Bruselas

Nuevo órdago de Boris Johnson a la Unión Europea. El primer ministro británico ha amenazado este miércoles con levantarse de la mesa de diálogo con Bruselas de forma prematura en junio si para entonces considera que no se han realizado progresos suficientes en el nuevo acuerdo comercial que debe regir la relación entre Reino Unido y la UE tras el brexit.

Con esta amenaza de abandonar apresuradamente las negociaciones, Johnson aumenta la presión sobre la Unión Europea para que flexibilice su postura y ofrezca a Reino Unido un pacto más ventajoso. La alternativa sería una salida caótica de Londres el 31 de diciembre, con un fuerte impacto económico para las dos partes.

Los Veintisiete aprobaron el pasado martes su posición negociadora, que exige a Londres que mantenga los estándares de la UE en materia social, medioambiental, de ayudas públicas y de competencia. Una petición que Johnson ve inaceptable y que anticipa un choque de trenes desde la primera ronda de diálogo, que empezará el lunes 2 de marzo.

El Gobierno británico ha publicado este viernes su propio documento negociador, de 36 páginas de extensión, en el que vuelve a repetir que "no extenderá el periodo de transición previsto en el Acuerdo de Retirada" más allá del 31 de diciembre. "Esto deja un periodo de tiempo limitado pero suficiente para que la UE y Reino Unido alcancen un acuerdo", afirma el texto.

Johnson espera que para la primera reunión de alto nivel entre la UE y Londres tras el brexit -prevista para junio- haya ya un "esquema general de un acuerdo" que permita "finalizarlo rápidamente en septiembre". "Si no ocurre así en el encuentro de junio, el Gobierno deberá decidir si la atención de Reino Unido debe alejarse de las negociaciones y centrarse exclusivamente en continuar los preparativos nacionales para salir del periodo de transición de forma ordenada", señala el documento.

Johnson rechaza seguir vinculado a las reglas de la UE

El Gobierno británico explica que su objetivo en la negociación es "una relación basada en la cooperación amistosa entre iguales soberanos". "Pase lo que pase, el Gobierno no negociará ningún acuerdo en el que Reino Unido no tenga el control de sus propias leyes y de su vida política. Eso significa que no aceptaremos ninguna obligación de que nuestras leyes se alineen con las de la UE o de que las instituciones de la UE, incluyendo el TJUE, tengan jurisdicción en Reino Unido", apunta el texto.

Londres quiere un acuerdo de libre comercio similar a los que la UE tiene con Canadá o Japón, con cero aranceles y cero cuotas pero sin ninguna obligación asociada. "Si no es posible negociar un resultado satisfactorio, entonces la relación comercial con la UE se basará en el Acuerdo de Retirada de 2019 y será similar a la de Australia", asegura.

El texto no menciona en ningún momento a Gibraltar, territorio que la UE ha excluido del futuro acuerdo comercial a petición de España. Pero sí dice que "el Gobierno actuará en estas negociaciones en nombre de todos los territorios de cuyas relaciones internacionales Reino Unido es responsable" y "buscará resultados que ayuden a la seguridad y los intereses económicos de los territorios y reflejen sus características únicas". Otro motivo de choque entre Bruselas y Londres.

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