Reino Unido saldrá de la UE el próximo 31 de enero. Cuatro años después del referéndum del brexit, las urnas han otorgado a Boris Johnson un mandato claro para ejecutar la ruptura. Tras más de cuatro décadas integrados en las instituciones comunitarias, los británicos afrontarán ahora el delicado e incierto proceso de desconexión. En el MI6, el poderoso servicio de inteligencia al servicio de su majestad, crece el temor a que esta ‘separación de bienes’ entre Londres y Bruselas deje aislados y fuera de juego a su plantilla de agentes y espías.

Por este motivo, una delegación de la inteligencia británica ha intensificado en las últimas semanas los contactos y las reuniones con sus homólogos europeos para abordar una futura cooperación que evite que las islas británicas queden aisladas de sus socios. Según ha podido saber este periódico, los encuentros han sido bilaterales. Los servicios secretos británicos se reunieron primero con sus homólogos en los países de mayor influencia para sus intereses; entre ellos, Alemania, Francia o España. Después con el resto de países miembros.

En dichas reuniones, los representantes británicos instaban a sus colegas a mantener el flujo de información en materia de seguridad pese a la ruptura del brexit. Los servicios secretos británicos empezaron la ronda de contactos con sus homólogos europeos inmediatamente después del referéndum de junio de 2016.

El Reino Unido, como otros muchos países europeos, mantiene diferentes secciones dentro de sus servicios secretos en sus relaciones con sus aliados. Una estrategia que pretende desarrollar una mayor confianza con cada uno de ellos.

Las reuniones bilaterales, aun gestionadas desde la dirección de los servicios secretos británicos, ha corrido a cuenta de cada una de estas secciones estratégicas.

Prueba de que el Ejecutivo británico se ha ocupado y preocupado en defender la solidez de su agencia de inteligencia pase lo que pase con el brexit es la continuidad en el cargo de Alex Younger. El máximo responsable del MI6, obtuvo el pasado febrero una prórroga en su puesto, una medida excepcional ante la incertidumbre que provoca la ruptura.

La salida de la Unión Europea tiene también sus implicaciones en materia de seguridad: las amenazas no conocen fronteras y el intercambio de información es esencial para hacerles frente.

Más aún en un contexto marcado por la amenaza yihadista. Cientos de personas que cumplen condenas por delitos relacionados con terrorismo en toda Europa quedarán en libertad en 2020 al expirar sus penas. Y el Reino Unido, atendiendo a las cifras de ataques y atentados, es un país especialmente permeable a esta amenaza.

La continuidad de Younger, conocido como ‘C’ en el espionaje británico -M en las películas de 007-, pretende también calmar la ambigüedad con la que se ha tratado la cooperación entre agencias de inteligencia durante las negociaciones del brexit. En el documento en el que se trazaban las líneas de la futura relación entre Reino Unido y la UE hay sólo dos párrafos dedicados al asunto.

El texto, que no es vinculante, indica que debe establecerse un “intercambio de información de forma periódica y voluntaria, en particular en materia de antiterrorismo y ciberataques. La declaración pactada entre Bruselas y Boris Johnson termina indicando que en la “futura relación” entre ambas partes debe primar un “diálogo cercano” para hacer frente a las “amenazas emergentes”.