Bruselas

"Si una prórroga larga nos deja atrapados en la Unión Europea, deberíamos ser lo más difíciles posible. Podríamos vetar cualquier aumento en el presupuesto, obstaculizar el supuesto ejército europeo y bloquear las propuestas integradoras del señor Macron". El incendiario tuit del líder de la facción más eurófoba del Partido Conservador de Theresa May, Jacob Rees-Moog, ha hecho saltar este viernes todas las alarmas en Bruselas. La amenaza llegaba justo en el momento en que los Veintisiete han empezado a debatir cómo responder a la nueva prórroga hasta el 30 de junio en el brexit que ha solicitado por carta la primera ministra británica. La salida está fijada ahora para el 12 de abril, en apenas una semana.

En su misiva, May no presenta ningún plan claro para justificar su petición de más tiempo, tal y como le habían reclamado los líderes europeos. Se limita a explicar que ha iniciado un proceso de negociaciones con el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, con el fin de buscar una salida al laberinto del brexit. Si no hay acuerdo "pronto", pedirá a la Cámara de los Comunes que vote diferentes alternativas, con el compromiso de asumir el resultado si los laboristas también lo hacen. La carta de May "no responde" a las exigencias de la UE, se ha quejado el primer ministro holandés, Mark Rutte, que pide más aclaraciones antes de la cumbre del 10 de abril.

La solicitud de Londres ha chocado con el rechazo inmediato del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que incluso antes de recibir la misiva de May ha hecho ya una contraoferta a Londres: una prórroga "flexible" de un año (flextensión, en la jerga de la burbuja bruselense). Reino Unido podría marcharse de la UE antes de ese plazo si logra ratificar el Acuerdo de Retirada que May firmó con los líderes europeos en noviembre del año pasado, que en ningún caso va a renegociarse.

"Es una prórroga de un año flexible en el sentido de que cuando Reino Unido esté listo para irse, podrá hacerlo. Si están listos el 30 de junio, se van el 30 de junio. Eso es completamente compatible con la carta de May", alegan fuentes del gabinete de Tusk. "La intención es evitar encontrarnos de nuevo cada vez al borde del precipicio. No queremos tener que reunirnos cada dos semanas para decidir sobre otra prórroga. Esta solución daría algo de claridad y certidumbre durante un año", sostienen. La nueva fecha del brexit sería así el 12 de abril de 2020.

Esta solución obligará al Reino Unido a participar a las elecciones a la Eurocámara que se celebran entre el 23 y el 26 de mayo, casi tres años después del referéndum en el que ganó el brexit. En su carta, la primera ministra británica asegura que ha iniciado los preparativos para convocarlas, pero reconoce que todavía espera poder escapar de esta cita. "El Gobierno quiere acordar un calendario para la ratificación que permita a Reino Unido marcharse de la UE antes del 23 de mayo y cancelar así las elecciones al Parlamento Europeo", escribe May.

La flextensión propuesta por Tusk ha sido discutida por primera vez este viernes por los embajadores de los 27. "Aunque hay diferentes posiciones sobre la duración, muchos países está de acuerdo en dar a Reino Unido una prórroga larga si no hay más remedio", asegura un alto diplomático europeo. Es decir, los países de la UE quieren evitar al precio que sea un brexit salvaje el 12 de abril a medianoche. "Todos somos muy conscientes del coste de un no acuerdo", resalta el diplomático.

Un código de conducta para Londres

En este momento, Francia es el Estado miembro que mantiene una línea más dura. El presidente Emmanuel Macron ha dicho esta semana que la UE no puede convertirse en "rehén" del caos político británico. "Otra prórroga requiere que Reino Unido presente un plan con un respaldo político claro y creíble", ha dicho a The Guardian la ministra francesa de Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin, tras leer la carta de May. También el negociador de la UE, Michel Barnier, ha dicho este viernes a los embajadores que una prórroga larga "le inquieta" porque puede afectar al funcionamiento de la UE y a la supervivencia del propio pacto de divorcio.

El Gobierno de Pedro Sánchez -que en otras ocasiones se ha alineado con París en la línea más a dura contra Reino Unido- "quiere que haya un brexit ordenado con el menor daño posible para ciudadanos y economía". A España le preocupa una prórroga que dure más de un año porque podría crear una situación "insoportable" tanto para Londres como para la Unión Europea, según las fuentes consultadas. Y quiere imponer condiciones estrictas a los británicos para que no abusen de sus derechos durante el plazo extra. 

Las discusiones de los 27 de este viernes se han centrado precisamente en cómo evitar el problema Rees-Moog. Es decir, cómo garantizar que Reino Unido no bloquee el funcionamiento de la UE durante el próximo año para tratar de mejorar sus condiciones en el divorcio. Tras las elecciones de mayo, los 27 deben tomar decisiones clave como la renovación de los principales altos cargos o la aprobación del presupuesto plurianual para el periodo 2021-2027. Y en Bruselas temen que Londres intente recurrir al veto.

El problema es que desde el punto de vista legal "no hay margen de maniobra" para imponerle restricciones. Hasta el momento en que diga su adiós definitivo, Reino Unido sigue siendo miembro pleno de la UE con todos sus derechos y obligaciones intactos. "Es complicado garantizar que Londres durante este periodo en el que está en las instituciones no bloquee la toma de decisiones", señalan las fuentes consultadas.

"Para todos los que en la UE puedan estar tentados de prolongar todavía más la saga del brexit, sólo puedo decir: tened cuidado con lo que deseáis", ha tuiteado el negociador de la Eurocámara, Guy Verhofstadt, citando las palabras de Rees-Moog.

En su carta de este viernes, May promete a sus socios europeos que respetará el principio de "cooperación leal". Pero no hay ningún mecanismo jurídicamente vinculante para obligar al Gobierno británico a respetar este compromiso. Especialmente si la primera ministra cae y es sustituida por un líder más radical, como el ex ministro de Exteriores, Boris Johnson. Pese a ello, los Veintisiete trabajan en un "código de conducta" que exigirán a Londres a cambio de la prórroga, aunque sólo tenga valor político. No están dispuestos a conceder un "cheque en blanco".

La decisión final sobre la prórroga se adoptará en la cumbre de emergencia de líderes europeos convocada para el próximo miércoles 10 de abril a las 18:00 horas. Se requiere unanimidad de los 27 Estados miembros y el consentimiento de Reino Unido, por lo que Francia o cualquier otro país podrían hacer descarrilar el acuerdo. El ambiente en Bruselas es de "paciencia activa" y "prudente expectación": todavía esperan que el diálogo entre May y Corbyn dé algún resultado antes del Consejo Europeo.