Bruselas

"Los Estados miembros tienen que centrarse en una o dos prioridades como máximo o no conseguirán nada", explica un alto funcionario de la UE. El Consejo Europeo extraordinario consagrado al presupuesto plurianual de la UE para el periodo 2021-2027 empieza este jueves a las 15:00 horas, pero nadie sabe cuántos días va a durar, cuántas noches en blanco quedan por delante ni cómo acabará. "No tenemos intención de encarcelar a los líderes europeos, podrán quedarse o irse cuando quieran", bromea el alto funcionario.

Lo único que se ha preparado es la coreografía inicial. Tras una reunión plenaria en la que cada uno de los 27 líderes planteará sus líneas rojas, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, usará el "método del confesionario" para convocar por separado a los jefes de Gobierno más problemáticos. "A partir de ahí, estad atentos al Twitter", aconseja un responsable de prensa.

Las negociaciones sobre dinero son siempre las más enconadas en la UE. La guerra abierta entre los contribuyentes netos y los beneficiarios de las ayudas europeas complica cualquier acuerdo. Esta vez, el compromiso es más difícil todavía debido al brexit. Reino Unido era el segundo mayor contribuyente neto y su marcha deja un agujero de entre 10.000 y 12.000 millones de euros al año en las cuentas comunitarias. Es decir, 75.000 millones en 7 años.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se juega mucho en esta negociación. Hasta ahora, España siempre ha sido beneficiaria neta del presupuesto de la UE, es decir, las ayudas que recibe son superiores a su contribución a las arcas comunitarias. Entre 2014 y 2018, nuestro país recibió de media 2.000 millones netos de Bruselas al año. Con los últimos recortes propuestos por Michel, esta posición está en peligro. El tijeretazo afecta a las dos partidas de las que más se beneficia España, los fondos regionales y la agricultura, justo en plena crisis del campo español

Si hay fumata blanca, no llegará como mínimo hasta el sábado por la mañana. El peor escenario sería una cumbre de tres días que concluyera en fracaso. "El acuerdo sólo será posible si hay cambios sustantivos en las posiciones de algunos. Pero quizá hace falta un poco más de tiempo y hay que darlo. Debe encontrarse un acuerdo con el que todo el mundo esté igualmente insatisfecho, ese es el secreto en este tipo de negociaciones", explica un diplomático.

¿Qué es el marco financiero plurianual de la UE?

Lo que se discute a partir de este jueves en Bruselas es el presupuesto comunitario a largo plazo. Este marco financiero plurianual (MFF en jerga bruselense) establece los límites de gasto de la UE durante un periodo de siete años. Tanto de forma global como en los diferentes capítulos: agricultura, cohesión o inmigración.

¿Por qué siete años y no un presupuesto anual como en España?

La idea de un presupuesto plurianual de la UE se desarrolló durante los años ochenta. El objetivo era aminorar el conflicto entre las instituciones comunitarias, reforzar la disciplina presupuestaria y mejorar la ejecución gracias a una planificación a largo plazo que facilitaba los grandes proyectos de inversión. Las actuales perspectivas financieras 2014-2020 son las quintas de la historia. Las que se negocian ahora serán las sextas. Pero cada vez son más los críticos con este sistema por considerar que es obsoleto e impide a la UE reaccionar a imprevistos y nuevos desafíos, como la crisis de deuda o la migratoria.

¿De qué cantidades estamos hablando?

El actual presupuesto plurianual de la UE fija un límite de gasto equivalente al 1,16% del PIB comunitario. Sólo el Parlamento Europeo propone aumentar este umbral (hasta el 1,3%) para hacer frente a las nuevas tareas que ha planteado el equipo de Ursula von der Leyen en ámbitos como la defensa, la política exterior o la transición verde. La Comisión planteó un techo mucho más modesto del 1,11%. Charles Michel ha recortado todavía más, hasta el 1,074%. Es decir, 1,094 billones de euros para siete años. Esta será la base de negociación durante la cumbre.

