Bruselas

Desafiando las férreas medidas de seguridad que se despliegan antes de cada cumbre, una treintena de activistas de la organización ecologista Greenpeace han tomado este jueves la sede del Consejo Europeo en Bruselas horas antes de que empiecen a llegar los líderes de los Veintisiete, que tienen el cambio climático en su agenda. Los manifestantes han logrado desplegar enormes pancartas en la fachada acristalada del edificio simulando un espectacular incendio. Su objetivo: denunciar que la UE no está haciendo lo suficiente para frenar la "emergencia climática" y presionar a los jefes de Estado y de Gobierno.

La protesta ha comenzado a primera hora de la mañana con la llegada de los activistas en un viejo camión de bomberos rojo, saltándose el perímetro de seguridad. A continuación, 28 escaladores de Greenpeace han trepado por la fachada del edificio, han desplegado las pancartas y han encendido bengalas para simular el incendio, al tiempo que hacían sonar una alarma. En el suelo les han apoyad otros 33 activistas con pancartas que alertan de la "emergencia climática" y acusan a los líderes europeos de retrasar las medidas para combatirla.

A continuación se ha desencadenado una operación policial de gran escala, con helicóptero incluido. Los activistas de Greenpeace se han comprometido a bajar voluntariamente a partir de las 10:00 horas y mientras tanto se ha cerrado el edificio del Consejo Europeo.

"El mundo está en llamas y nuestros Gobiernos están dejándolo arder. No es suficiente que se comprometan a la neutralidad climática de la UE en 2050. Los presidentes y primeros ministros que están en Bruselas hoy ya se habrán ido para entonces. Lo que cuentan son las medidas urgentes que adopten ahora, mientras están en el poder", ha dicho el director de Greenpeace en la UE, Jorgo Riss.

Los jefes de Estado y de Gobierno debatirán y decidirán este jueves si aprueban el objetivo de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en 2050. Se trata de la primera prueba de fuego para el Pacto Verde Europeo que acaba de presentar la nueva presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen.

Un resultado positivo convertiría esta meta en irreversible: una señal inequívoca a inversores, empresas y ciudadanos de que la UE va en serio en su reconversión verde. Un escenario de bloqueo supondría un fiasco que pondría en duda la capacidad de la UE de pasar de las buenas palabras a la acción.

Retirada de las pancartas tras la protesta de Greenpeace en el Consejo Europeo Yves Herman/Reuters

Sin embargo, todavía hay tres países que se resisten a dar su aval. Se trata de PoloniaHungría y República Checa, cuyas economías todavía son muy dependientes de los combustibles fósiles y que temen la destrucción de su industria y una fuerte pérdida de empleo.

Para aplacar sus dudas, Von der Leyen ha propuesto un fondo de transición cuyo objetivo es movilizar hasta 100.000 millones de euros en siete años. Pero todavía no se sabe de dónde saldrá el dinero porque el presupuesto plurianual de la UE sigue en el limbo. Los tres países mantienen la presión con el fin de obtener más garantías de que tendrán suficientes ayudas europeas.

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