El apoyo parlamentario permitirá ahora al Gobierno de Wilmès adoptar medidas económicas para amortiguar el impacto de la pandemia, que hasta ahora tenía poderes presupuestarios muy limitadas al estar en funciones.

Las últimas elecciones del 26 de mayo de 2019 dejaron una Bélgica más dividida que nunca, en la que la formación del Gobierno se antoja casi imposible. Mientras que en Flandes triunfó la derecha radical y la ultraderecha, en Valonia ganaron las izquierdas: el Partido Socialista se mantiene como el más votado y tanto los verdes como los comunistas suben. 

Desde entonces, los diferentes informadores nombrados por el Rey Felipe han explorado la posibilidad de un Gobierno entre los socialistas valones y los nacionalistas flamencos de la N-VA. Una solución que hasta ahora se ha desvelado imposible por las diferencias irreconciliables entre ambos. La otra alternativa era una "coalición arcoiris" entre socialistas, democristianos, liberales y verdes. Una opción que tampoco parece sostenible puesto que dejaría fuera a los dos partidos más votados en Flandes.

Al final, el coronavirus ha hecho posible lo que parecía imposible: un Gobierno belga apoyado por nueve partidos.

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