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Pero el club de los frugales -Holanda, Austria, Dinamarca y Suecia- exige no pasar del 1%. A una UE más pequeña sin Reino Unido le corresponde un presupuesto también más pequeño, alegan. Un punto de vista con el que simpatizan también Alemania y Finlandia.

En todo caso, estas cifras son migajas si se comparan con el nivel de gasto público en los Estados miembros, que se sitúa de media en el 47,1% y que llega hasta el 51,1% en el caso de Alemania. La contribución diaria por ciudadano al presupuesto de la UE asciende a 0,78 euros al día, según los cálculos de Bruselas.

¿Qué recortes se plantean en agricultura y fondos regionales?

El presidente del Consejo Europeo plantea un hachazo del 14% en la Política Agrícola Común (es decir, de 53.200 millones de euros) en comparación con el actual nivel de gasto. En el caso de los fondos regionales, la rebaja es del 12% (44.500 millones). Pese a ello, estas dos políticas tradicionales de la UE seguirán acaparando el 62% del presupuesto comunitario.

El argumento de Michel es que los recortes son necesarios para tapar el agujero del brexit y para poder financiar nuevas políticas como I+D, inmigración o defensa. El club de los frugales ve estos tijeretazos insuficientes y exige redirigir más dinero de la agricultura y las regiones a las "políticas modernas".

España se convertiría en uno de los Estados miembros más perjudicados puesto que es el segundo receptor tanto de ayudas agrícolas (por detrás de Francia) como de fondos estructurales (sólo superado por Polonia). En el periodo 2014-2020, nuestro país ha recibido casi 45.000 millones de la PAC y 39.800 millones en cohesión.

¿Cuáles son las líneas rojas de España en la negociación?

En su visita relámpago a Bruselas a principios de febrero, Pedro Sánchez le comunicó al presidente del Consejo Europeo que sus líneas rojas son una PAC y una política de cohesión "fuertes". "La agricultura es la primera prioridad para España", explican fuentes diplomáticas. Una prioridad que en las últimas semanas se ha convertido en emergencia debido a las protestas de los agricultores por la crisis del campo y el desplome de los precios.

Para nuestro país, la propuesta de Charles Michel es "insuficiente en su ambición" e "injusta en su reparto", según dijo este lunes la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Sánchez defenderá en Bruselas que no haya ningún recorte en la PAC y pedirá también mejoras en los fondos de cohesión. Además, España reclama un fondo especial para combatir el paro juvenil y potenciar la formación profesional y la educación digital entre los jóvenes. España se sentía cómoda con la propuesta original de la Comisión, que establece un tope de gasto del 1,11% del PIB y fue elaborada por la vicepresidenta Nadia Calviño cuando era directora general de Presupuestos en Bruselas. Cualquier recorte adicional como el de Michel hace peligrar su condición de beneficiario neto.

¿Con qué aliados puede contar Sánchez?

España se encuentra en una "situación especial" en la negociación presupuestaria y por tanto optará por la "geometría variable" en materia de alianzas a la hora de defender sus intereses. En la preservación de las ayudas agrícolas, los aliados más estrechos de Sánchez son Francia y Portugal. El Gobierno de Emmanuel Macron sostiene, como nuestro país, que la PAC es imprescindible para garantizar la soberanía alimentaria de la UE y la transición ecológica.

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España forma parte también del grupo de los amigos de la cohesión, en el que no está Francia. En esta alianza figuran Bulgaria, República Checa, Chipre, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. Se trata de un club paradójico. Con estos países, España coincide en la necesidad de aumentar el presupuesto destinado a los fondos estructurales y por tanto en la guerra contra el club de los frugales. Pero al mismo tiempo compite en el reparto de las ayudas: cuantas más vayan al Este, menos quedarán para el Sur.

