Bruselas

La cumbre extraordinaria de Sibiu (Rumanía) se convocó en 2017, con las heridas del brexit todavía abiertas y supurando, como una reunión clave para darle un volantazo al rumbo de la UE a Veintisiete. Una especie de refundación que se había programado para el día de Europa, con Reino Unido ya fuera y apenas dos semanas antes de las elecciones a la Eurocámara del 26 de mayo. Un encuentro de proporciones casi épicas para el que el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, preparó cinco escenarios alternativos: entre ellos, dar marcha atrás en la integración, una UE a múltiples velocidades o crear los Estados Unidos de Europa. 

La primera sorpresa es que la cita de Sibiu ha llegado y Londres todavía no ha logrado marcharse de la UE. La primera ministra británica, Theresa May, no estaba invitada en Rumanía pero el brexit sigue eclipsando el resto de la agenda comunitaria. Además, la ambición de refundar Europa se ha desvanecido. Los escenarios de Juncker han acabado en el cajón del olvido. El presidente francés, Emmanuel Macron, es el único que todavía tiene grandes proyectos. El resto de líderes se conforma con lo mínimo: preservar la unidad y resolver a base de parches cualquier nueva crisis.

La cumbre de Rumanía se había acabado convirtiendo en una especie de tregua. Una ocasión para que los líderes europeos aparcaran por unas horas las múltiples cuestiones que les dividen (desde la inmigración, que enfrenta a los países del Este contra los del Oeste; hasta la reforma del euro, en la que chocan Norte y Sur; pasando por la deriva populista de Hungría, Polonia, Rumanía o Italia). Un momento para hacer profesión de europeísmo pese a todo.

Comienza la cumbre de líderes sobre el futuro de la Unión Europea en Sibiu (Rumanía) Efe

"En 15 días celebraremos elecciones europeas. Más de 400 millones de ciudadanos europeos escogerán entre una alternativa muy clara. ¿Todavía queremos construir juntos, mejorar las cosas, aunque sea de formas diferentes? ¿O queremos destruir Europa y volver al nacionalismo? Esta es la alternativa a la que nos enfrentamos en muchos países y que debemos resolver", ha enfatizado Macron.

La declaración de Sibiu aprobada este jueves es precisamente eso: un decálogo de buenas intenciones del que se ha suprimido cualquier cuestión polémica. Los Diez Mandamientos para la supervivencia de la Unión Europea en un entorno hostil, con enemigos internos como el auge del populismo eurófobo y amenazas externas como el unilateralismo de Donal Trump, la agresividad de Rusia o la expansión avasalladora de China. Diez mandamientos que se resumen en uno: "Reafirmamos nuestra convicción de que unidos somos más fuertes en este mundo cada vez más inestable y exigente".

¿Quién elige al sucesor de Juncker?

Esta tregua, esta escenificación de unidad, ha durado en realidad muy poco. Los líderes europeos han empezado a discutir en Rumanía el reparto de altos cargos de la UE para la próxima legislatura: presidencia de la Comisión, del Consejo Europeo, del Banco Central Europeo, de la Eurocámara y la jefatura de la diplomacia. Un debate en el que han vuelto a emerger con fuerza las divisiones que les enfrentan: no sólo no están de acuerdo en los candidatos (la mayoría aún no se han postulado), sino que también discrepan en el método de nombramiento

Por un lado, están los partidarios de dejar la iniciativa en manos de la Eurocámara. En un intento de democratizar la elección, las principales familias políticas han presentado a su candidato a presidir la Comisión (Spitzenkandidat). Los populares, al alemán Manfred Weber; los socialistas al holandés Frans Timmermans; y los liberales a un equipo en el que sobresale la todopoderosa comisaria de Competencia, Margrethe Vestager. El partido que gane las elecciones debería poder colocar a su candidato. El procedimiento se ensayó por primera vez en 2014: Juncker era el candidato del PPE y se convirtió en presidente del Ejecutivo comunitario.

