Bruselas

A la Unión Europea le preocupa haber quedado marginada en la crisis de un país vecino como Libia -sumida en una situación de caos y guerra civil desde la caída del dictador Muamar el Gadafi en 2011 y de cuya estabilidad dependen por ejemplo los flujos migratorios a territorio comunitario- y haberse visto desplazada por Turquía y Rusia, que ahora pugnan por repartirse el dominio del Mediterráneo.

Nada más concluir la conferencia sobre Libia organizada este domingo en Berlín, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el jefe de la diplomacia, Josep Borrell, se comprometieron a "jugar un papel importante" en el control de la tregua acordada entre las dos facciones en combate -el Gobierno de Trípoli y el mariscal Jalifa Haftar, que controla el este del país-, así como en el respeto del embargo de armas.

Una tarea supuestamente urgente que sin embargo se ha saldado en un primer fracaso. En su reunión mensual celebrada este lunes en Bruselas, los ministros de Exteriores de la UE no han logrado ponerse de acuerdo en cómo hacerlo. "Como no era un punto formal en la agenda, no ha habido ninguna decisión concreta, sino una larga discusión", se ha justificado Borrell.

De momento, la única iniciativa que sopesa la UE es resucitar la operación naval Sophia, que se creó en 2015 para combatir a los traficantes de migrantes en el Mediterráneo, y redirigirla para que a partir de ahora se centre en el control del embargo de armas a Libia. Algo que obligará a utilizar otras herramientas no previstas inicialmente como medios aéreos y satélites para cubrir también la frontera terrestre de Libia, según ha explicado Borrell.

"Hay un acuerdo en el Consejo para revivir y refocalizar la operación Sophia. (...) Se ha manifestado la voluntad política y nadie se ha expresado en contra. Ahora empezamos los procedimientos", ha asegurado el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común. Borrell espera que la decisión pueda adoptarse en la próxima reunión de febrero.

La operación Sophia se suspendió en marzo del año pasado debido al veto del entonces ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. El Gobierno populista de Roma rechazaba quedarse con todos los migrantes rescatados en alta mar -la ruta del Mediterráneo sufría entonces una fuerte presión migratoria- y exigía que se repartieran por todos los países de la UE, pero tras meses de negociaciones no hubo acuerdo entre los países miembros sobre las cuotas.

"Sophia se ha abandonó a causa de Salvini. Pero ahora Salvini ya no está", ha destacado el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn. Sin embargo, el problema de quién se queda con los migrantes rescatados no se ha resuelto.

La UE no enviará tropas a Libia

El jefe de la diplomacia italiana, Luigi di Maio, líder del partido antisistema Movimiento Cinco Estrellas, ha admitido este lunes que la reactivación de la operación Sophia "puede ser un punto  de partida". "Pero debe ser una misión para impedir la entrada de armas en Libia, para vigilar el embargo y no para otras cosas", ha enfatizado, dejando claro su rechazo a los posibles rescates de migrantes.

En su primer viaje a Bruselas como ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ha señalado que hay varias opciones sobre la mesa para que la UE refuerce su papel en Libia y ayude a consolidar la paz: no sólo la extensión de la misión Sofía sino también un "mecanismo nuevo" a medida. Eso sí, ha querido dejar claro que la Unión no se plantea en ningún caso "enviar tropas sobre el terreno".

Para Borrell, la culpa de que la UE haya quedado desplazada en Libia son sus divisiones internas. "El problema es que no hemos estado unidos sobre Libia. Reconozcamos la verdad. Nosotros los europeos hemos tenido diferentes posiciones respecto a Libia y ahora quizá estamos pagando el precio por no haber sido capaces de presentar un enfoque político compartido por todos los Estados miembros", dijo la semana pasada en la Eurocámara.

"Como no queremos participar en una solución militar, nos parapetamos en la creencia de que no hay una solución militar. Pero en Siria ha habido una solución militar provocada por los turcos y los rusos, y eso ha cambiado el equilibrio en el este del Mediterráneo", lamenta el jefe de la diplomacia europea.

"Eso es algo que nos debería preocupar mucho a todos, porque estoy seguro de que nadie estaría muy feliz si en la costa libia hay un anillo de bases militares de las flotas de Rusia y Turquía delante de la costa italiana, controlando las rutas de inmigración ilegal hacia Europa", ha avisado Borrell.