¿Cómo se financia el presupuesto de la UE?

La principal fuente de financiación (el 70% del total) procede de las contribuciones de los Estados miembros, que se basan en su nivel de riqueza. De ahí la guerra sin tregua entre los contribuyentes netos, los más ricos y que pagan más de lo que reciben, y los beneficiarios, que son los Estados miembros más pobres. Además hay otras dos fuentes de ingresos: los derechos de aduana y los gravámenes sobre el azúcar y un porcentaje del IVA.

El presidente del Consejo Europeo ha propuesto dos nuevas fuentes de ingresos para la UE. Por un lado, una parte de la recaudación que logran los Estados miembros con el sistema de comercio de emisiones de CO2. Por el otro, una tasa de 0,80 euros por kilo de plástico no reciclado. Pero tampoco hay consenso entre los Estados miembros sobre estas vías de financiación.

¿Qué pasa con el cheque británico tras el brexit?

"Devuélvanme mi dinero". En la cumbre de Fontainebleau de 1984, la primera ministra británica Margaret Thatcher logró con este grito de guerra el denominado 'cheque británico'. Es decir, que la UE reintegrara a Reino Unido una parte de su contribución al presupuesto comunitario con el argumento de que era un país relativamente pobre que además recibía pocas ayudas agrícolas. 

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Con el tiempo, el sistema de cheques se generalizó a otros contribuyentes netos: Alemania, Dinamarca, Holanda, Austria y Suecia. Tras el brexit, la Comisión Europea ha propuesto eliminar estas correcciones financieras porque ya no tienen sentido, una posición que comparten Francia o España. El presidente Charles Michel propone una reducción progresiva, aunque todavía no ha puesto cifras. El club de los frugales quiere mantener sus cheques intactos. Es uno de los puntos más difíciles de la negociación.

¿Qué nuevas condiciones se imponen a los receptores de ayudas?

En la anterior negociación presupuestaria, el cobro de las ayudas europeas se condicionó al cumplimiento por parte de los países beneficiarios de los objetivos de déficit y deuda, algo que no gustaba a España. Ahora se establece como nuevo requisito que los países beneficiarios respeten las normas del Estado de derecho y en particular la independencia del poder judicial. Un criterio que se ha introducido pensando en países como Polonia o Hungría, que reciben muchos fondos comunitarios y ya han sido expedientados por Bruselas por cuestionar los valores europeos.

En un intento de atraerse el apoyo de Varsovia y Budapest, Charles Michel ha relajado estas nuevas condiciones. Pero el resto de Estados miembros reclama volver a una línea más dura. Esta disputa será también clave para saber si hay o no acuerdo durante este Consejo Europeo.

¿Qué mayoría se necesita para aprobar el presupuesto plurianual?

Ese es el gran problema de todo el debate. Las perspectivas financieras deben aprobarse por unanimidad de los 27 Estados miembros. Es decir, todos los países, desde Alemania hasta Luxemburgo, tienen derecho de veto. Además, el acuerdo debe ser ratificado después por el Parlamento Europeo, lo que significa que los eurodiputados también pueden tumbar cualquier pacto, aunque nunca hasta ahora lo han hecho. El sudoku es casi imposible de encajar.

Y si no hay acuerdo, ¿qué?

Muchos países dan ya por descontado que la cumbre se cerrará sin acuerdo y que se necesita al menos otra convocatoria en abril o quizá en el segundo semestre del año. Pero tanto la Comisión como Charles Michel avisan de un "escenario del horror" que debe "evitarse a todo precio". Sin un pacto ahora, la UE se quedaría sin base legal para gastar dinero a partir de 2021 en la mayoría de sus políticas. Se necesitan varios meses más para cerrar un acuerdo con el Parlamento y aprobar las normas de los diferentes fondos. "La situación no va a mejorar con el tiempo porque los límites serán los mismos", sostiene Michel.

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