Bruselas

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea han alcanzado este lunes un principio de acuerdo para lanzar una nueva misión naval en el Mediterráneo en las próximas semanas. El objetivo de la operación será garantizar el respeto del embargo de armas impuesto por Naciones Unidas al país y facilitar así un alto el fuego entre las dos facciones que se disputan el poder, el Gobierno de Trípoli y el mariscal Jalifa Haftar, que controla el este del país.

"Vamos a lanzar una nueva operación en el Mediterráneo y hamos acordado que esta operación tendrá como objetivo la aplicación del embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La operación tendrá componentes aéreos, de satélite y navales", ha anunciado el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, Josep Borrel, al término de la reunión.

Durante el encuentro, algunos países como Italia plantearon además que la misión tuviera un componente terrestre. Es decir, soldados europeos desplegados en los puertos y aeropuertos de Libia. El resto de socios han dejado claro que una intervención terrestre necesitaría la invitación del Gobierno de Trípoli y el aval de la ONU, según ha explicado la ministra de Exteriores, Arancha González Laya

El proceso para llegar a este principio de acuerdo ha sido particularmente arduo. La UE no quería quedarse marginada en la crisis de un país vecino como Libia -sumida en una situación de caos y guerra civil desde la caída del dictador Muamar el Gadafi en 2011 y de cuya estabilidad dependen por ejemplo los flujos migratorios a territorio comunitario- y verse desplazada por Turquía y Rusiaque ahora pugnan por repartirse el dominio del Mediterráneo. Pero los 27 discrepan sobre cómo hacerlo.

¿Hay efecto llamada?

La primera opción que se barajó fue resucitar la operación naval Sophia, que se creó en 2015 para combatir a los traficantes de migrantes en el Mediterráneo. Esta misión se suspendió en marzo del año pasado debido al veto del entonces ministro del Interior, Matteo Salvini, que rechazaba quedarse a todos los migrantes rescatados en alta mar. Exigía un reparto que el resto de socios nunca aceptaron. En teoría, la salida de Salvini facilitaba retomar esta misión y redirigirla al control del embargo de armas a Libia.

Sin embargo, países como Austria o Hungría vetaron esta posibilidad con el argumento de que Sophia provoca un efecto llamada de inmigrantes irregulares a través de la ruta del Mediterráneo Central entre Libia e Italia. Para sortear este veto, los Veintisiete han  acordado clausurar definitivamente Sophia y lanzar una operación totalmente nueva.

Esta misión, que todavía no ha sido bautizada, se concentrará en las aguas del este de Libia, lejos de la ruta del Mediterráneo Central. Además, los 27 se han comprometido a vigilar constantemente el posible impacto de la operación en los flujos migratorios.

"Si se observa un efecto llamada de inmigrantes, los efectivos marítimos se retirarán de la zona en cuestión", según el acuerdo final cerrado por los ministros de Exteriores. González Laya ha dicho que España está dispuesta a participar en la operación como ya hacía con Sophia. Pero los detalles sobre el número de efectivos se concretarán en las próximas semanas a nivel técnico.

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