"Yo defenderé este modelo porque sería difícil explicar a los ciudadanos europeos que va a haber elecciones con candidatos y que después una pequeña élite política decidirá lo que ellos creen que está bien. No me parece que eso sea muy democrático y no creo que refuerce la popularidad de la UE", ha avisado el canciller austríaco, Sebastian Kurz.

También la canciller Angela Merkel apoya este sistema de elección, aunque con mucho menos entusiasmo que Kurz. "Yo soy miembro del PPE, un partido que se ha comprometido con el principio de los Spitzenkandidaten, y apoyo claramente a Manfred Weber", ha dicho Merkel. Pero al mismo tiempo ha admitido que hay otros primeros ministros que no están de acuerdo con el procedimiento y que es incierto que se vaya a  seguir esta vez.

La oportunidad de Sánchez

El presidente del Gobierno ha llegado a la cumbre de Sibiu muy reforzado por su "victoria clara" el 28 de abril y convertido en referente de los socialdemócratas europeos. Eso le sitúa en una posición privilegiada para influir en el reparto de altos cargos para la próxima legislatura, que empieza a negociarse en la ciudad rumana. ¿Aprovechará para postular a Josep Borrell como presidente de la Comisión Europea en sustitución de Jean-Claude Juncker? Sánchez parece descartarlo.

"Nosotros, desde luego apostamos por el candidato socialdemócrata, Frans Timmermans, para que sea el próximo presidente de la Comisión", cuando se le ha preguntado por Borrell. Eso sí, ha añadido que "sin duda España tiene que jugar, debe jugar, y estoy convencido de que va a jugar un papel determinante en la futura Comisión Europea".

El principal detractor de los Spitzenkandidaten es precisamente Macron, porque su partido La República en Marcha todavía no cuenta con una familia política en la UE. "He sido muy claro sobre esto desde el principio. No creo que sea el buen método a menos que elaboremos auténticas listas transnacionales", ha alegado el presidente francés. Macron defiende que los líderes europeos no deben dejarse arrebatar por la Eurocámara la competencia que les reconoce el Tratado de escoger al candidato a presidente de la Comisión.

"El modelo de Spitzenkandidat fue una mala decisión desde el principio", sostiene el primer ministro luxemburgués, Xabier Bettel. "Pregunten a mis votantes, no tienen ni idea de quién es el candidato de ningún partido. Ni siquiera saben cuál es el cargo de Frans Timmermans ahora o a qué se presentan", ha avisado.

¿Cuál será el papel de los populistas?

¿Qué papel jugarán en la elección de la cúpula de la UE los Gobiernos populistas y euroescépticos? El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha anunciado esta semana que no apoyará a Weber pese a ser el candidato de su familia política por sus críticas al Gobierno de Budapest. Por su parte, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, asegura que no tiene miedo de quedarse aislado en el debate. "Tenemos el complejo de estar aislados, pero ya verán que no es cierto", ha dicho a los periodistas.

Para el primer ministro griego, Alexis Tsipras, la Comisión necesita un presidente "que esté contra el neoliberalismo, contra la austeridad y por supuesto contra el enfoque xenófobo las fuerzas de extrema derecha que están ahora subiendo en la UE". "Así que ese presidente no es Manfred Weber", ha zanjado.

Al final de la cumbre de Sibiu, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha convocado otra reunión extraordinaria de líderes para el 28 de mayo, dos días después de las elecciones, "para iniciar el proceso de nombramientos". Su intención es que el proceso sea "rápido, efectivo y sin sobresaltos". Se compromete a respetar todos los equilibrios necesarios: geográfico, de tamaño, de familia ideológica y de género. El objetivo es alcanzar un acuerdo sobre todo el paquete de cinco cargos el 20 y 21 de junio. "Si el consenso es difícil, no dudaré en someterlo a votación", ha avisado.